Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 25 de enero de 2014

Nº 701 Certificado angélico de estado celestial.

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En cuanto el alma se liberó del cuerpo que la aprisionaba y cobijaba, se dirigió raudamente al cielo. Aunque no en su interior, porque su intangibilidad se lo impedía, de alguna manera lo haría albergando ilusiones.Sabía, o creía en vida que llegado el momento, por comportamiento, fe, religión profesada, le aguardaría el premio.Cielo, reencuentro con los queridos y desaparecidos con antelación Una.soñada  aunque no imaginada  consecuencia en cuanto a materialización, hecho imposible porque allí la materia no existe.

Habiendo arribado a su presunto destino se sorprendió por la ausencia de lo esperado.Su recompensa parecía componerse de la nada.Ni almas amadas,ni cielo paradisíaco, ni santos.Ausencia absoluta  de todo aquello que lo componen según lo proclama la religión.Su desconcierto fue absoluto. No sintió arrepentimiento por sus no calculados méritos acumulados en su vida, por cuanto su naturaleza bondadosa, su moral, su fe, la habían hecho transitar un camino de perfección.Esa, llamémosla desagradable sorpresa, amarga decepción no fueron suficientes para convencerla de sus errores de apreciación.Por lo experimentado, nada existía.El regreso a la tierra como única salida, la búsqueda del cuerpo abandonado.  Por un momento un destello descartado, le supuso bajar al infierno a título de comprobación,mas temió repetir experiencia en otro nuevo vacío.Se aprestó al regreso y un nuevo temor se apoderó de ella.Recordó que en las religiones egipcias solía practicarse la eliminación de cuerpos y rastros de ciertos personajes para que el alma en el juicio final no encontrara a su dueño, como fue el caso de la faraona Hatshepsut.

Sumida en tales cavilaciones preguntándose  bajo que forma regresaría sin poder  explicar ni demostrar a nadie lo sucedido, apareció un ángel.Entonces algo existía. La nada era algo, el premio era ser y no ser.El le explicó en qué consistía la eternidad y sobre un pliego, con una pluma que arrancó de sus alas escribió con tinta mágica , indeleble, un certificado que le otorgaba un estado celestial.Con él podría vagar donde quisiera y se le antojara.Por toda y para toda la eternidad. Hasta cuando se produjera el juicio final.El alma, agradecida guardó el certificado y emprendió un viaje infinito .Lo que portaba era lo más preciado que podían haberle otorgado. La libertad.absoluta.

Chau y hasta la próxima.

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