Pintura, Norberto Baldonedo 2011.
La palabra entraña una condición, ser un desecho , mas si la aplicáramos a nuestra realidad cotidiana y la utilizáramos calificativamente, ella podría abarcar o englobar visiones discutibles y polémicas. Metafóricamente o en forma objetiva puede anidar en su interior, o en su exterior, lo que llamamos hedor. He leído un muy buen ensayo filosófico cuyo autor firma con el seudónimo Eolo titulado Cartografía del hedor donde lo ubica, según interpreto en distintos estancos en pugna. Hedor emanado de un sector, digamos los pobres, en lucha como hoy se manifiesta en el mundo con el 1% explotador sin freno. Ambos, cada uno para sí son la representación del hedor opuesto.. Por supuesto según óptica, posición ideológica, intereses, estilo y sentido de vida, creencias, el análisis que hagamos y manifestemos agrupará los hechos y sus experiencias de uno u otro lado, acompañado del obvio malestar. Yo mencionaré algunos siempre agrupados en la basura. Ejemplo cierto tipo de arte.
Yves Klein con su desnaturalización del objeto. Pietro Manzoni su arte consiste en firmarle el brazo a cada persona que se le cruza. Michael Creed prende y apaga la luz en una sala. Comenta M. Vargas Llosa sobre este arte. Todo puede ser puro gesto, embeleso, un espectáculo cayendo en la nadería. De esto se consume hasta el hartazgo.
En otro orden la aparición de nuevas fronteras, no las geográficas divisorias de países sino aquellas trazadas por los de las multinacionales para apoderarse y explotar los recursos naturales.
Las estaciones silenciosas o con otra sonoridad. Primavera, verano, otoño, invierno, los desastres ecológicos acallan a la naturaleza o la hacen explotar en terribles rugidos.
La realeza europea y sus gastos parasitarios.
La vida frívola y estúpida de consumismo en todas sus manifestaciones.
El uso irracional de gran parte de la tecnología disponible.
Las calificadoras de riesgos que manejan el mercado.
Los economistas y políticos que les hacen el juego o se desgarran hipócritamente las vestiduras al ser aparentemente contradecidos por ellas.
La ambición desmedida. Las autoayudas con sus escribas.
Seguro de entrar en un larguísimo etc donde, como lo expresé más arriba prevalecerá en la calificación y en la clasificación nuestro criterio individual.
En fin, quizá tengamos que concluir que basura con su hedor no solo nos destroza la vida, sino también lo hace con el planeta.
Chau y hasta la próxima.
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