(Breve relato de un intento fallido).
Comencé por tomar y desarrollar la idea de encontrar y utilizar tres pequeña palabras, sin saber tema y significado. Sí escritas en italiano para darles o despertar atractivo o curiosidad. Lo extraño fué el aliciente que ellas, mejor dicho las posibles tres palabras ignotas fueran representativas de aquello que aún no sabía. Me detuve en la pretensión de hallar un tema y las tres pequeñas palabras dieran la pauta de lo que quería decir, desarrollar o crear.
Le dí vueltas al asunto para arribar a la expresión indicada y adecuada. Mas no. Lo intenté todo, mejor dicho lo que pude. Resultó insuficiente. Qué podía decir a continuación de las tres pequeñas palabras. Imaginé términos variados. Ninguno inspirador. Invertí el método. Pensé pequeñas historias para luego adosarles título. Imposible dado que una fuerza interior, en este caso significaba un dique creativo. Aunque bien o mal, con resultados mediocres, variados, nunca encontré obstáculos para imaginar y contar. Esta vez no hubo forma de saltar esa valla. Condicionado por esa obsesión me encontré maniatado. Mi voluntad por hacerlo así se impuso esta vez. Aunque mi pluma se desliza, la modesta musa que me acompaña montada sobre mi hombro mira con despectiva sonrisa estas palabras, conceptos derivados de una directiva que no llega.
Mis tre píccole parole han quedado en menos que eso.. Son tres incógnitas, tres fantasmas etéreos que no dicen nada, no significan nada, pero si lo pienso bien han servido de pretexto para explicar una frustración, un intento fallido.
Después de todo, siendo nada, igual resultaron útiles.
Chau y hasta la próxima.
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