454. Un diálogo. .

Nos sentamos a conversar. Su presencia imponente, dominadora, vital, decisiva, se impuso de tal manera sobre mi humilde persona que modifiqué mi forma de hablar ¿Como podía dirigirme a ella con mi lenguaje habitual de porteño?. Tutearla imposible, vosearla menos, en especial cuando ella me sometía a un duro interrogatorio.Tan duro que por momentos no encontraba la respuesta. Intuí, reaccioné instintivamente recurriendo al método de las no respuestas, es decir, no guardar silencio  o caer en la negatividad, sino en forma más sutil responder todo ese cuestionario sin caer en falsías tratando de ser lo más auténtico que podría ser si me lo permitían mi conocimiento y mi conciencia.

Comenzó con ¿eres sabio?

-No lo soy, de ninguna manera. Lo ignoro todo y los sedimentos de mi poca sabiduría no me alcanza para producirme satisfacción alguna.

-¿Crees acaso en saber que es la satisfacción?.

-Bueno, es un estado de ánimo, una satisfacción interior, en un alma gozosa.

-Gozosa porqué, ¿por tener conciencia de tus límites?.¿De superarte, de ser mejor?.

-Para contestar todo esto tendría que saber que soy y quien soy. Meta difícil de alcanzar y resolver para cualquier humano.

-Entonces la sabiduría o los mínimos destellos de ella,¿te pueden ser suficientes?

-Desconcertado  atiné a decir no sé. Con ese no se´ya estaba revelando mis falencias.

Con gesto entre adusto e irónico me cambió de tema.¿Crees en Dios?.

-Rápido le contesté que sí estaba seguro. No de no creer,sino de creer en no creer, que no es lo mismo porque esta segunda parte aloja el germen de la duda. Creo que no creo,lo sostuve siempre y cuanto más leo sobre religión  menos creo aunque no confundo historia y escritos con fe. Como dijo muy bien Nietzsche Dios es una suposición.

-¿Cultivas alguna actitud misericordiosa?.

-Tendría que pensar por lo menos en dos vertientes. Qué es la misericordia y a qué está dirigida o ejecutada. Creo que ella es una actitud benevolente inclinada a disculpar o perdonar actitudes ajenas frente a uno mismo o a otros. En el caso personal la ejercería quizá con toda la comprensión necesaria, aunque no sé si lo haría al comprobar acciones acciones dañinas hacia otros. Sintetizando te perdono los daños que me has inferido, pero ¿y lo  hecho a los demás?.. Me nace una tercera cuestión. ¿quien soy yo para ejercerla y juzgar?.¿Y la indulgencia? Es otra cosa. Misericordia podría representársela como un hecho superior. Lástima , piedad, compasión, gracia, perdón. Indulgencia tiene sus matices aunque se rozan, me inclino mas por la clemencia, la compasión, el perdón.

-Me cambió con otra pregunta contundente.¿Cual es su lugar en el mundo?

Mi respuesta  surgió rápida y espontánea.Soy una hormiga más en ese gran hormiguero.

-Y siendo hormiga, ¿puedes ser feliz?.

-Tengo plena conciencia de mi condición de mi condición de insecto, mas mi conciencia no me impide vivir momentos profundamente felices, como hay otros profundamente amargos y dolorosos. La felicidad no es un estado de inconsciencia, de ignorancia de realidades, de vivir en el limbo.

-Hábleme de su sombra..

-No le presté mayor atención, en especial ahora, ya que mis posibilidades de vida normal como el resto de la gente, son muy acotadas. Sé como todo el mundo que ella nos acompaña mientras andamos,,nos movemos, vivimos. En nuestros movimientos con la luz proyectamos sombras. Distinto es vivir en ellas. Es nuestra esclava, nosotros la proyectamos en todas sus variantes, facetas,. Jugamos de quererlo con ella. Somos capaces de crear figuras, animales, como cuando las hacemos chinescas. Será, está condenada a ser parte de nosotros mientras vivamos.

Le vi a la interrogadora ciertos visos de fatiga o aburrimiento. Seguro mis respuestas no la satisfacían.

-Te pregunto:¿qué es la voluntad?.

Recordé haber leído una definición que adopté de inmediato como propia"yo soy el que siempre ha de vencerse a sí mismo". Se dió por satisfecha.

Sin que me lo preguntara quise referirme a la juventud, lo que uno pasa en un momento hermoso de la vida. Me miró y me dijo: Aquí no acepto apelar a la memoria ni a tu nostalgia. Es ya un estadío lejano. Tuve la impresión que el tiempo destinado a mi persona se estaba agotando.Supuse jugué con el fuego del tiempo. Me predispuse para nuevas preguntas mas esa noche un sonido diferente a los habituales, esos que la pueblan regularmente y que salvo aumentos considerables de intensidad, pasan desapercibidos. Este tuvo la virtud de despertarme. Abrí los ojos intentando perforar la penumbra que me rodeaba y envolvía. Traté de identificar a mi interrogadora. Porque era interrogadora y no interrogador.Saqué una conclusión definitiva al saber quien era y me dije ¿quien es nuestra dueña? ¿quien nos rige e influye?, y sentí vivir mi hora más solitaria. Porque ella, en diálogo inconcluso se me había revelado como la vida. Como mi vida.

Chau y hasta la próxima.