Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 7 de septiembre de 2011

448. ¡Qué historia!. (metáfora).

Horno A Ilustración cedida por A.Fiadone.

"Creer o no creer, esa es la cuestión".

Se reunía el Consejo de Notables  en el Tabernáculo de Reunión para distribuir trabajos y ayudas para los más necesitados en un mediodía de sol intenso, sofocante si cabía en un lugar árido, barrido por momentos por un viento que aumentaba  al levantar polvo aumentaba la inclemencia reinante. Y llegó él, un suplicante más arrastrando con una deshilachada cuerda un mísero carrito, aunque vacío, cargado de ilusiones y carencias. Esperó pacientemente como lo había hecho toda su vida, ser beneficiado con aquello que reemplazara ilusión por materia concreta. En vano, los notables y los sacerdotes, todo se lo negaron. Aturdido no podía entender la causa. Se repitió una vez más que si su moral y conducta, su forma de aceptar la existencia se regía por esos cánones dictados en su momento por El Dios, trasmitidos en tablas categorizadas como divinas con leyes eternas. Sabía ser el como todo humano resultado de la creación divina;del destino seguro de su pueblo ;de la supremacía que en su momento ejercerían sobre los demás pueblos. Plena conciencia del castigo de sus pecados, de bendiciones en obediencia. Como ellos, los elegidos, habían recorrido un muy extenso camino de dolores, tragedias, sometimientos, milagros..Como de la creación a la extinción para reaparecer sobre la faz de la tierra después del castigo  con el ahogamiento masivo y total. Esa reaparición humana con divisiones por estratos sociales. En el sometimiento a pruebas concluyentes de fe y obediencia. Todo lo portaba en su mente, ajustaba su conducta, su moral, su fe..Sin un gesto, sin ninguna directiva que partiera de esa reunión comprobó que su carrito contenía lo que necesitaba.Con un acto de reverencia tiró de la cuerda y emprendió la marcha hacia su choza no muy lejana del lugar de reunión. Un gran árbol, único en el acotado paisaje, proyectaba su sombra sobre la vivienda - Pero alguien lo seguía y antes de llegar a destino fué alcanzado por el emisario de los notables para informarle que esa carga no le pertenecía. Que nadie había expresado la voluntad de otorgársela. Debía devolverla. Se resistió , negó, invocó, imploró. Repitió su concepto de milagro. Imposible torcer su destino. El emisario tomó el carrito por sus manijas, le arrojó la cuerda deshilachada, dió media vuelta y se marchó. Desesperado, repasó como lo hacen aquellos que toman decisiones fundamentales, todo en brevísimo tiempo, el bagaje que formaba el pilar de su conducta y su fe. De esas leyes fundamentales que siempre invocó y cumplió,Dispuesto sí esta vez a romper con ellas. Tomó la cuerda que el emisario abandonó y se dirigió a su morada, a su árbol.

El enviado, luego de un rato de marcha, giró sobre sí mismo impulsado por una extraña fuerza. Lo vió oscilando en el aire moviendo aún sus pies. Corrió, corrió con desesperación. Su alma desbordada de dolor, de culpa, de vano arrepentimiento. Porque como se infiere, llegó tarde.

Las consecuencias de su muerte ya es otra historia.

Chau y hasta la próxima.

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