Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 17 de octubre de 2012

Nº 565 Rastros que dejó mi viejo.

 

 

"El uso de nuestra memoria es arbitrario. Recordamos como podemos y queremos y a esos recuerdos les damos el contenido que deseamos. Infiel fidelidad".

Como hijo diré que lo que él dejó en mi es una impronta indeleble. Creo, salvo raras excepciones, a los que hemos tenido la fortuna de gozar de un padre,en particular como el mío, con el tiempo casi un mito.Uno, que ha transcurrido casi una vida, cuando a la vista el horizonte está allí nomás, al alcance de la mano, mas no es cuestión de estirar el brazo y llegar al punto final; como decía el haber transcurrido una vida, la imagen del padre quizá adquiera otro valor, aún una mayor dimensión motivada porque ese protagonismo sentimental y emocional del ayer, ese papel nos ha sido transferido. Ser hoy el anciano en la recta decisiva. ¿Qué habrá sentido y pensado él en aquel tiempo?.Como vería a sus hijos maduros con familia propia sabiendo de una corta prolongación, oportunidad de disfrutarlos.

Lo cierto es de su persistencia en memoria y sentimientos. Por supuesto no hago el menor esfuerzo por ahuyentar su recuerdo, al contrario me produce placer y nostalgia evocarlo. También admiración. Destino de confidencias y sucesos en incontenible impulso por confesiones imposibles. Caer en la decepción por comprobación de irrealizable. Cuantas veces nos sucede intentarlo en acción irreprimible y espontánea. El me dejó en mi interior lecciones, conductas, ejemplos, una maravillosa imagen y sobre todo amor. Se niega con justa razón a desaparecer del todo. Imborrable, y en detalles pequeños, materiales, producto de sus manos, de su creatividad e imaginación.  Mi mirada se detiene más de una vez en sus rastros . Algún cuadro, alguna lámina me hablan de él. Mas esta figurita blanca, la de la ilustración, semi escondida entre un conjunto de adornos puestos en un estante de cristal de un hermoso mueble del comedor de mi casa , sin otro valor que el de los recuerdos. Pequeñísima, un diminuto zócalo, un alfiler invisible de soporte y ese rostro humano tallado con precisión, exhibiendo importante realismo. Todo en un trocito de tiza.

Chau y hasta la próxima

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