Nº 856 Ladrones de gallinas

Las grandes ciudades fueron en otros tiempos menos grandes.Las conformaban barrios, lo siguen haciendo, pero con otras características de los actuales, con otras en el futuro.Chatos, modestos, familiares. De puros vecinos.Todos se conocían,como en los pueblos del interior,para bien y para mal. Casas abundantes en terreno, no faltaban los gallineros. Se notaban como parte de la vida, de humildad, de pobreza, además de cierta tradición nativa o importadas de países lejanos. Desde su domesticación la gallina fué un complemento imprescindible, proveedor casero, consumidor de todas las sobras. Entrgándonos huevos, su carne, pollitos entretenedores de los niños. Solaz de gallos insaciables.Gallineros ocasionalmente con algún tero extraño, una tortuga,. A veces en los patios jaulones o jaulas con canarios, cardenales,un loro hablador libre de  reja,perro ladrador, toda una fauna hogareña.

Las gallinas tenían un depredador,cual zorro humano en plan planificado  o no tanto, en plena noche se alzaba con batarazas o blancas, no importaba el color. Lo hacía con la maestría de un político, un banquero o cualquiera de los que andan de cuello blanco, guantes simbólicos, en complicidad con el poder sujeto a sus intereses.Este ladrón de gallinas, el de los barrios ocupaba un peldaño bajísimo, despreciable dentro de la escala del delito.Prácticamente ha desaparecido.Los otros desde pasada una larga historia han formado un alambrado , un inmenso e invisible gallinero donde estamos encerrados donde se nos alimenta con sus sobras,en falso derrame,Se nos despoja sin alma ni pudor de nuestros derechos, libertad, justicia en intención para aplicar la sigla del despotismo ilustrado "Todo para el pueblo pero sin el pueblo"

El canto del gallo ha desaparecido de la vida ciudadana. Si por lo menos se supiera interpretar el color de sus ojos, referencia indicadora cuando el oro está fundido, listo para ser utilizado .

Concluyendo:el pasado con el empuje del progreso quedó como alimento de la memoria nostálgica.Los gallineros, sus ladrones no pusieron en peligro  la seguridad ciudadana.

Esperemos que el gallo vuelva a cantar anunciando un nuevo y venturoso amanecer de la humanidad.

No me despido, no sé como será el próximo UFA.