Nº609 Equinoccio de otoño.

 

2012.
Shenandoah National Park. Nicolás Gargiulo

"El otoño vi llegar y no estabas tú"

Bello y melancólico recuerdo, parte de la letra de un hermoso bolero compuesto por Armando Manzanero.

Al cambio de estación la estamos viendo llegar, quizá con la pena de haber finalizado el verano, la aparición a pleno de todas las obligaciones que marzo señala en el almanaque, aunque no es necesario enumerarlas. Es, diríamos el inicio de la agonía de la naturaleza, agonía que culminará en el invierno en ciclo de renacer, desarrollar y fructificar, volver a agonizar y luego aparentar una muerte.Mas es un bello proceso porque el paisaje natural se tiñe de colores vivos.Flora, fauna, clima, vida adquieren un encanto especial.Bellos y limpios días plenos de tibio sol. O adelantos invernales hostiles. El otoño es una mixtura muy hermosa. En la reflexión caemos en la cuenta con remanidas frases del paso del tiempo  con su carga de acontecimientos, de conmoción, de asombro, también de alegrías y tristezas. El decurso de la vida exhibe un ritmo irregular, medido en el calendario y el reloj de nuestro ánimo la convicción del ser, del estar. El cambio de estación significa la superación de una etapa, el comienzo de otra, la medida de la esperanza de muchos, el ocaso de otros

Disfrutemos a pleno la nueva estación que comienza, desconocida, porque el futuro lo es.Además reconocida porque sabemos de que se trata y como nos trata. Cada especie natural vegetal, animal, nosotros incluidos se irá adaptando a la nueva condición estacional, modificándose, modificándonos.

Otoño, bienvenido seas porque en definitiva tu padecer, tu disfrute nos habla con claridad, nos sopla al oído el estímulo de sabernos vivos. Así podremos fantasear, hasta con las románticas estrofas del bolero.

Chau y hasta la próxima

 

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