“Existo y sobrevivo a mi manera" Samuel Beckett.
En su famosa referencia a las magdalenas de su abuela, a las creencias celtas Proust definió a esos recuerdos provocadores, por estímulos inesperados como expresiones de la memoria involuntaria, provocando muchas veces la evocación de un paraíso perdido. Sensación vivida por mi muchas veces. Un edén de escasas dimensiones, atribuyéndole un tamaño físico. El, mi mundo una miniatura carente de trascendencia mas allá de mi propio círculo, del de que pergeño o diseño con mi conciencia, con mi razonamiento. Hago un juego imaginario tomando como referencia a Pascal."El universo un círculo con centros en todas partes, y el círculo en ninguna". ¿Todo esto no será una broma cósmica hecha a nuestra costa?.De esa ubicación imposible, pretender un lugar es admitir ante tanta magnitud, ser menos que nada, además querer ser dueño de un paraíso.Y sí, menos que una bacteria del espacio.Portador de recuerdos, árboles de sabiduría, prescripciones y proscripciones, avatares con sinsabores, con felicidades porque ese paraíso pasado, recobrado por obra y gracia de la memoria, paraíso presente por obra y gracia de la vida de hoy. En este hoy no me conceptúo un gladiador moribundo, ni siquiera el gladiador como se lo presenta en la historia. Si un obstinado luchador que el uso de las armas que me ha dado la vida en generoso gesto para que luche en ella, si fuera necesario contra el destino, de presentarse adverso. Un gladiador en sentido metafórico. Jamás moribundo mientras tenga un hálito de lucidez, sin agitar bandera blanca, desconozco la no lucha. Hasta el final inmerso como puedo en mi presente paraíso.
Respiro, siento, pienso.
Chau y hasta la próxima.
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