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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 8 de julio de 2015

Nº 853 9 de Julio, día de la independencia.




Francisco Narciso de Laprida. La evocación sobre un nuevo aniversario patrio me hace detener en la figura del Presidente  del Congreso que declaró nuestra independencia.El acto culminó con las palabras que pronunció para luego hacerles firmar el acta  a  los congresales
Dijo¡¿Queréis que las Provincias Unidas sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?!.Tras la respuesta afirmativa se labró el Acta de la Emancipación.
El procer nació en San Juan  y murió en Mendoza el 22 o 23 de setiembre de 1829.Partícipe y víctima de las luchas intestinas que asolaban a un país en formación,se duda si fué apresado, torturado,asesinado en cautiverio o enterrado hasta el cuello y luego le hicieron pasar la caballada por encima.No se encontraron sus restos por lo tanto no tiene tumba donde honrarlo. Un descendiente suyo,por parte de madre, el gran Jorge Luis Borges le dedicó un poema que lo llamó significativamente Conjetural.Lo transcribo para hacerle un homenaje
 
Zumban las balas en la tarde última,
hay viento y hay cenizas en el viento,
se dispersan el día y la batalla
deforma y la victoria es de los otros.
Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Yo, que estudié las leyes y los cánones
Yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia,
de estas crueles provincias derrotado,
de sangre y sudor manchado el rostro,
sin esperanzas ni temor perdido,
hacia el Sur por arrabales últimos.
 
Como aquel capitán del Purgatorio
que, a pie y ensangrentado el llano,
fué cegado y tumbado por la muerte
donde un oscuro río pierde el nombre.
Así habré de caer, hoy es el término.
La noche lateral de los pantanos
me acecha y me demora.Oigo los cascos
de mi caliente muerte  que me busca
con jinetes, con belfos y con lanzas.
 
Yo que anhelé ser otro, ser un hombre
de sentencias, de libros , de dictámenes
a cielo abierto yaceré entre ciénagas;
pero me endiosa el pecho inexplicable
un júbilo secreto.Al fin me encontré
con  mi destino sudamericano.
A esta ruinosa tarde me llevaba,
el laberinto múltiple de mis pasos
que mis días tejieron desde un día
de la niñez.Al fin he descubierto
la recóndita clave de mis años
 
La suerte de Francisco de Laprida,
la letra que faltaba, la perfecta
que supo Dios desde el principio.
En el espejo de la noche alcanzo
mi insospechado rostro eterno.El círculo
se va a cerrar.Yo aguardo que así sea.
 
Pisan mis pies la sombra de las lanzas
que me buscan.Las befas de mi muerte,
los jinetes, las crines, los caballos
se ciernen sobre mí...Ya el primer golpe,
Ya el duro hierro que me raja el pecho,
el íntimo cuchillo en la garganta.
 
Nota En mi Ufa nº 118  julio del 2000 Están las actas de la independencia en castellano y quechua.

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