Escucharás asombrado, sorprendido por su origen.Vendrá de tu interior, del interior de todo aquello que forma el mundo, tu mundo. No entrarán en ninguna partitura conocida ni desconocida. Los pentagramas no fueron creados para ellos. Los símbolos representativos tampoco. Oirás gemir a una bacteria. El ruido de los glóbulos navegando en tu cuerpo. A tu sistema inmunológico agrupándose, aprestándose a tu defensa. No solo el conocido latido de tu corazón sino el de aquellas células y músculos que lo hacen funcionar.
Todo tu organismo será una expresión melódica o aterradora, según el momento, su condición, su estado. Un asombroso concierto. Oirás, cuando lo desees todas las voces de la naturaleza. Más allá del sonido de viento atravesando sus ramas, será el de su contenido. La circulación de su savia, el trabajo de su clorofila.
Superando el canto de las aves, percibirás en el corazoncito del ruiseñor el núcleo generador de tanta belleza, presto a recibir el pinchazo de la espina de la rosa. De ella su gemir por lo que está dispuesta a ejecutar. Hermosura y sustancia, manifestados en expresión desconocida.
Y quizá hasta tengas la fortuna de escuchar los murmullos de tu alma.
Chau y hasta la próxima
Nota: un equipo de investigadores de la ciudad de Munich creó un micrófono. Con él se puede escuchar las vibraciones de los glóbulos rojos, los movimientos de las paredes celulares. Es un nanomicrófono. Permite escuchar un sonido un millón de veces menor que el sonido más ínfimo que pueda detectar el oído humano.
Revista Science & Vie.
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