Se me rompió la taza del té. La misma de siempre. Donde saboree por años y años el té con un chorrito de leche fría, sin azúcar. O algún earl grey, con azúcar y por lógica sin leche. Donde mojé alguna galletita, medialuna u otra masita, en acto y ceremonia personal . Ella, a veces humeante, a veces no, llegaba a mis labios sostenida del asa por mi mano izquierda . La volvía , luego del sorbo, a depositar en el plato . Y mientras por la mañana la disfrutaba morosamente, o la apuraba en urgencia sin sentido, mis pensamientos volaban planificando tareas, asomándome al dia , recordando lo soñado por la noche , resumiendo en parte , por la tarde , lo sucedido. O simplemente vagaba con la imaginación , a veces en el vacío sumergido en la blanca nada . Deberé reconstruir la rutina con un nuevo y por ahora cuerpo extraño . Hasta que deje de serlo . Pero ella , con la pátina del tiempo , de los años , ya no podrá acompañarme . No podré mirar su fondo al terminar . Ni ejercer mi respeto por no quitar del todo lo que el té fue grabando en su cuerpo , dejando su impronta, y en mi espíritu, en mis recuerdos , en mis penas , en mis alegrías . Esos momentos íntimos compartidos entre ella y yo. La extrañaré, y mucho.
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1 comentario:
al leer esta nota,(escrita por un escritor),sentí algo de melancolía y de tristeza. Era ese el objetivo ?, entonces me gustó...la paladee como cuando leía tus Cuentos tan encantadores y sonreí, cuando recordé que hace mas de 20 años me hablabas de tu inminente final, de tu vejez, que vista ahora parece tan lejana. Y me pregunté en que dirección va el tiempo.???
Tu testimonio de la taza es un relato delicado, filosófico y da vida, como le diste a esa taza que de inanimada pasó a tener alma...
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