Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

jueves, 27 de diciembre de 2007

Batallas en el cielo


La cometa, femenino y en español. El barrilete, americanismo o agentinismo.

Esos barriletes, en su mayoría los hacíamos nosotros. Sus formas tradicionales tarascas, bombas, estrellas, medias bombas o media estrellas. Cañas, hilos, papel barrilete, engrudo. Tamaños variados. Largos flecos, colores combinados. Luego ponerle bien los tiros, en su justo equilibrio. Cola de trapos cuyo peso dependía del viento que soplara. Buen piolín terminado en palito para sostenerlo y ordenarle piruetas, saludos, cabeceos. Aflojarle si tiraba mucho o tendía a colear. Siempre reservábamos un resto de piolín para cualquier maniobra. A veces los comprábamos hechos. Remontar nuestra obra de arte, una delicia de sonido al vibrar los flecos. El aire en nuestras orejas indicándonos claramente en qué dirección soplaba. También enviábamos cartitas a través del piolín.

Era muy común verlos en el cielo de Buenos Aires allá por mi lejana infancia, siglo pasado, década del 30 Se los veía a veces solitarios, recortando su silueta, por momentos movediza, por momentos estática y serena. Humildes algunos, deslumbrantes otros por forma y colorido. Pero al llegar la primavera, con mejor clima y aire más movido, el cielo era un espectáculo de barriletes variados rivalizando en belleza, tamaño, colorido, largo de flecos, majestuosidad, pero también disputando lugar. Estaban casi uno al lado del otro. Y allí podían comenzar las batallas. Era común ver brillar en las colas hojitas de afeitar, arma temible que podía cortar el hilo del rival. Cuando lo lograban daba pena verlos caer abatidos. Pero todos sabían a lo que se exponían. Era parte del juego. Yo jamás las usé pero tenía un hilo de coser zapatos, muy fuerte y encerado. En un cruce con otro, lo encimé y luchando a pura fricción lo derribé. Como bien sabés los chicos, además de matar a pajaritos, destruir nidos, tocar timbres y mil diabluras y maldades más, en el cielo de primavera, nuestras batallas no tenían nada de inocentes.

Chau y hasta la próxima

jueves, 20 de diciembre de 2007

LLEGAN LAS FIESTAS

Cada año lo mismo. Cuando somos grandes maduros o viejos una de las primeras comprobaciones que hacemos es lo rápido que pasó el tiempo. Y nos aprestamos a nuevos festejos según costumbres, tradiciones, inmersos en un clima de consumo o impotencia por tener o no acceso a ese consumo; de alegría, de tristeza según circunstancias o condición. Muchas veces más preocupados en proyectar las vacaciones, los del hemisferio sur. Con nostalgia si tenemos mucho bueno que recordar. En la automarginación , como espectadores, cuando estamos en el ocaso de la vida. Pero las fiestas llegan inexorablemente. Fervor religioso para los profesantes el24. Paz, calor, digestión para el 25 con más pandulce y sidra. Reencuentros familiares a veces no deseados del todo. ¡Cuánto se ha opinado al respecto!. Discusiones, reparto de tareas. ¡Regalos!

El 31 y el 1 ya son otra cosa. Se esfuman las presencias de los símbolos navideños y se entra en el franco y abierto festejo. Diversión, comida, hasta desenfreno. Y mucha pirotecnia. Auto promesas de corregirse, mejorarse, limar defectos y errores, régimen de comida, todo para el nuevo año que no se cumplirán.
Reyes ya es otra cosa, es patrimonio de los niños, con o sin ilusión. Para ellos toda la fantasía, la imaginación. El pedido, pero también para muchísimos, demasiados, la frustración. Para nosotros la rosca y más sidra. Y de pronto nos diremos ¡Ya pasaron las fiestas!. Nos aprestamos con distintas expectativas a recorrer otro año. Hasta que este también pase y nos volvamos a formular la misma y rutinaria afirmación.¡ Qué rápido pasó el año, ya llegan las fiestas!.

Que las pases bien o lo mejor posible.


Un abrazo y chau hasta la próxima

martes, 18 de diciembre de 2007

En un abrir y cerrar de ojos


En este período operatorio que esoy atravesando, al cerrar los ojos para dormir o dormitar me rodean sucesión de imágenes. Algunas me gustan, otras me desagradan. Simplemente parpadeo y les ordeno desaparecer. Si son gente hasta me doy el lujo de matarlos en un abrir y cerrar de ojos. De todas ellas y son muchas te cuento de algunas.
Telón de fondo como en un cine. En realidad es la pared de enfrente a mi cama.
Vuela un un pajarito blanco con alas negra hasta el límite de la derecha. Allí queda inmovil.
Vuela un segundo pajarito igual al anterior pero un poco más grande se superpone y agranda la imagen. Vuela un tercer pájaro con la misma finalidad y queda conformada un ave más grande aún. Vuela un cuarto que es decididamente grande y se forma un buen pajarraco.
Suena un tiro y cae.
Sobre mi derecha aparece un hombre robusto, viste camisa a cuadros. Su pelo revuelto. Se pasa una mano por la cara demudada. Le pregunto qué le pasa. Nada,me contesta, soy una imagen.
Entra corriendo por el mismo lado una mujer vestida con ropa deportiva, apenas maquillada. No me da tiempo a interrogarla. Me dice al pasar.Vengo a avisarle que soy otra imagen.
Luces: Un gran disco luminoso, brillante, su luz casi hiere. Bordes irregulares oscuros. A veces se agrega una segunda pero muy irregular. Desaparecen dejando una ligera sombra casi gris. Son las únicas imágenes cuando abro los ojos pero reaparecen cuando los cierro .Ellas deciden.
Desde mi cama a mi izquierda aparece una gran ventana. Sentada, con la espalda apoyada en el marco, está una mujer de larga cabellera castaña, algo más clara por la luz solar. Veo una habitación amoblada, un piano, piso de madera, adornos indefinidos. La voz de otra mujer que se asoma pero solo veo parte de sus piernas. Pregunta ¿qué estás mirando?Algo raro contesta. En lugar de la calle veo a un hombre que no conozco acostado en una cama blanca .Digo, soy yo que me estoy muriendo. Me responde, le estiro la mano para ayudarlo. La tomo y agrego. Gracias, no me sirve, no es la suya la mano amada. Solo ella puede salvarme. Llega la mano que espero, la de mi amada. La toco, me aferro a sus dedos, a su palma. Pero también llega la muerte y dice. Ustedes son un ejemplo y los ejemplos sirven para la posteridad, pero también merecen disfrutar más tiempo, y se los concedo. Fin
Chau y hasta la próxima.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Clac-clac


Quizás te hayas dado cuenta que después de mi reaparición en Esos 4 Tangos aparecieron dos textos largos, pero yo ya estaba en terapia intesiva. De nuevo ahora te quiero contar en un par de entregas, alguna experiencia, aunque no con el deseo de impresionarte.

Es gris clarita. Está fijada a una columna. De forma casi cúbica, pero con teclas, pantallita, algún tornillo y un funcionamiento cronométrico. Cada tanto, si no es abastecida (cosa que en general no sucede) avisa con un pitido. Clac-clac dice en forma predominante, aunque por momentos tiene una segunda voz, como si arrastrara algo. Por encima de ella, frascos. Por debajo yo, unido por una razonable cañería plástica que termina en mi cuello del lado derecho. Me alimenta, hidrata, medica, todo al ritmo de su clac-clac. Por momentos confundo su sonido y sobre todo la frecuencia con otro compañero, un reloj que mueve su segundero al unísono y me indica que las horas no pasan nunca..
Es mi proveedora de salud y de vida
Es mi bomba.

Chau y hasta la próxima

martes, 11 de diciembre de 2007

Juan Gelman Premio Cervantes 2007

"Nadie se sienta a escribir poesía porque se lo propone. La poesía tiene lectores. Los bestsellers público."

Los medios se hicieron eco del importante premio literario y dicen con orgullo que es el cuarto argentino galardonado. Todo es muy cierto. Nuestro nacionalismo, algún matiz chauvinista imprimieron a la noticia un sabor especial. Y está bien.
Yo, don nadie ni pretendo ser vocero de ninguno le digo a Juan Gelman perdón. Si, perdón, porque nuestra amada Argentina te causó tanto dolor. Porque tu voz proviene de tu alma, tus huesos, tu carne, plasmó una poesía conmovedora, irrepetible, única, más allá de las valoraciones literarias o estéticas que la crítica formula y el reconocimiento universal mencione.
Hubiera preferido tener un Juan Gelman más anónimo con poesía menos dolorosa que la tuya, forjada en gran parte en tu propio dolor. Nos hemos venido matando, persiguiendo de distintas formas desde hace demasiado tiempo. ¿Cuántos anónimos Juan Gelman quedaron por el camino? ¿Cuántos Mozart muertos?. Talentos potenciales, o simples humanos. Por esto, por todo lo que se puede decir, reflexionaar, agregar, disentir, a causa de esta Argentina amada, soñada, devoradora, una vez más repito. Perdón Juan Gelman por haberte tratado tan mal.

Chau y hasta la próxima

domingo, 9 de diciembre de 2007

Polvo de sonido de campana

Le causaba gracia escuchar esa historia. Sí, gracia , pero no se reía.

Solamente esbozaba una sonrisa. Su espíritu se alegraba interiormente, y de vez en cuando insistía ante el padre para que se la volviera a relatar.

Posiblemente lo absurdo del tema, o la forma tan jocosa y simpática, condicionada con cierta ironía en su decir, hacían del asunto un motivo de renovada curiosidad e interés. Porque eso de mandar a un pobre ignorante sirviente , a la farmacia, a comprar polvo de sonido de campana era tan ridículo, tan poco creíble, que el gozo y el encanto de escucharla nacían precisamente de todo ese absurdo. De la acción en sí: de la inflexión de la voz paterna impresa en el relato; de la actitud aparentemente crédula o cándida utilizada por él. Ambos fingían en ese juego. Uno contando con pícara solemnidad, el hijo ansioso y alegre al mismo tiempo, imaginando al mandadero en la compra del consabido polvo de sonido de campana. Todo un personaje inexistente creado para una inocente distracción infantil. Ademas intentaba forjarse en la mente la figura del boticario, y sobre todo le intrigaba el aspecto del supuesto polvo.

¿Cómo sería?. ¿Cómo lo obtendrían?. ¿ Limarían los badajos o las campanas enteras?. ¿Se andarían con un recipiente recorriendo campanarios?. ¿ Subiéndose a las espadañas?. ¿Disputando con las cigüeñas?. ¿Se les mezclarían los repiques con los de su crotorar?. Y pensaba en todo eso. Fantaseaba sobre los cosechadores de polvos que en las alturas recogían sones. O en pseudos alquimistas capaces de elaborar semejante absurdo. Suponía Paracelsos y Yazides destilando en hornos cósmicos dines y dones, tilines y talanes, desecándolos luego y envasándolos en frascos de vidrio con tapa esmerilada. O en otros más comunes con tapón de corcho y sombrerito de papel atado con hilo. Lo creía e color amarillo verdoso. ¿Qué otro tono podría producir una campana de bronce?.

Atravesaba un terrible momento de su vida. Su alma soportaba los embates de tempestades, pasiones, soledades. Su mundo, un calvario donde existir significaba cargar a diario el madero. Transitar un camino de fango y espinas. En su deambular llegó a un pueblito de provincia.

Casas chatas; calles polvorientas y pares de ojos detrás de los visillos viendo transcurrir la monotonía de una existencia alterada por pequeños acontecimientos. O la llegada de algún viajero ocasional. Ese atardecer el que fue responsable de la banal alternativa. En medio de su angustia recordó aquella graciosa historia. La recreó en todos sus detalles. Supuso revivir horas felices. Le pareció oir nuevamente a su padre contándosela una vez más. Imaginó sus ya olvidados gestos. Se sorprendió hablando en voz alta.

-Otro signo de vejez, se reprochó. Los ancianos lo hacen a menudo para romper silencios y soledades. Quizá inconcientemente.

Sin dudarlo un instante más buscó con resolución una farmacia.

Era una esquina casi fantasmal, igual a aquella imaginada cada vez que su padre le relataba el cuento. Tan antigua como para no tener ochava, o para exhibir en sus costados, esas salientes de ladrillo agregadas a propósito para impedir el acecho de algún maleante al transeúnte desprevenido. Y de su arista pendía un casi pequeño cartel metálico donde se leía :”Farmacia Arcadia”. Ninguna otra referencia.

El viento del atardecer levantaba nubecitas de polvo, y al agitar suavemente el letrero, le hacía emitir chirridos algo extraños. Una especie de ruido a veleta oxidada.

Adentro, un hombrecito de impecable guardapolvo blanco esperaba…

Su silueta recortada sobre una de las vitrinas se destacaba aún más por la albura de su prenda y la oscuridad de la madera que componía el moblaje.

Estantes, puertas con vidrios, mostrador. Una lámpara de bronce en forma de lira, que alguna vez había sido a gas, colgaba de una viga.

Dos frascos de cristal acaramelado o porcelana, cierta vieja publicidad de remedios, fijadores y cosméticos; la balanza parada en un rincón , daban la certeza de ser este un negocio fuera de época. O de otro tiempo.

Intercambiaron un entredientes “buenas tardes” tímido. Casi a boca cerrada. Y Comenzaron el diálogo.

-¿Tiene polvo de sonido de campana?, murmuró.

-¿Cómo?, contestó en voz alta el aparentemente sorprendido boticario.

- Si tiene polvo de sonido de campana, repitió con un tono entre burlón e irónico. Sucede, agregó, que lo estoy buscando desde mi infancia, y comprenderá usted, que en tantos años, ya a mi edad, casi he perdido las esperanzas de encontrarlo. Le diré mas, creo que éste es mi último intento, mintió. De fracasar me daré por vencido y reconoceré que siempre he corrido en pos de un absurdo. Es probable, haya construido mi vida sobre una quimera ridícula. Y al terminar de pronunciar estas palabras, se dejó caer abatido en un silloncito ubicado cercano a la balanza.

-Algo me queda, respondió el farmacéutico, exhibiendo cierto orgullo y animación. En realidad es una mezcla hecha con restos de distintos sones.

Antes, en tiempos ya olvidados, disponíamos de una variedad muy grande. Daba gusto destapar los frascos. ¿Quería escuchar un ángelus, glorias, bautismos, duelos, a rebato?. Bastaba con levantar el tapón de alguno de ellos y de su interior el sonido se echaba a volar. Ni decirle cuando los abría todos a la vez. La farmacia semejaba un mágico campanario. Pero, como ya le dije eran otros tiempos. Los clientes venían y se llevaban lo deseado. ¿Estaban de fiesta?, las glorias les resultaban apropiadas. ¿Tenían un velorio?. ¡El mejor presente un sonido a muerto!, para la viuda inconsolable, el huérfano indefenso y desamparado, o los padres desolados, en lugar de las flores y los pésames tradicionales. Hizo una breve pausa y continuó imprimiéndole mayor énfasis a sus palabras. Quien lo pretendiera podía levantarse al son de maitines. Hasta las campanillas tenían su polvo. Eso sí, se los guardaba en frascos muy pequeños. Lo que me resta, como dije hace un momento, es una mezcla de todo aquello. No se lo elaboró mas. ¡ Una verdadera pena!. Fueron desapareciendo los cosechadores. Aquellos se trepaban a los campanarios; estaban atentos a la liturgia para obtener variedades; o se iban a la estación de ferrocarril para atrapar la orden de salida. ¿No coincide conmigo en calificar de delicioso y nostálgico el sonido de una campana de escuela?. ¡Cuántos recuerdos evoca!. En fin, esto es ya un pasado , concluyó, y dándose la vuelta tomó un frasco de tamaño mediano y tapón esmerilado.

Apoyándolo en el mostrador continuó con su casi monólogo.

-Aquí lo tiene. Observe su hermoso color verde amarillento. Qué fineza de grano. Se lo cobraré muy poco, pero deberá reunir, para llevárselo, una sola condición, aunque estoy seguro usted la cumple. De otra forma no habría entrado aquí. Solamente sus pares llegan a este negocio, y si bien el mundo está lleno de esas personas, largo es el camino, largos los años, a veces insume toda una vida, poder encontrar este lugar. Y no siempre lo logran. La mayoría de las veces acaban en una inocente felicidad, sin advertir lo desesperado de su situación. Porque de eso se trata. Usted debe ser un alma desesperada. Haber tocado fondo. Apurado las heces de la decepción. Tener conciencia de la inutilidad de su vida. Quizá ser en potencia, un lobo acorralado. Y estoy seguro, le repito, usted reúne esas condiciones y aún las sobrepasa. Cuando no tenga a donde ir.

“¿Comprende usted señor mío, comprende usted lo que quiere decir eso de no tener ya dónde ir?. ¡Porque todo hombre necesita tener algún sitio dónde ir!”.

-¿Me cree Raskólnikov?

-No, pero es muy probable que algunos hombres tengan algo de él y lo ignoren. Eso último lo dijo subrayándolo, y continuó repitiendo, no, pero es evidente que le hablo como si yo fuera Marméladov, aunque eso sí, no estoy borracho. Estoy bien lúcido.

Entonces retire el tapón. Su alma se llenará de gozo, de una extraña sensación mística y lo comprenderá todo. Y mirándolo directamente a los ojos, bucenado en el fondo de su corazón, agregó con insistencia imperativa, ¡ llévelo, se lo regalo!. Aquí tiene usted su paraíso.

Sin musitar palabra alguna, el cliente tomó el frasco y se retiró. No dio ni las gracias. Estaba sorprendido, irritado. Sin hacer una confesión importante, había desnudado su alma ante un desconocido. ¿Cómo el farmacéutico lo adivinó todo?. Y ahora, ¿qué hacía allí parado en esa calle, con ese misterioso y ridículo frasco de polvo en sus manos?.

Se alojó en un hotelucho y solo, en su habitación, comenzó, lleno de curiosidad e impaciencia, a examinar ese extraño envase.

Lo invirtió jasta que el polvo abandonó totalmente el fondo. Luego lo colocó sobre una mesita y observó como volvía a caer hacia la base. Igual a un reloj de arena.

Recordó juguetes de vidrio con una casita y nieve que hacían las delicias de su niñez. De pronto creyó verlo lleno de caramelos. O de refresco con sabor a granadina. O de un jarabe anisado que le obligaban a tomar cuando estaba enfermo. O de aceite de ricino.

Lo destapó.


Rehizo el camino buscando nuevamente aquella farmacia. No la halló. Los lugareños le contaron que la última se había cerrado muchos años atrás, y ellos hacían sus compras en el pueblo vecino, o se surtían de lo urgente en la sala de primeros auxilios. Algunos memoriosos recordaban vagamente a La Arcadia. Las autoridades habían prometido abrir una nueva, promesa incumplida hasta el momento. Aquella esquina de adobe, sin ochava, fue demolida. Una lástima, porque era la última reliquia de la época de la fundación del pueblo. Databa de antes de la llegada de los ingleses. Esa esquina había sido motivo de orgullo para todos. Antiguo almacén, lugar obligado para detenerse las carretas que bajaban del norte rumbo a la ciudad. Luego fue botica. Porque decían botica y no farmacia.

Reflexionó un momento y se interrogó. ¿Debería tener nuevamente el alma desesperada para sostener en sus manos aquél frasco mágico con polvo de sonido de campana, que extravió cuando halló la paz?

Seguramente no. Ya no necesitaría mas nada de esa farmacia.

Eso sí, continuarían resonándole en los oídos, en el alma, en su corazón, aquellos maravillosos sonidos escuchados al detaparlo.

Aquel sonido revelación.

Chau hasta la próxima


Nota: en recuerdo de mi padre Nicolás Gargiulo.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Gniedko

Para él sonó un porvenir venturoso. ¿Qué madre no imaginó o lo deseó para su hijo?

Desde el mismo instante cuando fue servida por ese magnífico ejemplar, aquel que pastaba nerviosamente, vigilando su territorio, haciendo valer su condición de macho poderoso, de más fuerte. Jefatura ganada luego de feroz lucha con el negro rival.

Por primera vez en mucho tiempo, un padrillo bayo se haría dueño de la tropa de yeguas. Y ellas ansiosas, excitadas, aguardaban el instante del apareamiento. Lo sabían, así nacerían las mejores crías. Lo ordenaba la selección natural. La manera de preservar la especie. Padres y madres fuertes sobrevivirían y engendrarían nuevas crías.

O para ser dominados por ese gran enemigo, el hombre. Para cambiarles el destino natural, por otro destino decidido por quien todo lo podía. Sometiéndolos a una permanente esclavitud. Para trabajar rudamente. Con el arado, la noria, las cargas… o montándolos para su placer.

Llevándolos a la batalla para una muerte supuestamente gloriosa. Entre humo, estruendos, sangre, dolor y otras muertes.

Arnés. Terrible palabra. Instrumento de dominación.

Lejanos los días para corretear salvajes, aún con cosquillas; sin conocer riendas ni frenos, ni espuelas clavadas en los hijares; ni herraduras en los vasos. Ni crin peinada o tusada.

Con sesenta millones de años de evolución. Tiempos en que las patas delanteras tenían cinco dedos y las traseras tres. Con estatura de perro. Cuando era omnívoro.

Necesitó millones de años para preferir los granos y las hierbas, modificar su aparato masticatorio y transformarse en herbívoro.

Un millón y medio tardaría ese otro animal para lograr pararse en dos patas y aprender a usar las manos que lo someterían. Manejando látigos y riendas. Acariciándolo.

¿Sospecharían los escitas qué sucedería diecinueve siglos después, cuándo aprendieron a montarlo?. Y los arios y sus discípulos, los griegos, egipcios y asirios, al galopar, guerrear, conquistar, ¿imaginarían que solamente faltaban diez para el acontecimiento clave de la historia que la dividiría en antes y después?.

Ella sabía luego de la penetración, de recomponer la respiración agitada, cuando se le secara el sudor y se le calmara la excitación. Comenzaría un muy largo período de gestación. En su panza cada vez más hinchada crecería su cría. Su potrillo héroe famoso. Para ser pintado en cuadros célebres. O fundido en bronce. O morir en la batalla o el torneo. Capaz de soportar la pesada armadura del valiente caballero, o la liviana toga del equites. Desfilar llevando al rey. Ser utilizado en la conquista. Para él reservado un destino de gloria. Ligado a la inmortalidad de otros. No seguiría el paso de los mediocres. Ni gozaría de la mediana fama del circo. Correría una suerte superior .

Casi un año lo acunó en su seno. Exactamente trescientos treinta y un días.

Bayo como su padre, su futura estampa se vislumbró a las pocas horas de nacido, cuando logró pararse tembloroso, vacilante.

Equus caballus. De la familia de los équidos. Perisodáctilo. Esa sería su clasificación científica.

¿Antecedentes?. Descendiente de los salvajes Przewalski. Recorredores de estepas, de amplios territorios extendidos por Koldo, China, Liberia. Epocas de libertad, perdida para siempre.

Rápidamente, igual al ave en sus primeros vuelos, exploró el verde del campo circundante. Quizá esa reminiscencia se remontara a aquél mitológico Pegaso. Aunque no supo discernir entre aire y tierra.

Cuando cambió del paso al galope y la carrera, su hocico sedoso cubierto de espuma, los cascos redoblando en el suelo, y ese sabor en su boca a hierba-libertad.

Tuvo la sensación de elevarse, cobrar altura, y mezclarse con las águilas, compañeras de paisaje y horizonte.

Libre, salvaje. Explorando lo desconocido. Pisando un verde húmedo de rocío, o aquel otro blanco, helado, duro, mullido, de la estepa o la tundra. Quitándose la sed en cualquier aguada, arroyuelo, río…

A veces en un agua sorprendentemente fría.

Dilatando sus narices ante el macho rival. Y sobre todo cerca de la hembra alzada. Iniciando así un juego de olores, relinchos y corridas, perpetuadotes de especie, aplacadores de instintos. Para recomenzar en cuanto la naturaleza ordenara la nueva excitación y el nuevo apareamiento.

¿Qué fue eso?. ¿ Qué tenía en el cuello que le apretaba?. ¿Qué no lo dejaba avanzar, correr, huir?. Inútil su empinamiento. Sus coces lanzadas al aire. Sus gritos, furia y mordiscones. El sudor de su cuerpo, la espuma de su hocico . Las narices dilatadas y los ojos fuera de órbita. Alguien superior mandaba sobre él, transformándolo en compañero de otros infelices compañeros de cautiverio.

¿ Dónde estaban las praderas, colinas arroyuelos, horizontes?. ¿Qué significaba esa alta empalizada corral que le impedía verlos?. Solamente el cielo y el águila amiga, que a favor de la densidad del aire, y en perfecto planeo, batía imperceptiblemente las alas a modo de despedida. ¡Ay Pegaso!

Menos para él, lo que luego sucedió, demasiado conocido. Casi rutinario. Doma. Sometimiento. Domesticación. Obediencia. Caricias y golpes alternados.

El primer cabezal. El primer freno. El dolor del látigo y de esas púas clavadas en sus costados impulsándolo a correr más y más rápido.

Y ese peso dominante en el lomo. Ordenado. Con las manos o las piernas. El, obligado a interpretar cada gesto, indicación o amenaza. Para acá. Para allá. Paso, trote, galope.

Extraño el olor de su cuerpo dolorosamente quemado allí en el muslo, marcándolo para siempre. O más tarde los vasos repetidamente humeantes, cuando entregaba dócilmente sus patas. Repiqueteando su andar de manera diferente. Más duro, metálico, con alguno que otro chisporroteo. Arrastrando cargas sobre el empedrado desparejo. Sembrando estrellitas. Distintas de aquellas otras celestes, de la mitológica libertad.

¡Pobrecito Gniedko!. No fue el Bucéfalo de Alejandro, ni el Babieca del Cid. Ni siquiera el escuálido Rocinante del Quijote. Ni modelo de pinturas célebres, o el trágico caballo del Guernica. De estatuas ecuestres. Ni inspiración para el traidor de Troya. Solamente caballo de presidio. Preso dos veces. Por partida doble.

Para él, peor pena que para el resto de los condenados. Compartiendo calvarios, trabajos, sufrimientos.

No se cumplieron ninguno de los sueños que alguna vez acunó. Ni los que le dictó su instinto.

No le llegaron más a sus narices los olores de una yegua alzada. O de la hierba fresca, recién pisada. No escuchó el murmullo del agua clara y rumorosa. Jamás volvió a oir las voces del campo, los relinchos de otros caballos salvajes. Los sonidos de la libertad.

Todo fue reemplazado por gritos dolientes, órdenes, maldiciones, imprecaciones. Los lamentos de los torturados. Y las voces tiernas, los mimos de los compañeros de infortunio. De esos otros prisioneros sin nombre, o con una denominación numérica, carente de importancia.

Distinta fue su gloria e inmortalidad. Lo rescató de una oscuridad que es como si no hubiera nacido. No existido.

Dejó de ser un caballo anónimo como tantos otros. Como tantas personas. En cambio sí, tan glorioso como aquellos surgidos de plumas célebres. Como los que acompañaron a un Cid o un Quijote.

Alguien lo rescató de la nada para hacerlo inmortal, o lo recreó, o le dio vida.

Para volver a encontrarlo. Para saber que vivió, que fue mimado por otros infelices, que le valió la pena sufrir, basta con leer a Dostoyevski y sus Memorias de la casa muerta.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Para Cuentario: Esos cuatro tangos

Bueno, parece que zafé, y aquí estoy de nuevo para reanudar nuestro diálogo. Creí oportuno celebrarlo al son del 2 x 4. Volvemos a milonguear en el espacio cibernético.


Los mejores. Cuatro historias contadas en tres minutos cada una. Llenos de poesía. De sabiduría. Con metáforas, símbolos, verdades. Y esa música que ensambla a la perfección. Que penetra en el oído; que perdura en la memoria; que invita a tararearla; a entonarla. Esos cuatro tangos identificados y diferenciados claramente del resto; de los demás; destacados. Cuando arranca la orquesta todo es sonoridad, ritmo , melodía. la entrada de los bandoneones; su fraseo; sus sonidos con acordes de órgano. El piano adornando, repitiendo temas, con otra sonoridad, mientras violines, contrabajo, guitarra, acompañan o se destacan. Cada cual en lo suyo y en conjunto. Armonía que embelesa. Esos cuatro tangos. Y las historias contadas y cantadas te hablan del suburbio; del pasado cuchillero; de la vida; de la muerte; del amor; de la pasión; de la traición; de la venganza; del arrepentimiento; de Buenos Aires. No hay seguro, en el mundo, una ciudad mas nombrada, cantada, aludida, que Buenos Aires. Sin ella, sin su pasado, su gente, su geografía, su hoy, aunque no se la mencione, esos cuatro tangos y la mayoría de los tangos , no existirían.
Y cuando las parejas se enlazan, los bailan, esos cuatro tangos imponen su melodía, su clima inolvidable, arrobador, transportando a los bailarines a otra dimensión. Cuando terminan con el clásico Chan Chan, dejan una huella imborrable, su impronta en todos los tangueros.
Esos cuatro tangos son ... esos cuatro tangos.

Chau hasta la próxima.

sábado, 3 de noviembre de 2007

¿un alto en el camino?


Estimado lector o visitante de mi blog. Con este mensaje abriré un paréntesis involuntario por razones de salud. Reapareceré, si zafo, en cualquier momento. Caso contrario puede que veas mas textos de los tantos que he elaborado para UFA pero ya sin mi participación personal y control de textos. Por eso esta vez te saludo solamente con un chau .

Veji

Nota del editor: hasta la próxima

sábado, 27 de octubre de 2007

Te digo que no


Ha pasado mucho tiempo. Tanto que por momentos me sorprende mi memoria, ignoro porqué causa, se pone en funcionamiento y me revive todos los recuerdos. Esos que he intentado sepultar a través de parte de mi vida. Esa historia reaparece a pesar de mis esfuerzos. Por motivo alguno, porque sí, o por algo que inconcientemente se asocia. Hoy, sin mediar nada ha reaparecido en y con toda su crudeza, y al evocarla y al evocarte creo, presiento y me hago la ilusión que esta vez sí estoy elaborando el final de un largo, larguísimo duelo, y a los recuerdos pueda evocarlos en el futuro con serenidad, sin afectarme como lo han hecho hasta ahora. Olvidarlos, imposible, pero por lo menos lo pueda hacer por pantallazos, casi con indiferencia. Con esa esperanza intentaré exhumarlo todo, sintetizarlo, desentrañar y cortar el nudo gordiano.

Nuestra atracción, y no me equivoco, fué mutua e instantánea. Esa fué mi percepción. Así lo creí. Luego del primer acto de pasión, coincidimos en que no podríamos vivir el uno sin el otro. Ambos llegamos a ese encuentro y a la toma de decisiones con experiencias fallidas y frustrantes. Inmediatamente lo armamos todo en común. Vida, trabajo, proyectos, fantasías. Pero esa, la vida enseña y exige. Demuestra, aparecen más virtudes y también ocultos defectos. En seres pasionales como nosotros esos defectos se agrandan, adquieren otra magnitud, desatan verdaderas tormentas. Y allí aparecían, frente a mis cuestionamientos, preguntas, reproches una única respuesta tuya. Ninguna explicación, ningún argumento, ninguna observación, ninguna acusación. Como sonsonete machacador me respondías siempre lo mismo, sin agregar nada. "Te digo que no". Síntesis de la negación absoluta a cuanto yo te decía o gritaba. Una respuesta por momentos irracional ,a veces fuera de contexto. Ese era todo tu argumento, toda tu réplica. Me sacabas de quicio, y lo sabías provocadoramente. Yo no advertía que delante de mis ojos estabas construyendo arteramente, con total frialdad, acompañada por una mirada penetrante , de hielo, mirada que traspasaba mi alma, un castillo de naipes donde cada baraja, más allá de su palo y su valor tenían impresas el :Te digo que no. Ellas , la herramienta necesaria para provocar mi destrucción. A veces le agregabas un énfasis que no se traducía en el tono de voz, la inflexión al pronunciarlas. Decías con igual expresión monocorde. NO, te digo que no. Ese NO era todo. Percibí, sospeché cosas sobre tu pasión hacia mí. Lo tuyo era un plan minuciosamente preparado. Yo tu presa. Vos una gran simuladora. Todo lo que hacías, aún tu fingido salvajismo, lo fuí descubriendo en toda su falsía, como quien quita capas a una cebolla. Se iba acercando la hora, el momento que te desembarazaras de mí, como hiciste con los otros. Ese día provocaste una nueva discusión, encerrada en tus negativas. Volví a la carga con los mismos reproches de siempre, las mismas preguntas, los mismos cuestionamientos. Sabías, eras plenamente conciente de ello que el Te digo que No me azuzaría aún más, que me llevaría a la ruptura. Y el castillo de naipes ya estaba casi listo. Te faltaba colocar la última carta. Culminar tu obra. Aguardaste agazapada detrás de esas invisibles barajas colocadas con maldad y sabiduría, la toma de mi decisión. Mi anuncio que me iba, que te lo dejaba todo, que partía con lo puesto, con el corazón roto. Pero yo no daba el esperado paso, o para tu impaciencia, estaba tardando más de lo que habías calculado. Entponces hicieste el último movimiento para poner el último naipe y así, sin soplar, sin quitar uno para provocar el derrumbe de mis sentimientos, para alejarme definitivamente de tu vida. Hablé, volví a enumerar reproches, hechos, sospechas, pasiones, desencantos. Me puse un momento dado en el papel de único culpable. Quise así conmoverte, lograr un gesto sino de amor, de tolerancia, de aceptación de una realidad compartida, humanizarte. Cuando terminé de asumirlo todo, entonces tu mirada fría, si cabe, se congeló aún más. Me escuchaste en absoluto silencio. Negaste toda tu responsabilidad. La exsitencia de ese plan que te acababa de arrojar a la cara. Nuevamente articulaste un Te digo que no. Luego, con una sonrisa, al volverme a escuchar en mis insisitencias,hasta la admisión de mis culpabilidades, tomaste esa última carta, esperaste de mí algo que más, aunque no sabías qué, y yo condensando en una sola pregunta todas mis dudas, mis sospechas, mis reproches, mi desencanto y desazón allí, en ese preciso momento, la colocaste y fué suficiente. Provocaste mi estrepitoso derrumbe. A esa única y reveladora pregunta la contestaste sin énfasis, sin emoción, sin el menor remordimiento. Escuché por primera y única vez TE DIGO QUE SI.

chau y hasta la próxima.


jueves, 25 de octubre de 2007

Nuevas historias mínimas


Como dice mi amigo Norberto Baldonedo: son nano historias.

En la hoja cuadriculada de su cuaderno se ufanaba por hacer palotes derechos o inclinados. Era lo máximo que su cabecita y sus manitos podían hacer. Tiempo tendría de secribir El Aleph.

A punta de cuchillo el taura dominó El Mundo. Todo el conventillo .El mundo le obedecía.

Cuando pasaste cerré los ojos para no verte. Mi corazón te siguió mirando.

De chico fué un chico. De grande fué un chico.

De chico no sabía lo que era. De grande tampoco.

La semana pasada el lunes fué lunes. Y esta y la otra, y todas, segurá siendo lunes. Sospecho que al resto de los días de la semana les pasará lo mismo.

Cuando el vaso de agua se volcó quedó vacío. Cuando te fuiste me pasó lo mismo.

Me emociono por cualquier cosa. Por casi todo. Nuevo achaque de la vejez. De los otros achaques ni te cuento.

Me soné la nariz. ¡Qué maravilla!. Dirás,qué asco. Valorá todo movimiento que puedas hacer. Pensá cuantos no pueden moverse. Es como caminar, abrir los ojos, cerrarlos...

Hace una semana que llueve. Cuando salga el sol mucho tiempo, la extrañaremos.

Hoy es un dia muy especial. Aún estoy vivo.

Canta bajo la ducha. Cuando cierra el agua se le agota el repertorio..

El tiempo es un gran escultor. ¿No lo creés?. Mirá fotos tuyas del pasado.

Hablemos de la muerte. ¿Vos creés que mejora a alguien al hacerlo prócer, famoso, reconocido?. Preguntáselo al muerto.



Humor negro:de antropófagos.

Le gustaba ponerse crema en las manos para suavizar su piel. No imaginó que al cocinarlas las servirían de porstre con algunas frutillas.

Quería hacer un asadito para el primero de mayo. No consiguió carne. Se acostó en la parrilla y comieron los invitados.

Quería hacer un asadito para el primero de mayo. No consiguió carne. Ahora usa muletas.


De guerra


Avanzaba conduciendo el blindado. Ni notaba que iba aplastando gente.

Colocó una larga serie. La última mina antipersonal estalló... en su conciencia.

El jefe de estado apretó el botón equivocado. Voló el planeta.

El soldado meditó. Hoy no intervine en ninguna acción, no maté a nadie , ni me mataron. Me estoy pareciendo a un ser humano. ¿O no?.

Cuando regresó a Grecia pensó. Aunque no se sepa mi nombre, pasé a la historia. Soy un sobreviviente de la expedición de los 10.000 mandada por Jenofonte.





Chau y hasta la próxima.

sábado, 20 de octubre de 2007

El hombre del ropero

Permaneció oculto un par de años encerrado en él. Decir dos años dentro de un ropero es una monstruosidad de vida, de tortura. Inimaginable. Ser inexacto y calcular dos años como tiempo aproximado es peor. Porque cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo de más es una lacerante tortura, o un alivio si la cuenta es menor. Lo cierto es que allí permaneció más o menos todo ese tiempo oculto. Igual que en un sepulcro, pero vertical. Escapando de una suerte que ya estaba echada de antemano. Porque indefectiblemente, inexorablemente, aunque el lo ignorara, truncando ilusiones y esperanzas, igual caería en manos de los nazis que en su impiadosa cacería humana rastreaban rincones, resquicios, indicios en su despiadado afán de exterminio.

Y él, antes de ese período ya había sido portador obligado en el ghetto de la estrella de David, y por más que sufriera esa obligación discriminadora, la llevaba con orgullo interior. La suerte le ofreció cobijo y lo aceptó. Sus amigos lo ocultaron allí, en el ropero. Ni amplio ni estrecho. Suficiente para pasar el tiempo más que moroso, sin saber como transcurriría. Aunque se acostumbrara y por indicios solamente como la anárquica llegada de algún alimento, el retiro del cubo con heces, o algún movimiento determinado o elemental para limitadísima higiene. Podía medir mínima y elementalmente el transcurrir de ese ,su miserable tiempo. El reto era la nada, el todo.

Igual lo atraparon , lo llevaron a un campo de concentración, lo tatuaron, vejaron, torturaron, pero no lo quebraron. Dos años dentro de un ropero, el afán de sobrevivir le armaron su coraza. Un ropero, su coraza exterior. La experiencia, el largo tiempo para pensar, su determinación, su coraza interior. La llegada de las tropas aliadas lo salvó.Volvió al mundo de los vivos. Emigró a sudamérica, a Argentina, donde la colectividad es fuerte, numerosa ,integrada. Se sintió libre, dispuesto a volver a vivir. A construir otros sueños nuevos, diferentes de aquellos que acuñó en su perdida juventud. No pudo. Estaba quebrado a pesar de su resistencia. Su desequilibrio mental y emocional le habían ganado la partida, aunque él no tenía conciencia de ello. Alquiló una casa en un barrio de Buenos Aires. Se mudó lleno de esperanzas, de iluliones, de proyectos. Entró en ella y el primer día trató de ambientarse, y luego, satisfecho se dirigió a un ropero colocado en su habitación. Lo abrió lentamente. Lo examinó en detalle una vez más, como para verificar todo lo que había previsto y exigido en la compra. Porque su memoria, su inconciente le dictaban como debía ser, cuales los detalles. La repetición, casi un calco no deseado del anterior.

Satisfecho, convencido a pesar suyo, se metió en él y cerró la puerta.

Chau y hasta la próxima.


Dia de la Madre


"¿Qué hombre se ha inclinado sobre el rostro de su hijo para pensar cómo esa cara, ese rostro se inclinará sobre él cuando esté muerto? ¿O pensó, cuando su propia madre le besaba los ojos, lo que habrá sido su beso cuando su padre la cortejaba?". (Rossetti)

No voy a hacer un texto alusivo a este día. Me parece que el derrame de palabras, slogans comerciales ,etc. son más que suficientes para evitar caer en cualquiera de esas variantes o en vulgares sensiblerías. Yo, en cambio voy a publicar un mal poema que le dediqué a mi mujer, Julia allá por 1983. Ella, el amor de mi vida, vamos para 53 años de casados, lo ha compartido todo conmigo. Además me dió hijos.

Ese año 83 yo estaba lejos, en Moscú, en pleno verano boreal. Nos citamos en agosto en Madrid, cita que cumplimos. Lo curioso es que estos versos los leyó mi compañero de alojamiento y me los pidió para dedicárselos a su mujer, cosa que accedí. De manera que ellos sirvieron con título distinto para dos personas.

Julia

Ví tu sonrisa al despedirme,

y la vuelvo a encontrar en la ventana,

presente entre el cristal ,

y las hojas de los árboles,

que aletean impulsadas por la brisa,

de esta tibia tarde de verano,

mientras un piano suena a mis espaldas.

Y todo me habla de tu ausencia ,

o de la mía.

Vuela mi pensamiento solitario,

atravesando muros de palabras,

En las voces de sonidos diferentes,

creo escuchar la tuya cristalina,

esa que me seduce cuando dice,

los secretos por ambos compartidos.

¡Volveremos a vernos!

en impaciente tiempo transcurrido.

Y otra vez mezclaremos nuestras vidas,

en un abrazo eterno e infinito.

Y cuando mire el cristal de una ventana,

en cualquier instante, sin sentido,

vagará tu sonrisa entre los árboles,

recordándome qué lejos me encontraba,

en una tibia tarde de verano.

Moscú 10-7-83


Estoy seguro que al evocar este día de la madre se pueden despertar sensaciones y reacciones disímiles. Quien tiene la fortuna de conservar a su madre, quien ha sido feliz o infeliz con su pareja, y mil variantes más. Pido disculpas si he abierto una vieja o reciente herida.

Chau y hasta la próxima


sábado, 13 de octubre de 2007

17 de octubre

No te voy a contar la historia de ese día, sus protagonistas, las causas, los sucesos previos, porque podés leerlos en cualquier texto. El papel de Evita, de Cipriano Reyes y de tantos otros. Apelaré no a la rigurosidad histórica sino a mis recuerdos de joven.Tenía entonces 17 años y cursaba el 5º y último año del colegio Nacional Nicolás AVellaneda. 1945 fué un año muy conflictivo no solo en el orden nacional sino también muy importante en lo internacional. Finalizaba la segunda guerra mundial con la derrota del fascismo. La caída de París su reconquista , que los estudiantes salimos a celebrar concentrándonos en la plaza Francia . Fuimos ferozmente reprimidos por la policía, en especial la motada, sable en mano. El avance incontenible de las tropas soviética desde el este y de los aliados en sentido inverso.Los terribles bombardeos a ciudades, industrias, vías de comunicación, como jamás se había visto en la historia. La visión palpable de los campos de concentración poblados de fantasmas y horror. La verificación del holocausto. Nuestro país, a último momento en actitud oportunista y a regañadientes le había declarado la guerra al eje Roma-Berlín -Tokío, justo cuando el conflicto terminaba. El asombror y estupor mundial por las dos bombas atómicas. Volvimos a manifestar nuestra alegría por la rendición de Japón, nueva represión. Estamos en agosto de ese año. Era la rendición incondicional de un país con el que estábamos en guerra. En esta nueva manifestación, al pasar frente a la Secretaría de Prensa y Difusión en la av. de Mayo, nos tirotean desde adentro y cae muerto un compañero del colegio. Así, contradiciendo lo que se firmaba, nos volvían a reprimir con ferocidad. Se acercaba el fin del curso y por el camino estalla el 17 de octubre. Recuerdo el día, haber escuchado por radio los acontecimientos. El país estaba pendiente de lo que pasaba. Por mi barrio, Belgrano fué escasísima la presencia de descamisados que coparon la ciudad exigiendo el retorno de Perón encarcelado. Pequeños grupos y un altercado que sostuve con un vecino que veía con simpatía lo que estaba sucediento y yo ni imaginaba que ese día Perón volvería para quedarse en el poder y la política nacional de por vida, y en nuestras vidas. Con su liberación y retorno se llamó a elecciones para el 24 de febrero de 1946 donde triunfa al frente del partido Laborista, derrotando a la Unión Democrática. En ese tiempo final de clases, se adelantó el fin del curso, se bajaron las exigencias para eximirse de 7 puntos a 5 de promedio y los profesores recibieron órdenes de regalar las notas y levantarle el promedio a todos. Junto con esas medidas, más represión. Se expulsó a unos 1200 profesores secundarios, universitarios que no apoyaban al régimen. Entre ellos a Ricardo Rojas, según cuenta Nélida Baigorria en reciente artículo. Los profesores cesantes formaron una fundación llamada Sarmiento y dictaron clases preparatorias gratuitas para el ingreso a la universidad. Se desarrollaron en el Colegio Nacional Buenos Aires , cursos a los que asistí. Pero estalló una huelga de ingreso para los exámenes de diciembre y recién en marzo del 46, ya con el triunfo del peronismo en febrero, nos presentamos y así, aprobando por mérito propio ingresamos y desarrollamos nuestra carrera universitaria. Comenzábamos también con la primera presidencia de Perón. He querido contarte algo de lo que viví en aquella época. El día de la lealtad para la mística peronista fué un 17 de octubre de 1945.

Chau y hasta la próxima

Dos detalles para agregar.

El 17 de octubre del 2006 se trasladaron los restos de Perón al mausoleo de San Vicente. Fué una gresca mayúscula. Saqueos, tiroteos, golpes.

El 17 de octubre del 2006 finalizado el mes de ayuno del Ramadán fieles musulmanes fueron recibidos en el salón contiguo del templo israelita de la calle Libertad, auspiciado por la Fundación de Amistad Argentino Turca. Otra comida en la parroquia del Socorro presididia por el párroco con un rabino y un sheik. Lo mismo en la asociación budista y en la congregación israelita.

Fué un enorme gesto de tolerancia e integración religiosa, propia de nuestro país de inmigrantes. Un 17 de octubre....


miércoles, 10 de octubre de 2007

12 de octubre


Si, ya se que vos sabés que ese día Colón descubrió América.Quizás esto no lo sepas o no lo recuerdes. El 4 de octubre de 1917 Hipólito Yrigoyen decretó que el 12 de octubre sea el día de la Raza y un 12 de octubre de 1937 se inauguró la avenida 9 de Julio bajo la presidnencia del general Agustín P.Justo .No vamos a reflexionar sobre la conquista, el genocidio, ni invocaremos a Bartolomé de las Casas, o que el oro de América financió el Renacimiento. Todos temas polémicos, verdaderos, contradictorios. Apelaré , como lo hago siempre a mis recuerdos infantiles. Las fantasías motivadas por el descubrimiento.Toda un verdadera novela histórica, que aprendíamos en la escuela. Los problemas que tenía Colón para organizar su viaje. El dibujo en el cuaderno del convento de la Rábida . Las carabelas. Su partida del puerto de Palos imaginando a los tres barcos tripulados por presos y criminales. Los días de navegación llenos de incógnitas, misterios y conatos de rebeliones. Las primeras señales de tierra. Resaca, algunas aves. El famoso grito de Rodrigo de Triana y el desmbarco. Todo eso pasaba por nuestro pensamiento, abonado además por las imágenes de los libros y porque en el cine se daban para esas fechas en sesiones matutinas y gratuitas películas mudas con los viajes del almirante. Esas funciones también se hacían para semana santa con La Pasión. Luego la vida, los años arrancaron parte de esas fantasías que tanto nos gustaba cultivar, hasta queriendo parar un huevo. Ya de grande, y termino, te cuento tuve el privilegio de ver la casa donde,se sostiene, nació Colón en Génova, luego donde murió en Valladolid. Su tumba en la catedral de Sevilla y estuve en las islas de Madeira y Porto Santo donde se le rinde culto. Estas islas a 535 millas de Lisboa y 320 de Africa del norte fueron el lugar donde recalaba en la mayoría de sus viajes. En Porto Santo se casó con la hija del primer gobernador de allí llamado Bartolomeu Perestrelo. Se comentó que hojeando los mapas de su suegro se le ocurrió la idea de los viajes.Y aquí termino esta evocación, un poco desleída pero claro, el tema es tan conocido que o te ponés a hablar del genocido, para estar en onda, o alabás y justificás la civilización que nos tocó heredar y desarrollar. Ni una cosa ni la otra. Sencillamente que un 12 de octubre, como todos los años, renovábamos con matices, la fantasía del descubrimiento.

Chau y hasta la próxima

sábado, 6 de octubre de 2007

La última vez que vi llover en Buenos Aires


Casi inperceptible el ruido de la lluvia al caer. Dirás que ella es la misma agua en cualquier parte, pero no. En mi casa, de la que partí hace tanto tiempo golpeaba sobre los objetos, techos, ventanas, estructuras externas y algún patio interior. Y todos esos sonidos y ruidos componían el concierto de las gotas en melodía especial. Como partitura en pentagrama de cemento, cristal, chapa, desagües de cinc, plantas. Agua que discurre en tantos vericuetos. Ese concierto, segura sonaría diferente en otra casa, en otro barrio, en otra ciudad, en otro país. Vaya si lo he comprobado. Aunque el tronar nos resulte común, los relámpagos casi los mismos, pero todo el conjunto totalmente dispar. Porque al ambiente, por lo que recuerdo de mi ciudad habría que agregarle, por formar parte de él, según la hora, el día, algún avión, el tren, el tránsito. Autos, colectivos, las voces, el caminar de la gente. Un tren al rodar no suena igual en un lado que en otro. Y la arquitectura de la ciudad. Su conformación, su ambiente. Y así cada uno de los componentes de un todo. Y además debo sumarle el recuerdo,l a nostalgia, cierta melancolía que se agranda con la evocación. Quisiera volver a vivir esa experiencia subjetiva de estar en aquella mi confortable casa con sus objetos, muebles, ambiente familiar, mis seres queridos y gozar del abrigo de cierta invulnerabilidad que se siente y se tiene cuando se está bajo un buen techo y se oye llover suave, o con intensidad copiosa. Da igual, la sensación es preciosa.Y luego asomarse. Ver las calles mojadas, todo el mundo en lo suyo, protegidos, abrigados o sin abrigo según el día tibio, el frío, la estación. Gozar de todos ellos. Recorrer los parques tan verdes. Contemplar la forestación autóctona y la exótica. Transitar por sus avenidas. La vida de la ciudad con sus rostros y voces de siempre. Porque en otros lugares, otras ciudades o países uno tiene la certeza que no encontrará esos rostros, no oirá esas voces, ese idioma. Aunque se cruce con lugareños que ya conoce, peor en nuestro interior sabemos está vedada, salvo rara casualidad, un hecho aislado, no nos encontraremos con nadie que represente o sea parte de nuestro pasado. No nos toparemos con ese algo tan familiar, tan de rutina, que valoramos, percibimos y añoramos cuando ya no lo tenemos.
La vida me llevó a otras ciudades, a otros mundos, otros lugares, grandes o pequeños, con sus encantos y lugares. Alegrías, sinsabores, ilusiones, desencantos. Sus pro y sus contras. La vida repito me llevó, o me dejé llevar. No tiene importancia. Ni analizar causas, ni analizar defectos. De lo que hoy pienso es que ha pasado mucho tiempo, demasiado de la última vez que vi llover en Buenos Aires.
Chau y hasta la próxima

jueves, 4 de octubre de 2007

Este es el numero 50

"La tarea del escritor es salir en busca de su propia voz.¿A quien podrá interesarle mi voz?.Quizás a nadie.Pero es mi voz.Trataré de soltarla".Tomás E.Martinez.

Cuando hice la presentación de mi blog en el mes de marzo del ctte año venía madurando la idea desde el año pasado. A partir de la existencia de este prodigioso medio de comunicación que nos conectó virtualmente y quizás nos aísle físicamente, supuse podría contar lo que anuncié en la primera publicación. No voy a explicar en qué me inspiré. Ya lo dije, pero debo confesar que he hecho una experiencia intereante. Fantaseo como me gusta, opino para bien o para mal como me da la gana. No te obligo a leerme. Vuelco recuerdos, vivencias propias de alguien que orilla los 80 años, y que si bien no puedo decir como Neruda "confieso que he vivido", con tanta riqueza, además de ser una gloria de las letras. Yo, una anónima hormiga, también he vivido, con felicidades, tropiezos y sobre todo con muchos errores. Pero he vivido, vivo, y hasta ahora aún con decadencia física, con reproches subjetivos, soy un agradecido, no a Dios, en quien no creo, sino a lo que me tocó vivir. Tengo aunque dispersa (fenómeno moderno) una buena y querible familia. Una compañera ideal. A ellla la he alabado varias veces. La publicación se la debo a mi hijo Juan Carlos quien recibe mis textos en España, donde reside y los ilustra embellece en cada presentación, además de ser riguroso y exacto en la transcripción. Inventé palabras, cuentario, reflexionario, preguntario. Secciones como cajón de saste, historias mínimas, la imprtancia de las cosas inanimadas. Iré haciendo nuevas cuando la necesidad y la inventiva me lo exijan y permitan Así fui encuadrando y clasificando ideas, fantasías, opiniones. Creé encabezamientos o tomé opiniones de intelecutales famosos. Espero seguir mientras la vida, la salud y la lucidez me lo permitan. Aburriéndote, divirtiéndote, emocionándote, haciéndote enojar, llevándote a la indiferencia, o a la discrepancia, te admito hasta la posibilidad de la burla. Tenés derecho a todo como yo a decirlo. Vos a no leerlo. Igual nuestro puente virtual sigue abierto y el tiempo dirá si profundizamos o no el contacto.

Chau y hasta la próxima

sábado, 29 de septiembre de 2007

3 de octubre, día del odontólogo.

Si no lo sabés mi esposa y yo somos odontólogos. Jubilados, retirados hace ya varios años. Ejercimos por más de 50 años. En este día me parece oportuno contarte algo de lo que una vez escribí en un trabajo llamado recuerdos de un dentista. Sintetizaré y te daré algunos datos que puedan responder a preguntas que muchas veces se hace la gente, el paciente.¿Qué se sabe de los orígenes de la odontología?. Anales los hay en Egipto cuarto milenio antes de Cristo y en la Mesopotamia. La caries se la atribuía a un gusano .Puentes y reemplazos de piezas dentarias existían unidas con hilos de oro .El nombre del dentista más antiguo Hesi-Ré tercera dinastía 2780-2720 AC. Los etruscos dominaban la técnica del reemplazo y en América precolombina manejaban técnicas (cera perdida) avances médicos y científicos. La era cristiana, el medioevo se estanca el conocimiento y queda en manos de esclavos, sangradores y barberos. En el lejano Oriente también se desarrolló la medicina con otros basamentos. Chinos, japoneses, hindúes prevalentemente .Famosos los árabes en especial en el esplendoroso período de El Andalus que hicieron importantes aportes científicos, además de diseñar avanzado instrumental. Tres nombres entre muchos que se destacan en esta historia. Avicena, Albucasis, Maimónides. En el medioevo, como dije se soslaya el fundamento científico y se orientan los tratamientos al milagro y a la invocación de santos, muchos de ellos mártires, como patronos de enfermedades .Santa Apolonia quedó para los males dentales. En el Renacimiento Ambrosio Paré le da un impulso cualitativo a la odontología. ¿Cómo se trataban y curaban?. A veces con parte de hábitos religiosos como las abluciones de los musulmanes. Se recomendaban condiciones alimentarias y medicamentos ridículos y nauseabundos de solo conocer su composición. La práctica habitual en plazas, ferias, al aire libre.
SigloXVII comienza la tendencia a separar la odontología de la medicina.
SIGLOXVIII. Fauchard un francés que crea instrumentos y prótesis, base de lo que seguiría en el siglo siguiente.
SIGLOXIX la escuela americana crea la base de la odontología moderna,en parte gracias a la labor de Black.
Siglo XX los cambios cualitativos son asombrosos y el XXI avanza con las botas de las 7 leguas puestas.
Aparición de la anestesia: de Wells con su gas hilarante o el éter de Morton aparece la novocaína y luego evolucionan todos los anestésicos inyectables de uso corriente, hoy con agujas descartables y anestésicos de superficie para las mucosas como anestésico previo.
La infección : de los cortes, drenajes, vacunas antipiógenas, sulfas hasta la maravilla de los antibióticos.
El torno nace del invento de Singer y su máquina de coser. Charles Murray en 1858 lo aplica a la odontología y en 1872 Green inventa el primer torno eléctrico. De allí a 1957 cuando aparece la turbina Airotor Borden, que con modificaciones es la que se usa actualmente. No te voy a contar la historia de las obturaciones, prótesis etc. O como las prótesis de caucho, antes de que apareciera el acrílico y otros materiales se le debe a Charles Goodyear que descubrió el método de la vulcanización. Era el hermano del de los neumáticos. Hoy disponemos de implantes, ortopedia, ortodoncia la prevención, el fluor, la restauración, la estética, diseños por computadora, luces halógenas, resinas etc. La buena masticación, la buena dicción. La buena salud. Y así de seguido en largos párrafos enunciando o decribiendo adelantos, materiales, técnicas que como dije avanzan calzados en las botas de las 7 leguas. Una odontolgía cada vez menos traumática, menos agresiva, más conservadora, más restauradora. Devolviendo la alegría de vivir. Aliviando y curando sufrimientos y traumas graves. Podría también contarte anécdotas de tantos años de ejercicio y de haber vivido adelantos y cambios desde un casi primitivismo comparado con la actualidad. Sencillamente te quise recordar que más allá de tus justificados temores, reservas, desconfianzas, dudas, resistencias y malas experiencias, los odontólogos hemos prestado y siguen haciéndole un invalorable aporte a la salud humana, a mejorar la calidad de vida de la gente.

Te saluda un dentista. Chau y hasta la próxima.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Lo que el tiempo se llevó

"Toda época es una esfinge que se precipita al abismo cuando se ha resuelto su enigma." Enrique Heine.

El lo qué fue muy utilizado por esa gran actriz cómica Niní Marshal en su papel de Catita. Acentuaba su incultura, ignorancia, ordinariez, cómica y sabia, preguntando ¿lo qué?. Pero no se trata de analizar gramaticalmente el uso del artículo determinado lo ni el pronombre que, sino de preguntarnos por lo menos me lo pregunto yo que es lo que el tiempo se llevó. Tampoco evocar a las personas que a través , en mi caso de una vida que ha sobrepasado el promedio del hombre, sus expectativas de sobrevivencia, he conocido y desaparecido .Creo que la cuestión, para mí planteada es recurrente y lógica. ¿Qué dejamos atrás cuando se han vivido bastantes años? ¿Qué se llevó el tiempo? ¿Qué dejó?. La respuesta principal es experiencia. Oscar Wilde sabiamente sostenía que ella no es más que la comprobación de nuestros errores. Opinión que suscribo y mantengo por propia "experiencia". Lo malo es que muchas veces intentamos imponer la nuestra a los demás, cuando en realidad es algo único, individual, personal. Difícil es aprender de los errores ajenos y menos aún asimilarlos como propios. Además el tiempo, al pasar, nos deja vivencias, recuerdos, nostalgias, amarguras, arrepentimientos, sentimientos de culpa. También autosatisfacción. Como hayamos vivido, cual el grado de realización o frustración sintamos. Además esa realización o frustración pueden referirse a una faceta específica de nuestra vida o ser más global, más abarcativa, y surgirán matices, diferencias, coincidencias. La vida es muy rica, o muy sosa, o terrible. En gran medida es la persona misma quien puede calificarla, categorizarla o lamentarla. Cargar el madero, aunque sea esporádicamente tiene que ser una tremenda experiencia. Cargarlo en nombre de la humanidad doloroso y sublime. Lo más probable es que cada uno de nosotros, conciente o inconcientemente el madero, o algún trocito de él lo haya llevado o lo hará en algún momento de su vida. Hoy en el ocaso, haciendo memoria, si uno tiene la fortuna de conservarla, de seguir sabiendo quién es, no solamente qué es, otro tema profundo para analizar y reflexionar, no haber perdido los rastros del pasado y la noción del presente, como le sucede o le ha sucedido a tantos ancianos, puede recurrir a esa memoria para comprobar cuanto el tiempo se le ha llevado.Cuales los residuos dejados, y sobre todo la conciencia lúcida del ayer, la noción aproximada del hoy, la incógnita de un breve futuro. Si ese tríptico sirve para identificar y aceptar la realidad, uno puede deducir mas o menos aproximadamente que el día a día para en este caso el anciano, es un tesoro que debe cultivar, cuidar, y si puede, enriquecer. No creer solamente que es cuestión de sumar un día más a la vida, que ya es mucho. Es cuestión de sumar un útil y precioso día. Porque ellos, más allá de no sepamos cuantos, ahora sí ya están visible y dramáticamente contados.

Chau y hasta la proxima

1 de octubre dia de la gente mayor

Foto: Calendario JCGB 2007.