Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 14 de octubre de 2009

250 Insomnio

tapa de adn cultura  Arte Ba 09

¿Qué hora será?. El reloj no es lo suficientemente luminoso como para averiguarlo sin encender la luz. Busco a tientas la perilla del velador. Presiono dos veces seguidas el botón. La fugacidad del destello alcanza para saber que la noche me resulta interminable. Apenas han pasado veinte minutos de la hora consultada anteriormente. Oigo un tren lejano. Pienso, el viento viene del río. Ruidos fuertes de aviones confirman mi presunción. Se mezclan ese tren, los aviones, un gato en celo, un escape libre, alguna bocina impertinente. ¿Tiros,sirenas?. Cambio de posición. Mi mujer gruñe al molestarle mis movimientos. Presto atención a los pequeños y casi imperceptibles ruidos que pueblan mi habitación. Mi respiración, la de mi esposa. Extraños crujidos de muebles. Una tos llega de otro dormitorio. Sonidos no identificables. Oscuridad y pensamiento. Abro los ojos y busco un punto luminoso que me permita establecer la diferencia con tenerlos cerrados. Entre estar despierto y dormido. Alguna claridad, más mi estado consciente marcan esa diferencia. Indudablemente no duermo. Aprieto los ojos, ensayo posiciones, mas el sueño no llega, y no entiendo porqué.

Me acosté cansado, casi rendido. Leí un rato y el libro comenzó a caérseme de las manos. Mi mujer me instó repetidas veces a apagar la luz y la radio. Se hizo tarde y al día siguiente madrugamos, como siempre. Pero esa costumbre, lectura y música obran en mí como un reflejo condicionado. Sin estos dos estímulos me resulta imposible conciliar el sueño. ¿Qué falló esta vez?. Aunque en realidad pude dormirme rápidamente, pero al cabo de  un tiempo desperté casi sobresaltado. Recobré instantáneamente la lucidez. Inexplicables reacciones produjeron el insomnio. Ensayo descansar sobre el lado derecho. Tengo el tabique desviado y se me tapa una fosa nasal. Doy una vuelta completa, tomando exactamente la misma posición pero del lado izquierdo. Aguardo un tiempo inmóvil, sin resultado. Me coloco boca abajo pero es inútil. Pienso, probaré boca arriba como si estuviera en un ataúd, con las manos entrelazadas, tieso. La idea me causa gracia. Hasta ensayo contener la respiración para darle más realismo a la simulación. Así, por supuesto no logro superar la vigilia. Abro los ojos y miro un cielo raso inexistente en la oscuridad y recorro con la mente para distraerme toda la habitación. Comienzo  por la cama de dos plazas  de roble torneado estilo rústico inglés. Sigo por las dos mesas de luz, una a cada lado del lecho, aplastando bajo sus cristales imágenes y recuerdos, sosteniendo además a los veladores de bronce. Reconozco todos los detalles del placard , sus herrajes. Imagino la lámpara colgante del techo. Recorro las paredes sobriamente empapeladas. Evoco cada uno de los cuadros colgados. Sé que finalizado el placard está la llave de la luz, luego la puerta de salida de la habitación. En la pared del frente cuadros, espejo rectangular. Apoyada una cómoda con potiches, frascos de colonia, boletas de impuestos a pagar. En la siguiente  pared un gran ventanal. El ambiente es tibio, acogedor. A pesar de mi ejercicio de memoria no logro conciliar el sueño. Sigo despierto con los ojos cerrados. Se repiten los sonidos, los ruidos, sin cadencia, sin orden. Ahora son primeros los gatos, otro automóvil, no más trenes ni aviones. ¿Nuevos tiros y sirenas?. Deduzco porque no he querido ver la hora, se acerca la madrugada. Es cuando en la ciudad predomina el silencio. Seguro la mayoría de las calles están desiertas. Ladra un perro. Los gatos siguen maullando con más fiereza peleándose por una hembra. Es la noche con su ciclo vital. De vida y de muerte. Es la hora del amor, del nacimiento y del final. Recuerdo haber leído estadísticas sobre el ritmo biológico. Se comprobó que la mayoría de los nacimientos y fallecimiento suceden de madrugada. A mi memoria llegan otras muertes que no ví pero escuché., o intuí tiempo atrás. Durante la represión. Sirenas y tiroteos, noche a noche. Eran de insomnio diferente, de terror, de dolor, indignación, ¿impotencia?. Pensarlo no me ayuda a dormir. Lucho por evadirme de los recuerdos negativos, entristecedores o agobiantes. Trato de pensar en frivolidades. Cierta modorra se apodera de mí. Duermo no sé cuantos minutos, vuelvo a despertarme. Sueños en blanco, sin sueños. Pierdo la noción del tiempo. Creo no haber pegado los ojos. Creo haber pegado los ojos. Indistintamente. Comienzo a recorrer nuevamente la habitación pero en sentido inverso. Oigo pasos en el departamento vecino, bajan suavemente la cortina. Imagino risas, ahora no son los gatos , me digo.

Estiro la mano hacia mi mujer, pero la cama está vacía. Es angosta, de una plaza. A mi lado no hay nadie, estoy solo. Enciendo la luz. El viejo y destartalado despertador marca las tres y media. Mi otomana ocupa un pequeño espacio. Desorden en una habitación de soltero pobre. Todo tirado, desordenado, desprolijo. Ni lámparas, veladores de bronce, cortinas, sillones, placard, cómoda. Sí una desvencijada silla de paja. Un oscuro ropero. En el suelo, un par de chancletas. Algunas veloces y brillantes cucarachas se dejan ver. Hace frío. No hay cuadros,sí un espejo que debe ser azogado. Mi mesita de luz es de madera ordinaria pintada de marrón, sin vidrio que aprisione imágenes y recuerdos. Una vez más, como siempre, estoy solo. He vuelto a soñar que padecía insomnio,y que intentaba dormirme con otro sueño, en otro sueño, repetido, imaginado mil veces. Todo irreal.

Todo irreal no. Oigo sirenas y tiros, y esto sí es verdadero. Parece que no acabará nunca. Noche a noche y también de día. De la empresa desaparecieron varios delegados. ¿Cuándo terminará la represión?. Suena el despertador. Son las cuatro y media, me levanto. Tengo un largo viaje para llegar a mi trabajo. Me espera una dura tarea, como todos los días. ¿Para qué?. ¿Para quién?. Sigo irremisiblemente solo y pobre. Sospecho, más estoy plenamente convencido, que no soportaré más soñar otra noche de insomnio.

Chau y hasta la próxima

1 comentario:

coto dijo...

Es posible tanta similitud?
Con algunas variantes,seguramente,muchos nos sentiremos identificados;pero...hay pasajes propios,únicos.
Me pregunto.
Qué viaja en nuestro ADN para producir estos hechos?
Otras cosas aún no reveladas seguro le acompañan;quizá destinadas a los hijos-nietos.