Nº615 Soy una vela (metáfora).

Foto: Juanca Gargiulo

"Revolotea una polilla y lamentablemente quemaré sus alas"

Tengo plena conciencia de lo que soy, mas ignoro para qué sirvo. En el taller de cerería donde me confeccionan vi nacer muchas de diferentes formas, colores, calidades y tamaños.En mi caso fui el resultado de una labor artesanal llena de tradición. Según lo supe luego la persona dueña y única trabajadora había heredado el oficio por varias generaciones El lugar físico el mismo, en una ciudad medieval donde la piedra predomina en el paisaje. Iglesias, la monumental catedral, murallas, castillos. Historia, pura historia.En ella el indudable y grandioso paso de los romanos. En una bella y emblemática callejuela el lugar de mi creación. Mi hacedor comenzó  con dotarme de alma. Colocó en el sitio preciso el hilo, mecha o torcida según se quiera llamarlo, para luego sumergirlo en cera de abejas y parafina fundidas.Para darme forma, tamaño , repitió el acto doscientas veces. Terminada y enfriada allí quedé guardada en un pequeño depósito para cumplir mi ignorado destino.Esa duda existencial me corroía hasta hoy que descubrí mi función.Al saberlo supe del gozo, de la alegría .Me llevaron a la catedral, grandiosa, inmensa, solemne.Hombres vestidos de acuerdo al rito oficiaban una ceremonia.. Yo con muchas otras compañeras colocadas en soportes especiales,candelabros, comenzamos a arder.Encendieron nuestras cabezas.Mi alma de hilo se fué quemando, mi cera derritiendo corriendo como lágrimas de arriba hacia abajo por mi cuerpo cada vez más reducido..

La ceremonia terminó . Con una especie de capucha metálica nos apagaron a todas. Quedamos al consumirnos reducidas a menos de la mitad . Ahora sí he comprobado mi destino y mi misión. Dar luz.Iluminar en este caso las almas, contribuir a su fe. Nos han retirado del altar y devuelto al taller. Nuestros restos fueron fundidos nuevamente para renacer en cuerpos más modestos, menos importantes, en otras velas. En otra vela yo.Pero ahora conozco a fondo mi destino. Me alegra saberme útil. Que me extinguiré sucesivamente,que renaceré para seguir dando luz. Iluminando en los oscuros momentos del espíritu, en los esplendorosos momentos de la vida humana. En sus recogimientos. También en los salones, las fiestas de palacios y mansiones, y hoy ya hecha un cabo descartado , recogido por una humilde mano, agonizo en una pobre choza dándole reflejos lumínicos a rostros macilentos, diría famélicos. Comparto con ellos esta fria y cruel noche de invierno.Remedo ser también una lumbre,una ilusoria fuente de calor.Agonizo en paz.

Chau y hasta la próxima.