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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 9 de junio de 2012

Nº 528 Un viaje en tren.

tren-turistico-transiberiano

Día húmedo, pesado; pleno verano. La estación es una parte de un grupo de tres en una plaza llamada Konsomolskaya en pleno Moscú.. La Yaroslavl donde parte y llega el transiberiano, la Kazán y la San Petersburgo . Inaugurada en 1843 por Nicolás 1º  el 11 de marzo de 1918 arribó el tren con el Comité Central del Partido Comunista y el gobierno soviético encabezado por Lenin. De allí partimos rumbo a San Petersburgo – Leningrado - Petrogrado. Acompañados por la guía cuidando nuestro equipaje para evitar robos. Por fin nos encontramos al pie de los vagones del convoy que nos llevaría a destino. Lo abordamos e instalamos en nuestro camarote. El tapizado rojo, el lujo discreto de su interior nos impresionaron muy favorablemente encontrándole imaginarias analogías con el oriente express. Confirmaba la idea la presencia del camarero que nos ofrecía té en unos vasos muy trabajados. Partimos un atardecer rumbo al norte. El tren de tracción eléctrica se deslizaba con muy escaso traqueteo. La curiosidad que despertaba el paisaje nos quitó los deseos de dormir. Un sol que no quiere ocultarse nos acompaña con su luz mortecina en sensación de anochecer amanecer confundidos. Alguna cabaña, pueblos en negras siluetas recortadas en el fondo de un cielo rojizo. La noche-día transcurre rápidamente. Anuncian el arribo. Todo es sorprendente, maravilloso ante nuestros ojos. La ciudad se ofrece en  su esplendor matutino. Alojados, instalados nos aprestamos a recorrerla.  El arte, el poder del imperio ruso al alcance de la mano. Enumerar sus lugares no es necesario. Se conoce su historia, su contenido, su esplendor, su calvario en el sitio nazi.durante la 2º guerra mundial. Las sensaciones allí vividas, inolvidables, intrasferibles. Quiero sí destacar una. Atravesamos el antiguo mercado del heno hoy remozado pero lugar emblemático. Allí Raskolnikof a instancias de Sonia se arrodilla, besa la tierra y se dirige a la policía para confesar y entregarse en una de las mejores escenas de Crimen y castigo de F. Dostoievsky.  Extraño privilegio que experimenté al  atravesarlo, dentro de un aluvión de impresiones que la ciudad me provocaba.

La salida de la ciudad no fué en tren sino en avión rumbo a Madrid. Tiempo después ,me enteré de como se trazó la linea férrea. Le preguntaron al zar Nicolás 1º donde quería hacerlo y el posó su mano sobre el mapa entre Moscú y San Petersburgp, tomó un lápiz y recorrió su dorso. La traza tiene el perfil de su mano con la curva incluida.

Todo viaje transcurrido con cierta normalidad tiene gran encanto. Este en particular lo fué, por el medio usado, el destino elegido, y en este caso además por la ausencia de la noche en la noche.

Chau y hasta la próxima.

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