Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

lunes, 25 de junio de 2007

La importancia de los objetos inanimados: La baldosa rajada.


"Yo sufro. Alguen tiene que ser culpable". Niestzsche.

Es muy difícil, pero no imposible saber o explicar por qué determinados recuerdos son recurrentes. En este caso, cuando imprevistamente, sin que lo llames, o cuando voluntariamente lo hacés, es una imagen en particular la que aparece. Siempre la misma. Si por casualidad pienso en una baldosa, esa es la que se presenta, con naturalidad, misteriosa, lógica, sin esfuerzo alguno. Para sustituirla, sí hay que hacer un rápido ejercicio mental. Su imagen predominante va despertando o asociando una cascada de otras imagenes-recuerdos-vivencias. Esta baldosa rajada era la tapa de un desagüe que en la planta baja de mi casa natal, se encontraba al pie de una escalera que llevaba al lavadero, terraza y anexos. Por él bajaban las aguas enjabonadas que la lavandera mandaba durante y después de su trabajo. A veces el exceso de espuma afloraba por los bordes de esa tapa baldosa rajada indicando la necesidad de destapar el sistema. Era una baldosa color marrón caramelo, con pintas blancas,c on un marco de bronce y en su centro tambien de bronce, un soporte-manija redondo que permitía removerla y sacarla de su lugar. Subiendo por la escalera se accedía al lavadero. En una gran pileta la lavandera pasaba las horas consimiendo panes de jabón amarillo fregando la ropa en la tabla, gastando sus manos rojizas y agrietadas, fatigando horas en trabajo de verdadero sacrificio. Yo subía a verla trabajar, también cuando tendía la ropa en una generosa terraza de baldosas rojas surcada por largos alambres tachonados de broches, listos para recibir sábanas y todo lo que en la casa, en esa materia se ensuciaba. Entre esos alambres había una antena conectada a una radio en la que mi padre por onda corta escuchaba las noticias de la marcha de la guerra civil española y luego lo que pasaba en la segunda guerra mundial.
Yo me trepaba a una segunda y pequeña terraza y desde allí, apoyado en el tanque de agua, oteaba un paisaje de barrio chato, con amplios baldíos, un río que se adivinaba, chimeneas de fábricas, la lejana cúpula de la redonda de Belgrano, (iglesia de la Inmaculada Concepción), el gasómetro. Como un animalito orientaba mi cara buscando la dirección del viento o la brisa, que sentía especialmente en mis orejas, para remontar así mi barrilete tarasca que me hacía o compraba, sujeto a un hilo cadena numero 16, suficiente para ese vuelo corto y limitado.Ya otros vueltos más ambiciosos los emrendería com barriletes más grandes e importantes, con mayor y lejana altura. Ese, con mi tarasca, un divertimento menor, del que gozaba un rato. De regreso de esa pequeña aventura, repetida una y otra vez, no dejaba, al bajar por la escalera a la planta baja de darle un vistazo a la baldosa rajada. Allí, en un rincón, como dije, casi al pie de esa escalera. Seguro un psiquiatra o un psicólogo harían sus interpretaciones científicas y psicologistas , sobre el significado de este recurrente pensamiento-recuerdo, de esta imagen única que se obstina en aparecer en mi memoria sin que la llame. Objetivamente no hay duda que ella era la tapa que ocultaba el descenso de la suciedad que una parte del hogar y la familia por lógica generaba, y esto podría ser una posible interpretación y otra más estúpida, o verosímil que lo que desbordaba, esa espuma, era la mugre que afloraba para decirnos de su presencia. Pero yo creo en una visión más simplista. Que a veces se tapaba. Solamente eso. Nosotros éramos gente normal y felices. Los recuerdos agradables, bellos. La baldosa rajada el ícono que en mi memoria me dice, así fué, por eso aparezco yo, la baldosa rajada, y no otra baldosa de las muchas que tapizaron el suelo que hollaste en tu infancia. Y también me dice que la invocación a las palabras de Nietszche que hiciste al principio no son apropiadas y están fuera de lugar.

Chau y hasta la próxima

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