En principio había pensado publicar uno de mis UFA habituales con una nota al pie recordando este día. Pero luego cambié de opinión al llegar a mi mente por evocación e intromisión involuntaria del recuerdo sobre aquellos tiempos donde no solo fuimos testigos sino más de una vez partícipes necesarios. Porque si algo ha caracterizado mi vida fué la ausencia de indiferencia ante un entorno real en el que estaba sumergido, más allá de los riesgos que me significaran a mí y por consecuencia a mi familia. La suerte me acompañó y salí indemne de distintos y numerosos hechos. En particular los referentes a los derechos humanos que cobraban en esos momentos mayor altura, significado, con la aparición de distintas organizaciones , movimientos sumados a los existentes como la Liga por los Derechos del Hombre. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Las Madres de Plaza de Mayo fueron lo más emblemático, por citar solo unas pocas. Tuve en esos tiempos el privilegio de sumarme a pesar de las condiciones reinantes a pedidos por algunos desaparecidos y en especial por la libertad de muchos y en particular de alguien que hizo de esa bandera, los derechos humanos una causa, una entrega absoluta con sus tremendas consecuencias de las que emergía con una fortaleza de asombro. Ya de él he hablado en un UFA sobre esos derechos, donde reproduje sus relatos y anécdotas de sus distintos cautiverios. También lo mencioné cuando se produjo su cercana muerte. Me refiero, por si no lo recuerdan a Enrique Perelmuter. No sé si llegué a ser su amigo en el sentido que se le da al término. Fuimos más que eso. El un gran luchador, yo admirando siempre su lucha, su actitud valiente, estoica. Se entregó de pleno a la causa, nuestra causa. Ya libre después de pasar por ese infierno llamado represión de la dictadura continuó en la brecha hasta que la enfermedad lo retiró de su participación activa. La foto que nos muestra juntos es de la última que pudimos vernos cara a cara. Generosamente en esa visita me regaló distintos libros. Continuamos en esporádicas llamada telefónicas, yo con mis traspiés físicos, el con su voz cada vez más apagada, intercambiando frases muy cortas y despedidas rápidas.
Hoy, mi referencia a Enrique no hace más que simbolizar la acción de una resistencia heroica llena de víctimas representadas por militantes,y también por inocentes. La historia ya ha relatado la larga cadena de terribles sucesos que azotaron a nuestro país, sumados los vecinos incluidos en el Plan Cóndor.
A todos, a todos no los olvidemos, sigamos rindiéndoles homenajes y por sobre todo ejercitemos la memoria. Sin olvido, sin venganza, con justicia.
Nunca más.
Chau y hasta la próxima.
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario