Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 20 de junio de 2007

Anecdotario: el Invierno

En estos días , entre el 21 y 22 de junio hará su entrada en el hemisferio sur, el invierno. Ya lo estamos padeciendo o soportando por lo menos en nuestro país, con sorprendente intensidad. Más de lo habitual y esperado, con nevadas en zonas en las que generalmente no nieva. A ello se le suma que los medios energéticos para hacerle frente, en especial gas y electricidad, se encuentran en estado crítico por falta de inversión, previsión, planificación adecuadas. Un tanto más a favor de nuestros políticos y funcionarios de turno , todos candidatos al premio Nobel de la incapacidad. Pero el tema del invierno, inspiarados de Vivaldi en sus cuatro estaciones, también da para evocar como era y como se lo pasaba en mis tiempos de niñez y juventud.Vivencias de un chico de ciudad, de barrio. El invierno era bien invierno, definido, como todas las estaciones. Las ciudades mas abiertas, menos edificadas, orilladas por el campo y el descampado. De ahí que fuera muy frecuente ver por las mañanas en plena urbe el blanco de las heladas, el agua congelada en las calles y casas. Los chicos íbamos al colegio, lógicamente muy tapados pero igual de riguroso gurdapolvo blanco. Sufríamos de sabañones muy dolorosos en orejas, manos y pies. A los resfríos se los combatía con gotas nasales de Mistol, inhalaciones con vapor de agua y algún producto -como hojas o frutitos de eucaliptus. La tos con untura blanca en el pecho, cataplasmas bien calientes de harina de lino, ventosas en la espalda. Los expectorantes eran por lo general unos frascos que en la farmacia preparaban con alguna receta magistral, y te los vendían en envases de vidrio color caramelo,l a etiqueta roja con la receta escrita a mano en tinta azul, con tapon de corcho y a guisa de seguridad le ponían un papelito igual a los pirotines de la repostería, atado con un hilo. Además existían en el comercio pastillas Valda, del Dr Andreu, caramelos de eucaliptus y diversos. Mas Cafiaspirina, Mejoral o Geniol, el más popular. Y sobrevivíamos. Sin embargo en especial había dos enfermedades, la neumonía que producía gran mortandad, y la tuberculosis, azote de las clases bajas. Verdadera enfermedad social que recrudecía en invierno. Las casas, salvo las muy importantes no tenán otra calefacción o fuentes de calor que estufas primitivas, braseros peligrosos ,estufas a querosén de mecha, algunas eléctricas tipo pantalla redonda de cobre con una resistencia pequeña en su centro. Luego aparecieron las de presión Volcán con velas de material refractario y más tarde , también a querosene unas con mecha con gota a gota. Como decía, las casas y edificios importantes se calefaccionaban con los clásicos radiadores, que tenían en las calderas sus fuentes de energía. Funcionaban a Gas oil o fuel oil y era común ver camiones tanque repartiendo el producto que descargaban en bocas especiales situadas cerca del cordón de la vereda, conectadas con tanques subterráneos. Era también común ver pasar carros cargados de leña y madera dura. Se la podía comprar en unos corralones especiales que además vendían alimentos para aves, etc. En los almacenes también se vendía carbón de leña al peso, y existían las carbonerías , como la de los padres de Quinquela Martín. Porque existían las salamandras , los hogares a leña . Para combatir el frío era frecuente el uso de bebidas fuertes, grapa, caña, ginebra. Esta última era la proveedora de unas botellas como de barro cocido que llenas de agua caliente sustituían a las clásicas bolsas de goma o al ladrillo calentado a fuego y envuelto en papel para no quemar las sábanas, que se ponían en las camas para calentar en especial los pies, cubiertos en general con zoquetes tejidos o directamente tomábamos un pull over y metíamos los pies en las mangas. Los afortunados nos desayunábamos bien para ir al colegio y los alimentos eran más densos y calóricos por lógica. Los baños, la higiene, eran periódicos, en general los sábados, cuando se calentaba agua para toda la familia. A los chicos nos bañaban juntos para aprovecharla mejor. Los calefones a gas, peligrosísimos causantes de muchas muertes estaban instalados en los baños, hoy prohibido. Comprendase que el gas, extraído del carbón de piedra no era muy común en las casas modestas. Las horas frías, los días desapacibles se pasaban entre la actividad escolar, haciendo los deberes, leyendo libros de aventuras o novelas, escuchando radio, y a dormir temprano. Más o menos así era el invierno en la década del 30 del siglo pasado. En la que atesoré este recuerdo entre evocativo y somero.Vos lector tendrás los tuyos, de otra época o parecida. No está mal recordarlo. Hoy por lógica el inverno tiene otras características, con otros hábitos humanos, otras armas para combatirlo y soportarlo ,enfermedades incluídas. En aque tiempo no existían los antibióticos, y las vacunas preventivas obligatorias en edad escolar eran la antivariólica y la antidiftérica. Bien , como dije llega el invierno y lo tendremos sobre nuestras humanidades. Mientras nos vamos acercando al día 24 de junio, San Juan, y como es tradicional hará su irrupción el veranito con varios días cálidos. Y ese día los más veteranos evocaremos, escucharemos o veremos por TV alguna película de Carlos Gardel, muerto en Medellín, Colombia, el 24 de juni0 de 1935.

Chau y hasta la próxima.

Foto : Corrientes al 3000. Buenos Aires 1931. Horacio Cóppola.

2 comentarios:

JCG dijo...

El veranito de san Juan en el hemisferio sur , es el comienzo del verano en el hemisferio norte. Sin embargo las tribus primitivas y los indígenas de America iniciaban el año
en el solsticio de invierno (sur)

JCG dijo...

O sea que el mundo esta patas arriba, como dice un amigo de Usuhaia, vivo en el principio del mundo, no en el fin. ;-)