No puedo dejar de referirme en esta oportunidad al 9 de julio, nuestra gran fiesta patria. Al hacerlo llenan mi cabeza innumerables recuerdos y hechos cercanos referidos a nuestra independencia. Desde los muy lejanos festejos escolares, los tiempos del secundario, más solemnes. A veces con discursos engolados, con palabras y frases que pretendían ser metafóricas, en boca de profesores de renombre, dispuestos a dejar su sello en actos alusivos. El desapercibido paso de la fecha en la Universidad, salvo por alguna bandera izada como único símbolo, y nosotros , los estudiantes con la escarapela en el pecho. Luego la vida , el trabajo, fueron creando otro tipo de participación para el 9 de julio. El país muchas veces sacudido por golpes militares, crisis, luchas intestinas, desbordes y uno siempre ilusionado , deseoso queriendo verlo avanzar, ser próspero, faclitarle a sus habitantes felicidad, libre de privaciones. Emocionádonos al escuchar sin patrioterismo Aurora, Mi Bandrea, el Himno Nacional. Son, por supuesto sentimientos comunes a nosotros los habitantes ,l os ciudadanos, los argentinos. Cuántas veces hemos dibujado en nuestros cuadernos, en los de nuestros hijos o nietos el Cablido del 25 de mayo, o la casa de Tucumán para esta fecha, y la escarapela, el escudo, la bandera. País que nos duele, nos alegra, nos enorgullece, nos deprime, nos acoge y cobija. Nos expulsa, nos llama, nos rechaza. Que muestra desigualdades inadmisibles, inteligencias portentosas. Grandiosidad territorial, generosa geografía. Maldades, injusticias, solidaridades inimaginables en situaciones límite. Pueblos honrados, altruistas, trabajadores, solidarios. Ejemplos de virtud. Riquezas naturales sorprendentes. Incapacidades inadmisibles e intolerables. El país de la contradicción. Pero todos los defectos que vos lector apasionado puedas señalar con razón, cuando llega el 9 de julio y si vas al acto de la escuela de tus hijos, o vas al acto de la plaza de tu barrio, o de tu pueblo, lo lo ves por televisión, o lo que sea y te comés un rico asadito, y antes unas empanadas chorreantes acompañadas por un rico vinito nacional, y de postre te mandás un queso y dulce o unos pastelitos, o cualquier comida y postre criollos. Cuando después , si tenés la fortuna de jugarte unos partiditos de truco entre mate y mate, bueno, ese día, te digo, te olvidás de todo lo malo, de tus broncas y la celeste y blanca te parecerá , mas estarás seguro que son los colores mejores y más lindos del mundo. El 9 de julio pasalo bien y feliz dia de la patria. Si estás lejos , seguro se te pianta un lagrimón.
Chau y hasta la próxima.
Nota: No se si cuando publique este blog habrá aparecido ,pero, del Museo Historico Nacional se robaron el reloj de Manuel Belgrano que el rey Jorge III de Inglaterra le obsequió, el se lo dio a su médico en pago de honorarios en su lecho de muerte. Esta vez no fueron ladrones chatarreros como imaginé en mi texto sobre el busto del prócer. Como ves , la vida supera lo que podemos pensar.¡Qué tristeza!
Chau y hasta la próxima.
Nota: No se si cuando publique este blog habrá aparecido ,pero, del Museo Historico Nacional se robaron el reloj de Manuel Belgrano que el rey Jorge III de Inglaterra le obsequió, el se lo dio a su médico en pago de honorarios en su lecho de muerte. Esta vez no fueron ladrones chatarreros como imaginé en mi texto sobre el busto del prócer. Como ves , la vida supera lo que podemos pensar.¡Qué tristeza!
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