¿Entendido?

"Una foto amarillenta, mi madre.

Una foto grisácea, mi padre. Una foto que llena mi alma de todos los colores, la de ellos dos."

Estuviste conmigo desde un principio, y no te despegaste de mi nunca. Aún hoy me acompañás. La vida nos vio crecer como hermanos gemelos. Nos desarrollamos. Durante la infancia sufrimos al unísono devastadoras enfermedades. Casi nos quedamos por el camino. Pero luego todo mejoró, como si amaneciera. Y la marcha por la vida, con pequeños contratiempos, fue casi sin tropiezos, robusteciéndonos. Crecimos, por momentos de forma acelerada. En la adolescencia no nos fué mal. Jóvenes, además estudiábamos y encarábamos el camino con optimismo, cierta inconciencia y arrojo. A los dos juntos nos llegó el amor. Maravilloso. Y con el tiempo engendramos hijos. Sufrimos, lloramos, pero por sobre todo, fuimos felices. Disfrutamos a pleno goce. En gran parte de los bravos momentos que nos tocó vivir nos jugamos y rozamos el dolor, la muerte a diario. Arriesgamos vida y libertad. Luego todo se calmó, o nos calmamos nosotros. Llegó un largo período de serenidad. Siguió la declinación. Aparecieron los primeros achaques y con ellos análisis, exámenes, diagnósticos, tratamientos. Todavía entraban en la categoría de contratiempos. La naturaleza se encargó de enseñarnos las reglas de su juego, de su sabiduría. Sin darnos cuenta aún de que se trataba del asunto de la vejez. Tarea difícil que fuimos aprendiendo un poco a los golpes. No fue nada sencillo, y menos asumirlo. Adquirimos conciencia, y la aceptamos, pero no en acto de resignación, de mal inevitable, de horizonte acotado sino como algo natural, lógico y hasta racional. Todo se hizo llevadero ,lo calificaría de agradable, con otras pautas, otras expectativas, otras rutinas. Con otras alegrías y fuertes nostalgias. Y ahora, luego de tantos años juntos he comenzado a desconfiarte. He entrado en estado de sospecha. Estoy atento a todas tus manifestaciones, señales, quejas y hasta sordos gritos .No pasan días ,horas o instantes que no me mandes algún mensaje. Te entiendo y los recibo, aunque trato de ignorarte. Presiento que eso te irrita, y a veces te enfurece. Así recrudecen tus hostilidades. Otros te llamás a silencio. Yo presumo que es para depararme una nueva sorpresa. Una solapada y nueva agresión .Porque te has vuelto agresivo. Estoy a la defensiva. Resisto, pero esa sosecha va ganando mi espíritu. Ahora te lo digo. No lograrás minar mi lealtad, inconmovible e inmutable que te profeso. Te pregunto y aguardo una sincera respuesta de tu parte. ¿Pensás abandonarme luego de una vida juntos?.Si es así decímelo, porque esa lealtad gritada por mí irá más allá de lo que podrás imaginarte. Si te vas, nos vamos los dos juntos. Lo abandonamos todo. Yo, con gran dolor, pero estoy dispuesto y firmemente decidido a hacerlo. Te acompañaré. Creo convencido que es eso. Querés eso cuerpo mío.
Te repito, no te irás solo. Deberás cargar conmigo si emprendés el viaje hacia la nada. No te librarás de mi facilmente. ¿Entendido?

Chau y hasta la próxima.

Foto: Juego de manos juego de sombras. JCGB 2006.