nº 664. La mancha de humedad.

Ahora que había llegado el verano, su despertar se le adelantaba por encima de sus obligaciones horarias. La luz solar, el canto de las aves se conjuraban para que su habitación se inundara de claridad y sonidos. Entonces él, bien despierto recorría con su mirada ya lúcida los detalles de su magro habitáculo, propio de alguien maduro y solitario. Reflexionaba sobre la jornada que le aguardaba cuando de pronto vio en la pared de enfrente a su cama , una mancha de humedad.Superada su sorpresa pensó con razón que ella allí era un imposible.Pared que en su exterior era bañada durante larguísimas horas por rayos caniculares.Se levantó,la tocó y si,estaba húmeda.Mas tarde partió para cumplir su jornada, mas la idea de la mancha se había instalado ganando sus pensamientos.Al regresar por la noche la mancha había desaparecido. El siguiente amanecer no se distinguió del anterior.Otra vez la mancha con distinto tamaño y forma pero en el mismo lugar. Los amaneceres transcurrían con la presencia  inamovible pero variable de esa, ya su mancha.Creyó advertir, atribuyéndosela a su imaginación que dentro de ella aparecían figuras místico-religiosas. Una cruz,una virgen, un santo, un buda, algún dios egipcio, o americano.Cada día ella se mostraba con una imagen distinta.

A él dejó de llamarle la atención. La tomó como una compañera de rutina.

Hasta que un día. la mancha le habló.

Chau y hasta la próxima