Nº 501. Osvaldo Pugliese.

Tuve el honor y la suerte de conocer a este gran músico tanguero. Una tarde acompañé a una persona a su casa. Debían conversar y yo testigo ocasional de ese encuentro. El maestro había regresado hacía poco tiempo de una e sus giras por el Japón, y la casa, en especial la sala donde se hallaba un piano vertical, estaba adornada con objetos traídos recientemente de ese país. Muñecas, figuras, láminas, abanicos. La impresión que ,me causó coincidía con la que se formó la gente a través de su bien cimentada fama. Sencillo, modesto, afable. En esa época casi no existía para la televisión, pero la radio, sus actuaciones en clubes de barrio, salones milongueros, las grabaciones, nos hacían disfrutar de su talento musical. Pensará quien lee estas líneas que debería abundar en consideraciones sobre su trayectoria artística, pero es que más allá de la admiración que por supuesto aún le tengo a pesar de su desaparición y los seguidores de nuestra música, lo relatado no fué ni más ni menos que un fortuito privilegio del que intento hacer una breve referencia.

Con Osvaldo Pugliese concluyo aunque no definitivamente con Ahora las Personas. En su extenso recorrido intenté contarte, como dije en su presentación sobre aquellos que de una manera u otra conocí o influyeron en mis recuerdos. Dejé de la lado los amigos personales de enorme interés para mi, sin valor para mis visitantes. Conocí y traté a mucha gente en mi larga vida, notorios o no. Pienso es por ahora suficiente. Aquello que merezca un nuevo texto, prometo aparecerá.

Chau y hasta la próxima.

 

Nota;  dedico este UFA a mi hijo Nicolás que hoy cumple años.

Y mañana, día internacional de la mujer trabajadora, a ellas todo nuestro reconocimiento.