Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 28 de enero de 2012

Nº 490. Soy un árbol.

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Ombú  N.García Uriburu

"Con la lucidez atroz del insomnio". Borges.

Sí, aunque te parezca mentira he llegado a esta conclusión luego de una larga vida. Te diré porqué, te explicaré como me comparo y como me siento.

Mis ramas, muy extendidas forman una copa, ahora ajada, rala. Las hojas perennes, no pertenecen a la categoría de caducas, son ahora amarillentas, frágiles, con independencia de la estación reinante. A ellas las llamo estaciones silenciadas porque observo a la naturaleza cada vez más castigada, disminuída, encerrándose en mutismos, coartada su expresión por culpa nuestra.. Mis escasas flores no atraen a las aves ni a los insectos ya que el polen es incapaz de fertilizar. Sí me atraviesa raudamente un amistoso picaflor. Nadie anida entre mis ramas, incapaces de proteger con su ralo aspecto intentos de anidar y procrear. El sol se ensaña con mi castigado follaje, haciéndome sufrir como también lo hace el frío intenso. La brisa me alivia, me da placer. Lluvia, viento, temporales aumentan sufrimientos y daños.. Me encanta mirar al cielo, a él dirijo mis ramas. Disfruto de su color, de sus tormentas. De todas las nubes que lo pueblan o cubren. Si pudiera, de no estar tan arraigado sería un nefelibata. Entre ellas gozaría en mayor medida del sol, la luna, las estrellas. La brisa, el canto de las aves, el sonido de la naturaleza, mi música. Igual he extendido generosamente mis ramas durante mi vida para proteger a los míos, para intentar proteger a los demás.

Los insectos si me recorren, anidan, me carcomen. Adivino a mas de un gusano avieso aguardando su oportunidad. Mi corteza es altamente vulnerable y cualquier intento de grabar en ella algo, hace manar una resina roja, la imagino futuro ámbar como legado. Mis raíces profundas, bien adentradas en la tierra me sostuvieron con firmeza, aún en las peores tempestades que me azotaron. Amo, amé con respeto  a la tierra que me permitió arraigar. Ellas no solo me nutrieron ayudando a mi crecimiento y desarrollo sino que supieron trasmitir sabiduría, conducta, rectitud, honradez.. Pero ya no tienen la antigua fuerza. Oscilo, me apoyo en mi interioridad para mantenerme modestamente erguido. Se caeré en cualquier momento. Cuando ello suceda, algún hábil leñador me trozará en pedazos útiles. Serán fuego, papel, muebles ... Tengo la secreta esperanza que un avezado artesano construya con mi madera una caja cofre. Que ella contenga mis recuerdos, mi vida. En un rincón mi corazón aunque de cometer la imprudencia de evocar a mi amor por ella se agrandará, no tendrá espacio ni cabida en la caja. En su fondo una vez vaciada se encontrarán dos frases, cuatro palabras:

Fui árbol.

Fui persona..

Chau y hasta la próxima.

miércoles, 25 de enero de 2012

Nº 489. Franklin Delano Roosevelt.

 

225px-FDR_in_1933 Llamará al lector la atención que invoque a una personalidad norteamericana, presidente tres veces. Hoy las leyes de ese país no permiten mas de dos reelecciones seguidas.. Fué una de las grandes figuras de la 2º guerra mundial junto con W.Churchill, José Stalin y en menor medida  Charles De Gaulle. Vino a la Argentina antes de estallar el conflicto, transportado en un buque de guerra y siendo presidente de su país. Recuerdo perfectamente esa visita,como en su momento conté la de G. Vargas. Otras importantes figuras del poder norteamericano nos visitaron durante el siglo XX . El Gral D. Eisenhower, comandante en jefe de las fuerzas aliadas que desembarcaron en Normandía, el histórico día D, también estuvo de visita, pero Roosevelt fué un político que sacó a su país de la recesión más despiadada, consecuencia del crack bursátil de 1929, con su programa llamado New Deal. Lo sorprendió el ataque japonés a Pearl Harbour un 7 de diciembre de 1941, y la consiguiente declaración de guerra lo llevó a involucrar a su país en los acontecimientos bélicos europeos. Volviendo a su visita veo las escuadrillas de aviones de caza argentinos, biplanos volando en su honor, atravesando el cielo rectangular de mi casa natal. El paseó en carroza tirada por caballos acompañado por el presidente argentino de turno. A su muerte, en plena guerra lo sucedió su vice Harry Truman, el que ordenó el ataque atómico de Hiroshima y Nagasaki. He visto en un museo en Washington al Enola Gay, superfortaleza volante que  arrojó la primera bomba atómica.

Para adentrarse en la personalidad de Roosevelt es recomendable leer de su hijo un libro que lo describe perfectamente en especial en los días de guerra y las decisiones que debía tomar. El texto se llama Así lo veía mi padre.

Roosevelt nació en Nueva York el 30 de enero de 1882 y murió el 12 de abril de 1945. Su estatua de bronce está en el parque 3 de Febrero, obra del escultor Fioravanti, inaugurada el 4 de julio de 1958.

 

Nicolás Repetto.

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Tuve la oportunidad de conocerlo en un fermentario socialista. Como su nombre lo indica el fermentario era eso. El fermento de ideas que se le brindaban a la juventud. Ejemplos que luego fermentarían en el pensamiento y actitudes de generaciones de recambio. El partido socialista tenía locales en los barrios y en ellos los jóvenes se reunían para escuchar a estos hombres, orgullo del partido por su trayectoria, su honradez política. Ejemplo a imitar y  seguir. Una clase política que hoy escasea. Ese domingo por la mañana estábamos reunidos en el salón de un local del barrio de Belgrano, nos preparábamos llenos de expectativas a escuchar a Nicolás Repetto. Apareció con aspecto profesoral, calzaba lentes sin patillas, prendidos de la nariz. Le producía  un pliegue en la piel que se le perdía en la frente. No puedo contar de que manera nos habló y menos del contenido de su disertación. Cual el tema. Ateo recalcitrante coincidía el local con una iglesia cercana. Comenzaron a repicar las campanas llamando a misa y él mirándonos nos dijo más o menos así "hasta con las campanas molestan", sacando así a relucir su reconocido anticlericalismo.

Nacido en 1871 muró en 1965, este médico cirujano fué uno de los fundadores de partido socialista. Con Américo Ghioldi creó La Vanguardia,órgano oficial del partido. Durante muchos años en períodos constitucionales fué diputado nacional. Integró la formula  presidencial con Lisandro de la Torre  derrotada en la década del 30 por el fraude conservador. Con la revolución libertadora del 55 fué miembro de la Junta Consultiva Nacional, órgano formado por representantes de algunos partidos políticos, excluído el proscripto partido peronista, que asesoraba al gobierno revolucionario. Como en 1949 Perón hizo reformar la constitución de 1853 para posibilitarse la reelección, el nuevo gobierno convocó a una constituyente . Sesionó en Santa Fe en 1957, En ella participó Repetto y el resultado con pequeños retoques fué el regreso a la vieja constitución  y la supresión de la peronista del 49.

Chau y hasta la próxima.

lunes, 23 de enero de 2012

Extra nº 44. Ufa. Basura.

 

Imagen 003 Pintura, Norberto Baldonedo 2011.

La palabra entraña una condición, ser un desecho , mas si la aplicáramos a nuestra realidad cotidiana y la utilizáramos  calificativamente, ella podría abarcar o englobar visiones discutibles y polémicas. Metafóricamente o en forma objetiva puede anidar en su interior, o en su exterior, lo que llamamos hedor. He leído un muy buen ensayo filosófico cuyo autor firma con el seudónimo Eolo titulado Cartografía del hedor donde lo ubica, según interpreto en distintos estancos en pugna. Hedor emanado de un sector, digamos los pobres, en lucha como hoy se manifiesta en el mundo con el 1% explotador sin freno. Ambos, cada uno para sí son la representación del hedor opuesto.. Por supuesto según óptica, posición ideológica, intereses, estilo y sentido de vida, creencias, el análisis que hagamos y manifestemos agrupará  los hechos y sus experiencias de uno u otro lado, acompañado del obvio malestar. Yo mencionaré algunos siempre agrupados en la basura. Ejemplo cierto tipo de arte.

Yves Klein con su desnaturalización  del objeto. Pietro Manzoni su arte consiste en firmarle el brazo a cada persona que se le cruza. Michael Creed prende y apaga la luz en una sala. Comenta M. Vargas Llosa sobre este arte. Todo puede ser puro gesto, embeleso, un espectáculo cayendo en la nadería. De esto se consume hasta el hartazgo.

En otro orden la aparición de nuevas fronteras, no las geográficas divisorias de países sino aquellas trazadas por los de las multinacionales para apoderarse y explotar los recursos naturales.

Las estaciones silenciosas o con otra sonoridad. Primavera, verano, otoño, invierno, los desastres ecológicos acallan a la naturaleza o la hacen explotar en terribles rugidos.

La realeza europea y sus gastos parasitarios.

La vida frívola y estúpida de consumismo en todas sus manifestaciones.

El uso irracional de gran parte de la tecnología disponible.

Las calificadoras de riesgos que manejan el mercado.

Los economistas y políticos  que les hacen el juego o se desgarran hipócritamente las vestiduras al ser aparentemente contradecidos por ellas.

La ambición desmedida. Las autoayudas con sus escribas.

Seguro de entrar en  un larguísimo etc donde, como lo expresé más arriba prevalecerá en la calificación y en la clasificación nuestro criterio individual.

En fin, quizá tengamos que concluir que basura con su hedor no solo nos destroza la vida, sino también lo hace con el planeta.

 

Chau y hasta la próxima.

sábado, 21 de enero de 2012

Nº 488. Quemando libros.

Farenheit 451Proyecto Farenheit  Teatro Nucleo

http://www.teatronucleo.org/principale/ita/pageframe.html

 

"No siempre los actos de barbarie son ejecutados por bárbaros"

Si hay algo que ha caracterizado a la barbarie humana desde el punto de vista de la civilización y la cultura es la quema de libros. Ese acto, registrado a través del tiempo, incitado u ordenado por la autoridad de turno, ejecutado por censores, esbirros, fanáticos. Farenheit 451 novelaba con precisión estas tragedias aludiendo a la temperatura en que arde el papel.. Habrá herederos involuntarios impulsados en actos defensivos, de seguridad, de miedo, sujetos a despiadadas represiones. Es cuando reina la opresión, la persecusión, la dictadura de cualquier género, aún la religiosa,y los que atesoran textos, libros, panfletos, en algún momento más de una se ven compelidos a quemar todo aquello que puede resultarle comprometedor. Con dolor, con urgencia lo hace y ve así esfumarse, convertirse en humo y cenizas, no  siempre de facil eliminación., Aquello que nutrió sus pensamientos, su creencia, su militancia, su fe. A veces la barbarie adquiere visos de ridículo.  Lo demostré en mi UFA 312 del 22 de mayo del 2012 llamado La cuba electrolítica. Texto quemado por los esbirros de la última dictadura argentina creyéndolo un manual subversivo por la palabra cuba, tratándose de un manual técnico.

A lo largo de mi juventud y hasta el regreso de la democracia en 1983, mi vida y la de mis compatriotas  transcurrió entre golpes de estado, estado de sitio, dictaduras y pequeñísimos oasis democráticos. Cada sacudón institucional nos impulsaba a la quema de libros y materiales comprometedores según la óptica del poder dominante. La experiencia más vívida de lo relatado sucedió un medio día en mi casa natal. Era el primer gobierno constitucional de Perón. En un acto de homenaje a Sarmiento detienen a los estudiantes presentes en la Facultad de Medicina, entre ellos mi hermano..Nos allanan policías de particular sin orden pero con contundentes amenazas  al tener de rehén a un miembro de la familia. Los sicarios quieren ver la biblioteca y cuanto libro y publicación había acumulado y almacenado. Sabían lo que buscaban, que llevarse y como construir imputaciones. Esa experiencia fué alertante y de allí en mas ningún papel supuestamente comprometedor sobrevivió a los tiempos tempestuosos. Por eso, no solo los censores o esbirros son quemadores de libros, de cultura. Con todo dolor también fuimos impulsados a quemar cultura. Acto muchísimo más cruel, deleznable, porque ellos sabían o intuían que nos obligaban a hacerlo.

Chau y hasta la próxima.

miércoles, 18 de enero de 2012

Nº 487. Mi barrio 2º y última parte.

Montañeses inundadoEl río llegando dentro de mi casa

Refiriéndome a algunos aspectos físicos del barrio recuerdo en particular a la calle Blandengues cuando le fué reemplazado el adoquinado y quitado el boulevard arbolado que estaba desde Monroe hasta la hoy Gral Paz, que aún no existía. A esta la ví hacer y con mi padre la recorrí en bicicleta hasta Liniers, sorteando obstáculos por la ejecución de su traza. Decía Blandengues era una avenida, desde Monroe a Udaondo bordeada del lado del hipódromo por un alambrado conteniendo una fila de eucaliptus. Más adentro, los restos de la antigua pista de arena, donde recuerdo haber visto correr automóviles. Aquellos abiertos, sin capota en forma de torpedo y ruedas de auxilio a los costados o atrás apiladas. Me contó mi padre que allá por el 28 o 29 , la casa la había inaugurado a fines del 27, hubo sobre el hipódromo una fiesta aérea con paracaidista incluido. Uno, italiano, erró el salto y cayó en la puerta de casa. Hay que tener en cuenta que Belgrano era uno de los lugares predilectos de los pioneros del aire. En la plaza Alberti funcionó una estación de globos. En Villa Ombúes, hoy embajada de Alemania, levantó vuelo el perdido Pampero. Volviendo a las carreras de automóviles una vez se largó en una noche de verano un gran premio. Sigo hablando de la década del 30, los autos pasaban  por Montañeses. Venían por Vértiz hasta el paso a nivel de La Pampa y de allí derecho al norte. Los vecinos, incluidos nosotros los chicos sentados en sillas y banquitos, cerca del cordón de la vereda, los veíamos pasar. Un corredor llamado Santos, (más tarde correría  la Buenos Aires Caracas), mecánico de automóviles y los camiones de la empresa de mi padre, lo hizo lentamente para saludarnos.Ya en la época de los grandes premios de los Galvez, Fangio, Marcilla, Marimón, etc, pasaban en plena carrera, velozmente lanzados por Figueroa Alcorta, Udaondo, Blandengues hacia el norte, piloteando sus famosas cupecitas.

Vuelvo a Blandengues y yo, de la mano de mi abuelo, fascinado por la aplanadora, pequeña locomotora a vapor que iba y venía alisando el asfalto con su enorme rodillo delantero y sus anchas ruedas traseras,su caldera alimentada con leña de quebracho.

Nombré repetidas veces al hipódromo. En él, o lo que quedaba, jugábamos, corríamos vacas. En la esquina de Congreso y Blandengues había un bello chalet de madera, importado de Europa, rematado con un mirador y una veleta. Esa casa fué sustituída por un hermoso chalet señorial que conservaba la misma veleta. Hoy allí existe una torre de departamentos. La casa pertenecía a la familia Cardinale y yo conocí a una señora que junto con otras tomaba el té en el mirador mientras veían las carreras de caballos. Donde hoy está el Tiro Federal había un terraplén y luego una laguna donde en alguna oportunidad vi tropas haciendo maniobras. Yendo hacia el río se encontraba el balneario de Nuñez, con su playa tranquilas, sus aguas no contaminadas, sus pajonales y juncales, su resaca en las bajantes que se recogían para los jardines. El peligro del canal cercano, trampa mortal para los no avisados o malos nadadores. Se llegaba pasando por debajo de un  negro puente ferroviario de escasa altura. Era atrapante esperar el paso de los trenes por encima de nuestras cabezas. Había un amarradero del club náutico Bouchard y de otros clubes. Algunas instalaciones de recreos. Frente a lo que luego fué el club River Plate, por Figueroa Alcorta, donde está más o menos la estación Shell había un rancho. Pero no era un rancho de villa, sino gauchesco, como los de Molina Campos, aljibe incluído. En  él se llegó a filmar una película cuyo actor era Fernando Ochoa, recitador y paisano famoso. En esa película se estrenó el tango Nostalgias. Con la finalización y habilitación de Figueroa Alcorta y la urbanización del barrio parque el rancho desapareció. Comenzaba la construcción del estadio y recuerdo cuando se colocó la piedra fundamental. Asistí a su inauguración en 1938, con un partido jugado contra Peñarol de Montevideo. El estadio, al estar incompleto por la ausencia de la tribuna que da al río, durante muchos años se lo llamó la herradura monumental. Se tenía una amplia visión del río, del paso de los trenes y de la quema en el basural que continuaba allí rellenando desniveles. Cuando la brisa soplaba de ese lado nos envolvía con su hediondo humo. Toda esa zona, donde se encuentra el monumento a Güemes por un lado y a los caídos de la policía por el otro, hasta la calle La Pampa, estaba ocupado por un rosario de canchas de fútbol y quintas de verdura,muy por debajo del nivel de la avenida. A poco de  inaugurada la cancha se hizo una carrera de automóviles Fiat topolino  que hacía su presentación en el país. Les ponían un tanquecito especial con un litro de nafta y daban vueltas  por Figueroa Alcorta, Udanondo, Blandengues y Lidoro Quinteros, Quien recorría mayor distancia se llevaba el auto de regalo. Los conducían artistas del momento.

Vecino al club se edificó en Tiro Federal Argentino, sustituyendo así  al viejo edificio situado en los bosques de Palermo, por la zona de Dorrego. Era el antiguo una construcción marrón oscura estilo fortaleza con sus almenares y allí llegaba el colectivo que mencioné  y que  también iba al Tiro Suizo, situado en el Bajo Belgrano. River Plate le produjo al barrio un cambio notable cualitativa y cuantitativamente. Hubo un nuevo trazado de sus alrededores y Blandengues, antes o después sufrió nuevas modificaciones. A la altura de Udaondo se emplazó una rotonda donde hoy está el monumento al 4º centenario de la fundación de Bs.Aires, que obligaba al tránsito  a bordearla. A poco de inaugurada en una noche de verano un automóvil descapotable circulando a buena velocidad se la llevó por delante, volcó y se mataron varios de sus ocupantes. Inmediatamente se recubrió su cordón perimetral y de las plazoletas vecinas con un sobre cordón metálico con luz en su interior, tornándose de noche en perfectamente visible. Donde luego se edificó Geniol hoy escuelas Ort, en ese baldío había una gran silueta de un cocinero que en su mano sostenía una lata de aceite.

Concurríamos a una escuela, la Remedios Escalada de San Martín, sita en Blandengues y Guanacache, en ese tiempo mixta, pero algún funcionario trasnochado limitó la convivencia de niños y niñas, y los últimos años tuvimos que pasar a una escuela de varones, en nuestro caso a la Casto Munita, frente a la rotonda. El edificio de nuestra primera escuela  era la adaptación de un stud tan abundantes en el bajo Belgrano por la proximidad del hipódromo y el Argentino de Palermo. Era corriente ver pasar los pura sangre con sus mantas, paseados por los peones por las calles aledañas. Todo el ambiente de la zona además de fabril era burrera. La escuela aún existe, aunque fué edificada nuevamente y de aquellos tiempos conserva placas, bustos recordatorios y su bella campana que nos llamaba a recreo o nos anunciaba la salida. Cuando en un aniversario, ya viejo, concurrí a los festejos, el director me permitió tañirla, sonido que me llenó de emoción y recuerdos. Reemplazada  por el timbre, allí permanece colgada en su nuevo emplazamiento. Esa escuela tenía la forma de U  con dos entradas por Blandengues. La principal sobre Guanacache y la otra cerca de Monroe. Todas sus aulas, salones, secretarías, dirección, cocina, baños estaban en lugares que fueran boxes y dependencias para los caballos. Por una escalera se accedía a una construcción vivienda del portero. Una galería con patio y jardín central con el mástil para la bandera y un monumento recordatorio de doña Remedios Escalada, patrona de la escuela.

Naturalmente el barrio fué cambiando transformándose con otros sonidos, olores, colores, costumbres, gentes. El progreso hizo del viejo hipódromo nacional el Barrio Parque Gral Belgrano, mal llamado barrio River. Avenidas, pavimentos. Los aviones ocuparon un cielo surcado por aves, mangas de langostas, algún raro aeroplano portador de publicidad, autogiros llevando en su cola letreros o un tubo gigante de Geniol, porque los analgésicos se vendían en tubos. Algún globo y una vez esa maravilla llamada Graf Zepelín. Lo estoy viendo desde la terraza de mi casa cruzar bajito sobre los techos de las casas, sobre alguna chimenea de una fábrica, sobre el gasómetro, majestuoso, lento, plateado, silencioso a la distancia. Mis ojos infantiles deslumbrados se posaron  en unos signos pintados en su cola -timón. Rojo, un disco blanco y la svástica en negro. Quien imaginaría al verlos lo que  significarían pocos años después, emblema de una terrible tragedia en ciernes, la 2º guerra mundial.

Ese mismo rectángulo de cielo, enmarcado por las paredes del bello jardín de la casa, dibujados sobre el verde de las copas de los árboles, fué atravesado por escuadrillas que rendían honores al presidente Roosevelt, a Getulio Vargas, a la muerte de José F. Uriburu. O aquellos aviones que escribían en el cielo con humo o tiraban papelitos que los chicos deseábamos cayeran en nuestras manos. Descendían parpadeando reflejos, al principio agrupados para luego ir dispersándose impulsados por la brisa. Las máquinas voladoras no hacían en ese tiempo sus primeros pininos volando, pero sí eran causa de curiosidad y asombro. Hoy estamos habituados  a verlos volar sin conmovernos en lo más mínimo, viajamos en ellos. A veces  nos molestan como los helicópteros policiales que con su misión de vigilancia se clavan en el aire a la salida de los partidos de fútbol, hiriendo nuestros oídos con el ruido de sus aspas. Descendientes del autogiro inventado por el ingeniero español La Cierva. Nombré en algún momento a las mangas de langostas, con sus alas transparentes, posándose en nuestros árboles frutales y las plantas devorándose todo con rapidez asombrosa. Las atrapábamos a manotazos, llenábamos nuestros bolsillos con ellas, asustábamos a las nenas, les arrancábamos las patas posteriores. Con las horas esos bolsillos llenos de langostas se transformaban en un trapo asqueroso de color verde húmedo. Recuerdo haber visto a los quinteros de Belgrano y Saavedra haciendo ruido golpeando inútilmente latas para espantarlas. Ese cielo se oscureció una vez, se tornó gris sucio y una especie de neblina envolvió la ciudad, Eran las cenizas de un lejano volcán, como ha sucedido ahora pero con muchísima intensidad. Fué un  11 de abril de1932 del volcán chileno Quizapú perteneciente al grupo el Descabezado, cerca de Mendoza.Se barría  con escobillón el polvo y se lo juntaba para ser usado en la limpieza de cacerolas y demás utensilios. Extraño pul-oil caído del cielo curiosamente nacido de las entrañas de la tierra.

La perspectiva que nuestros ojos abarcaban en la ciudad algo chata nos permitía visualizar desde una terraza era amplia, donde fecuentemente subíamos a remontar en temporada de barriletes, porque ellos aparecían poblando los cielos en tiempos simultáneos con la primavera, más allá de alguno solitario que se atrevía a volar en soledad en cualquier tiempo, sin ese acompañamiento numeroso, obra de chicos y más chicos poseídos por el afán de remontarlos, rivalizar en belleza, tamaño, modelo, largo de flecos, colores, majestuosidad. Algunos pillos ataban hojitas de afeitar en la cola con la intención de cortar hilos y derribarlos. El barrilete fué siempre un juguete mágico. Construirlos, darle la forma deseada, tarascas, bombas, estrellas...

Remontarlos, enviarles cartas, hacerlos saludar, dominar sus coleadas, era un adorno del espacio que los chicos y no tan chicos prendían cual escarapela en el pecho celeste del cielo..

Pero decía del paisaje visible desde relativa poca altura donde las siluetas edilicias recortaban sus perfiles, algunos más prominentes  que otros, hoy imposible de divisarlos sumergidos entre tanta torre moderna. Desde mi casa veía la cúpula de la redonda, esa iglesia de la Inmaculada Concepción que cuando la construían llamara la atención de Sarmiento en una de sus pasadas por Belgrano. Se escuchaban sus campanadas. Pero en el horizonte se destacaba el gasómetro, situado en Arribeños entre Monroe y Blanco Encalada, con más precisión entre el Pasaje Munich y B.Encalada, Su estructura conteniendo al tanque plateado era una figura destacada del paisaje barrial. Días que el tanque estaba bien alto, días cuando estaba muy bajo, con poco gas. Porque el gasómetro no era un tanque fijo sino flotante, sobre el mismo gas con rieles y ruedas apoyadas en la estructura de contención. Estoy hablando del gas proveniente del carbón de piedra, de la hulla y no del gas natural que consumimos actualmente. El carbón llegaba principalmente de Inglaterra, dueña de la Compañía Primitiva de Gas, cuyo servicio abarcaba la ciudad. Tenían unos vehículos color rojo y sus técnicos circulaban en unas motocicletas con  sidecar.

He contado, más bien dado gruesas pinceladas sobre la vida, fisonomía, hábitos de la época e insinué que mi visión provenía de un tipo de vida y de condición social desvinculada en parte de la realidad circundante. Salpicada de fábricas, algunas de ellas en su tiempo famosas, como la de las zapatillas Langosta, cuyo cartel luminoso veíamos de noche desde casa y consistía en una madre que le pegaba en las nalgas con una zapatilla y le dejaba la marca impresa la marca Langosta. O como dije la de Campomar en la manzana de Blandengues, Olazabal, Montañeses y Blanco Encalada. Su proveduría es hoy el Instituto Cardiovascular, y donde estaba la fábrica hoy funciona el Instituto Fleni además de importantes casas de departamentos. Las fábricas tenían altas y hermosas chimeneas de ladrillos rematadas con un pararrayos que en las noches de tormenta nos mostraban sus juegos eléctricos caídos del cielo. Como dije las fábricas condicionaban la vida del barrio. Existía de ellas toda una dependencia social y económica. Imponían ritmos, horarios, costumbres. El transitar murmurado, a veces con palabras de acento extranjero, de obreros que iban y venían, muchos de ellos vestidos  con guardapolvos grises. Con independencia de nuestra  condición  los chicos concurríamos a escuelas públicas, donde sin ningún tipo de diferencias o privilegios confraternizábamos y aprendíamos con ese maravilloso sistema educativo que cimentó la ley 1420. Nuestros guardapolvos blancos adornados los varones con un poético moño azul y las nenas cual mariposa blanca o celeste posada sobre sus cabezas, un moño de organdí, obligatorio para las fiestas patrias, acentuaba esa igualdad impidiendo que la ropa nos diferenciara. Ya que me refiero a la escuela diré que una mañana otoñal y gris de 1940, antes de ir al colegio me dirigí a una panadería de Congreso y Montañeses, pero no pude llegar. Una onda de agua marrón avanzaba rápidamente por Montañeses. La famosa crecida, una de las más importantes del siglo XX. Claro que el río como ya lo conté estaba más cerca que hoy, pero doy algunos datos ilustrativos.  Barrio Parque tenía una sola casa, además creo de la Iglesia  Santiago Apóstol, casa  que en las fotos de la época aparecía como plantada en el medio del agua. La única calle asfaltada era Quinteros con su actual boulevard. La traza definitiva del barrio y su pavimentación fué hecha en los tiempos de los primeros juegos deportivos panamericanos, alrededor del 50 y pico. Volviendo al agua, en Quesada y Blandengues llegó a dos metros de altura. El río llegó hasta la calle Arribeños. En mi casa de Montañeses veíamos pasar flotando objetos y cosas que toda indundación arrastra. Es un recuerdo indeleble de un azote natural.

CONCLUSIÓN. ¿qué mas?.  Yo podría seguir largo rato contando hechos, historias de esos hechos, anécdotas. Podría repasar cuadra por cuadra. Llevo 83 años  aquí. Retroceder en el tiempo hasta que mis recuerdos se agoten, y  como nací en el 28 puedo retroceder bastante, por ese largo camino que recorrí en el siglo XX . Sumar personas, lugares , detalles. Eso sí, sin darles el menor sentido histórico. No ha sido mi propósito encarar el relato por ahí. Si se pretende historia, documentación, información basta recurrir a la bibliografía disponible, en especial el Buenos Aires nos cuenta, y las específicas referidas al Bajo Belgrano,nº 11 y 12. En ellas encontrarán fundamentación, ilustraciones, trabajo serio y porqué no bastante nostálgico. Esto, avispado lector, tiene otro sentido. Lo cuenta, no un investigador minucioso sino un testigo, quizá algo privilegiado por la infancia que le tocó en suerte y por poder recordarlo sin grandes baches o lagunas que azotan las mentes de muchos ancianos.  Hubiera sido difícil, no teniendo la habilidad suficiente, buen manejo de la pluma y en pocas páginas traducir el clima, el ambiente de esos tiempos. El sonido de las bandadas de teros, el canto de las urracas, el ladrido de los perros, las serenatas ocasionales de algún enamorado, o el sonido de algún bandoneón. El olor a bosta en las calles. Como eran los días, como comíamos, vestíamos, nuestros juegos. Los programas de radio, como eran esos aparatos , como evolucionaron, etc,etc. Pero esto, con matices sucedía en todos los barrios y desvirtuaría el objetivo primordial de contar lo que quise contar. Y eso, palabras más, palabras menos, ya lo conté.

Chau y hasta la próxima.

sábado, 14 de enero de 2012

Nº 486.. Mi barrio. 1º parte.

Quiero contarles algunas cosas sobre el barrio donde nací. La primer pregunta que me hago es a quién le importará. Si me atengo a la posible respuesta diré aquí termino. Sin embargo, a pesar de las dudas voy a comenzar por el simple placer que experimento al hacerlo. Aclaro no seré riguroso con el orden. Deseo atenerme a aquello que mi memoria y mi corazón me dicten aún con traiciones, errores  o confusiones de tiempo.

A qué barrio me voy a referir, a una parte de Belgrano y su bajo, en un área base el viejo hipódromo nacional, hoy Barrio Parque Gral Belgrano. El bajo antiguo barrio de las latas, hoy  Nuevo  Belgrano, llamado así en aquél tiempo por sus precarias viviendas hechas mayoritariamente de latas, con calles de tierra. O desde las vías del Belgrano C hasta el río, aunque incursionaré porque los recuerdos me llevarán a ello , por otras zonas.

Y comienzo contando que nací un 6 de abril de 1928 en la calle Montañeses entre Nahuel Huapí y Guanacache, hoy Manuel Ugarte y Roosevelt. Mi casa y la del vecino, socio de mi padre eran dos chalets estilo tudor espléndidas en todo sentido.

Las calles llevaban y llevan todavía nombres evocativos de los regimientos de la época de la colonia española, las invasiones inglesas y la guerra de la independencia. Arribeños, Montañeses, Blandengues(luego bautizada J.F. Uriburu, San Martín) Ahora Av del Libertador., Miñones, Migueletes, Húsares, Artilleros, Dragones, Cazadores, a medida que nos dirigimos al bajo. No aseguro el orden, no lo he verificado. A todas las conocí adoquinadas, sabia manera de hacerlas. Con el posterior asfaltado , la desaparición de los baldíos, jardines y menos espacios verdes se fué suprimiendo o recortando la capacidad de absorción del suelo durante las lluvias, agravando así las causas de los anegamientos. Toda reparación simple. Contrapiso de arena apisonada, barreta para levantar los adoquines, en especial donde había vías de tranvía y los adoquines se movían tornando el suelo desparejo, con baches que comparados con los actuales eran hoyos para jugar a la bolita. Aunque no formaban parte de este barrio que evoco, también conocí los adoquines de madera. Santa Fe estaba adoquinada así en su totalidad. Se producía un rodar silencioso, mientras que los de piedra generaban bastante ruido. Pensemos en la cantidad de carros circulantes con llantas metálicas, aunque algunos las tenían de goma..Carros de lechero, panadero, mateos. Veo los grandes carros arrastrados  por caballos percherones, de a dos o cuatro más otro solo delantero llamado cadenero, haciendo la fuerza del arranque. Anchas patas, vasos herrados casi cubiertos de pelo, sacando chispas en sus marchas. Ruidos de la ciudad que lógicamente han desaparecido, me parece aún oirlos. Los sonidos, los ruidos, los olores se corresponden a cada época. Diferentes las voces, los pregones de todo tipo. Según el viento si era del río oíamos al tren Central Córdoba, hoy el Belgrano, de trocha angosta, y también por momentos nos llegaban las sirenas de los barcos, prevaleciendo las chatas y los areneros que navegaban más cerca de la costa que ahora, por la construcción del Canal Mitre y porque el río llegaba hasta el murallón de ladrillos que aún puede verse pegado a las vías,(No existía la Ciudad Universitaria ni el aeroparque) donde nos sentabamos con los pies colgando hacia el agua para pescar mojarras y bagres con cañas elementales, mientras a nuestras espaldas pasaban los trenes, coches motor plateados o los cargueros , los de larga distancia arrastrados por esas maravillosas locomotoras a vapor.Cuando la brisa era del lado opuesto, oíamos al eléctrico del Central Argentino, hoy Mitre. Estos sonidos diferenciados nos permitían pronosticar el tiempo. Llovería si provenía del este o despejaría si era del oeste. El aeroparque no existía y los aviones no perturbaban ni importunaban con sus ruidosos motores. Ni los goles ni la música de los festivales generados en un estadio aún no construído. Cantaban las aves, el tránsito modesto y nada perturbador. Sonaban las sirenas de las fábricas Campomar, las curtiembres, los lavaderos,la de sombreros Dominoni.Ellas marcaban los momentos del día.A su ritmo los obreros iban y venía en marcha rumorosa.No faltaban los cantos de los gallos, de las urracas, benteveos, horneros, cardenales, arrullos de palomas, las bandadas de teros. El chispido de un pajarito que llamábamos ratona.,más el canto de las aves en cautiverio, abundantes en jaulas, jaulones en los patios de las casas, ventanas y balcones. Más los ladridos de los perros.Otra la flora y la fauna. Disponíamos de espacios, baldíos, calles para jugar, andar, soñar, y hacer toda clase de travesuras., en especial tocar el timbre de las casas y salir corriendo.Como dije las calles eran adoquinadas y bien arboladas. Las casas en general bajas. . Fábricas emblemáticas y los clásicos comercios de barrio. Almacenes. panaderías, verdulerías, carnicerías. Estos negocios tenía particularidades que hoy no se encuentran. Desde su aspecto físico hasta su contenido y modalidades de venta. No existían los supermercados pero sí cadenas de almacenes como la GDA Grandes despensas argentinas, vinerías como La Superiora, carnicerías llamadas La Negra. Los negocios no eran tantos y estaban bien distribuidos. Por ejemplo las farmacia tenían por ley una distancia determinada entre una y otra para no competir en cercanía. No exisistía una sobreoferta de negocios como kioscos, panaderías, bares y locales de moda, que pululan en la ciudad, en el barrio y han transformado calles como la del Libertador en áreas comerciales desplazando al uso familiar. Por supuesto se vivía de otra manera mucho más tranquila sin las violencias, las inseguridades actuales.Salir a la vereda, charlar con el vecino, o sencillamente ver pasar a la gente o a los rodados que circulaban, era un hábito normal. Todos se conocían como sucede hoy en muchos pueblos del interior.En los almacenes se compraba suelto y lo adquirido se lo envolvía en el clásico papel de almacén, rematado por dos orejitas. Así como nombré a los carros recuerdo unos camiones con ruedas de goma maciza con trasmisión a cadena.Nosotros en el barrio teníamos un buen servicio de transporte público comparativamente superior al actual, con muchos menos habitantes. Me estoy refiriendo a las décadas del 30 y 40 porque la vigencia de la Corporación de Transportes produjo un serio deterioro en los servicios.Además del tranvía por Blandengues que terminaba en Monroe circulaban las líneas de colectivos 1 de estación Rivdavia a Plaza de Mayo pasando por Cabildo y Juramento, Chacarita.El 21 después omnibus de Rivadavia a Liniers. El 3 de Rivadavia al Congreso. El 29 de Olivos a Plaza de Mayo.El ómnibus 15 de Rivadavia a Pompeya, el ómnibus 67 de Tigre a Constitución. Además circulaba un colectivo sin número, con una cruz en su lugar que iba al Tiro Suizo, sin contar con los tranvías que pasaban por calles aledañas, la cantidad de ómnibus ,colectivos y tranvías que pasaban por Barrancas de Belgrano y el excelente servicio de trenes eléctricos,  como el de la ilustración.En algunas esquinas  la de Congreso y Blandengues, o Guanacache y Blandengues, mas en algunas del bajo, había unos puentes giratorios que en caso de anegamientos por lluvias o inundaciones, en forma manual se los unía para poder cruzar.También podían encontrarse en las veredas unas argollas para atar los caballos. El alumbrado era muy simple,colgante un farol a media cuadra y otro en cada esquina. Se los encendía al atardecer y se los apagaba a la salida del sol. Lo hacían unos empleados municipales vestidos de gris que recorrían las cuadras abriendo y cerrando unas tapitas metálicas que ocultaban la llave. Tarea silenciosa marcada por el golpe metálico de la tapa al cerrarla. En amaneceres de desvelos los identificaba por ese golpe seco que oía desde mi cama. En las evocaciones sobre la ciudad, rara vez he visto menciones sobre estos encendedores y apagadores de luz, en alguna forma descendientes de aquellos faroleros de la iluminación a gas o anteriores del período colonial. Ellos, como la gente de distintos oficios, vendedores ambulantes, etc, eran muy comunes en esa época.El tachero pregonaba la reparación de cacerolas y demás enseres a soldar- El lañador, reparador de loza y porcelanas. El afilador con aquellas ruedas de madera empujadas a mano, verdaderas máquinas de afilar, anunciándose con su clásica flauta.El barquillero llamándonos con el sonido de un triángulo y en su mágica ruleta los chicos jugábamos a sacarnos más barquillos con un golpe de suerte. El manisero  soplando su corneta de bronce, con una locomotora y una variada oferta de manzanitas, pochoclos y maníes, otros con un horno chimenea colgada a sus espaldas entregándonos un cucurucho de papel de diario. El pirulinero se hacía notar con su silbato y ocasionales organilleros con su misterio encarnado en una cotorra aventurando nuestro futuro y nuestra suerte en aureola de música machacona, algo monocorde. El heladero en triciclo o carrito manual, los más populares el Laponia de Saint o el Smak de Noel. El panadero en general con carro y caballo, otros en triciclo. Algunos respondían a grandes firmas como una llamadaTanoira. El lechero , estaban los que la vendían suelta, más barata y otras firmas muy conocidas como La Martona, Santa Brígida, La Vascongada, Estancias Tatay, que repartían lácteos y derivados a domicilio. El lechero tenía un caballo amaestrado y hacía su recorrido arrancando y parando a la voz de su amo, quien medía la leche con un jarro metálico que sacaba de los tarros.El tren la traía de las afueras de la capital y en Belgrano cerca del mediodía  paraba en un playón o patio de lecheros que existía lindero a la vía principal entre Olazabal y Mendoza, hoy baldío y promesa de espacio verde. Se podría afirmar que cada actividad o necesidad tenía su exponente callejero. Vendedores de ajos, gallinas, pavos, pescados, chinelas,leche recién ordeñada, el turco  con su mercería al hombro, vajillas, canastos, sillas y demás en los carros de los mimbreros, vendedores de escobas y plumeros, trapos de piso, verduleros, fruteros, hieleros para las heladeras de hielo, casi no existían las eléctricas o para hacer los helados caseros en unas máquinas a manija en forma de barril. Más los servicios, barrenderos, basureros en carros de madera tirados por caballos. Cobradores de la luz, gas, teléfono, cuentas varias. Deshollinadores en bicicleta o motos, vestidos de frac y galera, elegantes personajes del tizne y el hollín, con halo de misterio y proeza al imaginarlos en aquellas altísmimas chimeneas.El cloaquero o desinfectador que por un abono, aparecía en las casas con un balde de bronce y todos los elementos necesarios para desinfectar sumideros, baños, desengrasar los depósitos de las piletas de las cocinas.Y los canillitas bautizados así por Florencio Sanchez. Canilla o canillita, los niños desnutridos de magros tobillos. De allí su nombre voceando por la mañana La Prensa, La Nación, El Mundo, un efímero El Sol entre otros, y  Crítica, La Razón, Noticias Gráficas por la tarde y noche en ediciones 4º,5º y 6º con tapas rosadas, blancas y verdecitas para distinguirlas. A esta pléyade de sevidores se agregaban los serenos, de recorrida nocturna y los vigilantes de la policía de a pie, a caballo o en bicicleta, que hacían sentir sus pitidos de ronda nocturnal o en automóviles Ford A azul oscuro. La tranquilidad y seguridad era tal que en la época que apareció la penicilina esta se daba cada 4 horas. Mi hermano y yo las inyectábamos y en un carnaval  tuvimos que dársela a una señora que vivía pegada al barrio de las latas. Vestidos de traje de verano  y corbata nos aventurábamos a pie de noche o madrugada a cumplir nuestra misión sin el menor temor. Jamás nos sucedió nada. El barrio tenía seguridad y tranquilidad. El cartero pasaba hasta dos veces por día a quien se sumaban los mensajeros entregando telegramas, encomiendas. El comercio de cualquier tipo hacía entregas a domicilio. Bazares, grandes tiendas, carniceros, almaceneros, como dije más panaderos, lecheros, carboneros con leña incluida, alimentos para aves de corral. Todo, absolutamente todo podía llegar a las casas. Soderos, repartidores de lavandina.Vinerías, queroseneros. Además existían las ferias municipales. Los puestos se instalaban en las calles en lugares y días fijos, en nuestro barrio en Blanco Encalada, después del entubamiento del arroyo Vega, cuyas obras recuerdo vagamente, entre Blandengues y Arribeños o 3 de febrero, no estoy seguro.Frutas, carnes,quesos pescados,verduras,pan,mercadería, ropas, golosina, bazar, menaje, limpieza,etc. Se instalaban temprano a la mañana, se cortaba el tránsito y se levantaban los puestos pasado el medio día. Si uno reflexiona y se atiene a esta descripción la vida en la ciudad, en los barrios era más tranquila, bastante facilitada. Claro que mis recuerdos nacen de la visión de un hijo de familia más que acomodada, insertada en un barrio más o menos modesto,predominantemente de trabajadores inmigrantes  volcados a grandes fábricas. Nosotros vivíamos en una bella casa con muy buen nivel de vida de manera que yo enmarco y sitúo mis sensaciones recuerdos desde una óptica diferente. Quizá veía así los servicios que conté como algo generalizado y normal, cuando en realidad en esas casas vecinas no se hacían los pedidos por teléfono, ni tendrían todos los días por la mañana botelllas de leche pasteurizada, o manteca o huevos, o La Prensa y el Mundo por la mañana y Crítica por la tarde. Los pedidos de las grandes tiendas, o el bazar Dumanjó que nos llevaba cajas de cápsulas de gas para hacer soda en unos sifones ingleses con malla metálica protectora marca Sparklets. Y no sigo relatando ni enumerando un listado de aparentes o posibles privilegios. Como dije no pertenecíamos a una clase alta,éramos descendientes de inmigrantes italianos en buena posición. Sin los hábitos o las ideas de esas clases. Por eso mi visión no está distorsionada sino que expresa una realidad diferente de quien hoy, vecino de aquella época, difiera totalmente en la apreciación de lo señalado.

Chau y hasta la próxima con la 2º parte.

miércoles, 11 de enero de 2012

Nº 485. Tropecé con Dios.

 

Geometricario

“La casualidad tiene su causa".

La noche vieja, la noche del 31 de diciembre, esperamos al 2012. La gente celebra acribillando al cielo con cohetes, fuegos artificiales de todo tipo. Festejar es agredir  para el solaz. Ruidos infernales acompañados casi en simultaneidad con destellos y luces de las formas más variadas. Difícil, casi imposible conciliar el sueño aún pasadas las 12. Sin embargo como adormilado,quizá bajo el influjo de un alcohol que hace rato no pruebo, me voy durmiendo aunque el ambiente festivo sigue acompañándome en mis supuestos y vanos intentos por dormir. Aparece un sueño y en él, en velocísimo viaje, sin personajes por acompañantes,pero de trayectoria parecida a la relatada en la Divina Comedia. Atravieso el Infierno, el Purgatorio. Llego al Cielo. Se ha hecho un gran silencio. Aparece una figura , un anciano con larga túnica blanca, barba y cabellos muy crecidos también blancos, blanquísimos. Su mirada trasluce enojo, ira. Creo reconocer a Dios, interpreto amoscado por lo que están haciendo allí abajo las criaturas de su creación. Ese gran silencio es interrumpido por el estallido de un cohete solitario. Despierto y pienso en la persona, la mano que frotó el fósforo, encendió la mecha, contempló la explosión. Me digo qué solo debe estar para irrumpir así en el medio de la noche, del silencio para expresar su pedido de auxilio, la necesidad de una compañía. Quizá no la tenga por eso, por la forma de manifestarse, de solicitar. Vaya uno a saber, no es el momento para reflexionar mucho ni filosofar. Por otra parte los sueños son parte de nuestra realidad. Se me ocurre una idea. Quizá no sea Dios con quien tropecé sino con el año que se iba. Siempre lo representamos como un anciano aunque con un reloj de arena en la mano. Tuve la inquietud de saber a donde irán a parar los años vencidos. Esos ancianos, cementerio no tienen. Estarán en algún lugar del espacio tiempo. Ahora, ya totalmente lúcido concluyo  o se me confundieron los sueños , o , mejor dicho, se me mezclaron los despertares.

Chau y hasta la próxima.

sábado, 7 de enero de 2012

Nº 484. Roberto M.Ortiz, Presidente de la República.

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Para mi generación un personaje fugaz. Englobado dentro de la "década infame" su presidencia abarcó algunas buenas intenciones y políticas fracasadas.Contra sus intenciones conspiraron su salud y la condición espúrea surgida de un mandato obtenido con un fraude escandaloso, la situación internacional con los nubarrones de la guerra mundial y su vicepresidente Ramón S Castillo, conservador recalcitrante caído más tarde ya como presidente a causa del golpe del 4 de junio de 1943 que le abriría las puertas a Perón y su justicialismo. Enumero estas causas pero al no ser un estudioso de la política ni un historiador, simplemente planteo algunas, ya que mi ignorancia me impide ver el fondo de la cuestión, analizarla y enriquecer el relato. Lo sucedió al Gral. Agustín P.Justo, de quien también me he referido en otro Ufa,  fraudulento presidente sucesor del Gral. José F. Uriburu, revolucionario derrocador de H.Irigoyen en 1930. Planeaba el presidente Ortiz volver a la democracia representativa pre revolución, abolir el fraude, permitir a la ciudadanía expresarse libremente. Las causas que he bosquejado mas otras para mí desconocidas le impidieron concretar ese plan en hechos y dejó el poder en manos de su vicepresidente Castillo,antítesis de su pensamiento político y`dispuesto a continuar con la llamada concordancia conservadora utilizando descaradamente el "fraude patriótico", al extremo que como se acercaba la renovación presidencial estaba armando su sucesión con Robustiano Patrón Costas, su delfín. Oligarca conspicuo, conservador recalcitrante, famoso por la explotación esclavista de sus obreros en los obrajes azucareros del norte argentino. La oposición enrolada en lo internacional en el antifascismo, mientras el poder se escudaba en un falso nacionalismo, la oposición digo, intentaba armar una fórmula donde radicales,socialistas, demócratas progresistas y otras fuerzas pretendían plasmar una especie de frente popular que había estado tan en boga en Europa en la década del 30. Uno de los factores desencadenantes de la suba del fascismo al poder, la guerra civil española y la 2 º guerra mundial. Forma fascista vista con simpatía por las potencias industriales, impidiendo así el ascenso de la clase obrera al poder, influída esta, en gran medida por el ejemplo de la revolución rusa.Potencias industriales agredidas luego por la serpiente nazi que ellos mismos incubaron. Cuando el bosquejo de frente comenzó a tener visos de realidad, sucedió el golpe del 4 de junio, liquidó la vieja concepción conservadora, aventó el peligro del frente y abrió todas las puertas al populismo.

¿Y como lo vi al presidente Ortiz?. Con la misma fugacidad aludida al principio. Estábamos en la cancha de River, en plateas estrenadas hacía poco tiempo, cuando por un costado de la pista apareció un automóvil negro, marca Packard, un modelo de lujo, descapotable y en él sentado el presidente. Vio todo el partido ubicado en plateas situadas enfrente de las nuestras, y al retirarse partió en su vehículo rodeando la cancha por la pista de atletismo, saludando a un público que lo silbaba sacándose y agitando su galera.

Roberto M.Ortiz nació un 24 de setiembre 1886. Murió un 15 de julio de 1942. Presidente entre 1938-42. Ministro de Obras Públicas del Presidente Alvear. Apoyó el golpe de 1930. Formó parte de la Concordancia constituída por el Partido Demócrata Nacional, UCR antipersonalistas,Socialista Independiente. Ministro de hacienda del -Gral Justo del 35 al 37. Elegido con fraude en la fórmula con Castillo. Envuelto en el escándalo de las tierras del Palomar, diabético y ciego renunció el 27 de junio de 1942 y murió pocos días después el 15 de julio.

Chau y hasta la próxima.

miércoles, 4 de enero de 2012

Nº 483. Para el día de reyes: Miseria y desilusión.

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© Volar, Martha Kearns, 1972

 

"No hay peor injusticia que la injusticia"

El pobre chico para la fecha ponía lo que tenía, lo que calzaba. No eran precisamente zapatos, al pie de un agujero que hacía de ventana. Morada-cueva donde solía cobijarse cuando no deambulaba por las calles, las estaciones. El resultado siempre el mismo, la decepción. Más de una vez ante la falta de qué poner, dejaba la huella de sus dos piecitos en el barro. Eso sí, siempre en el mismo sitio y siempre obtenía el mismo resultado. El sabía, se lo habían dicho que para ser merecedor de la consabida visita, debía demostrar una muy buena conducta. Pero el no sabía si por instinto que era lo bueno y lo malo. Su vida callejera era lo que era. Algún manotazo, un arrebato . Inhalación de pegamento. Dejarse llevar a rincones oscuros o baños de estaciones por mayores que le pagaban actos viciosos. Nada de ello influía  en su inocente y salvaje conciencia. Sí muy desarrollado el instinto de supervivencia. Alguno de su pandilla le contó que los reyes magos eran los padres. Esa noticia lo sacudió hondamente, él no tenía padres. Al enterarse y convencerse decidió ignorar la fecha. Pasó la noche del 5 de enero y a la mañana siguiente encontró en el lugar de siempre encontró una nota:

"Niño rebelde y descreído. Durante todos estos años  te hemos visitado sin dejarte nada. Hoy vinimos con la misma intención, desilusionarte, sabedores  que no hay algo más triste que un niño triste. Pensarás que crueles somos. No es verdad. Cumplimos con nuestra misión, al ser parte de una maquinaria llamada injusticia. Muchísimos niños serán muy felices al encontrar los juguetes pedidos. Muchos otros de distintas religiones y culturas no saben que existimos. Demasiados que si creen en nosotros se llevarán tu misma decepción. Te explicamos, así , desde que el mundo es mundo reinó y reina la desigualdad, la injusticia, la miseria. Te ha tocado pertenecer a los condenados. Nosotros no podemos cambiar nada, solamente ser parte, una cara de la vida. Por eso querido niño hoy nos vamos desilusionados, porque tu actitud nos impidió cumplir en el tuyo y en demasiados casos esta parte, nuestra triste misión. Melchor, Gaspar y Baltasar ,Los tres Reyes Magos".

El niño miró el papel con curiosidad e indiferencia. Era analfabeto.

Chau y hasta la próxima.