Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

martes, 7 de agosto de 2007

La importancia de los objetos inanimados: La escoba que nacio de semilla.



Nota:El próximo domingo 12 de agosto será un nuestro país el dia del niño. En mi blog del 10 de mayo "La fantasia de los niños", hablé de esa maravilla , la imaginación de los pibes. Hoy, en virtud de esta próxima fecha, dedico mis fantasías a evocar la de todos ellos, nietos incluidos. Cada uno con las suyas, o con las tuyas.

"Don Quijote fue el hombre mas libre de la historia.Se invento su propia realidad. Y lo es el niño cuando en su inocencia, aún la ignora."
Este blog lo escribo hoy 24 de junio en un frío amanecer de Buenos Aires.Es San Juan, mi santo y el de muchísimos Juanes. Uno de ellos, mi abuelo Juan Bautista. Esta simpática y amable pequeña historia es una de las tantas que generó en su relación conmigo, su nieto menor y preferido. Mi padre a fines de 1927 había mudado su familia a una casa nueva especialmente construida.Un hermoso chalet estilo tudor en el barrio de Belgrano, sobre un terreno muy amplio y profundo. Mi madre, conmigo en la panza y mis dos hermanos, además de mis dos abuelos maternos. Genoveses como ella. En abril del 28 nací yo y la familia fue habitando y gozando esa casa que alguna vez aparecerá mejor en texto futuro. En sus jardines mi abuelo hizo con sus manos temblorosas , parkinsonianas ,un pequeño hoyo, y allí ante mi curiosa mirada y sus explicaciones en dulce genovés, depositó unas semillas sacadas de la paja de una escoba, las tapó con tierra, les puso un tutor previendo su crecimiento recto y la regó. Me dijo estuviera atento que con los días nacería una escoba. Yo no le perdía ojo y al cabo de un tiempo comenzaron a aparecer pajita. Un día fuimos juntos al jardín y para mi sorpresa y alegría estaba una escoba bien crecida, con su mango semienterrado y las pajas para arriba. Inmediatamente la saqué , lleno de asombro y emoción. Mi abuelo, con pícara sonrisa y en sus ojos azules nació una mirada enternecedora, me explicó que de haberla dejado más tiempo, ella crecerá hasta llegar a ser una escoba en forma. Esa escobita, allí nacida era muy común en aquellos tiempos. Se las vendía y formaba parte de los juegos de la mayoría de las nenas destinadas en su formación a ser futuras madres y amas de casa.Disponían para sus juegos de miniatura de todas las cosas que una señora utilizaba en su función hogareña. Las nenas no solo iban a la primaria, que no siempre terminaban, sino que su barniz cultural la daban las academias de piano, de danza española, de corte y confección y a la edad del secundario las escuelas profeionales donde aprendían y se diplomaban de bordadoras, cocineras, etc. Diplomas en mano, mas cierto atractivo físico , ya estaban listas para emprender la aventura de su vida, casarse. De no lograrlo, el gran fracaso. Recuérdense tangos, poemas, historias sobre las solteronas. Esas escobitas las vendían unos ambulantes. Algunos todavía lo hacen y en especial existían unos carros tirados por un manso y lento caballo. Eran los llamados canasteros. Estos, en proeza de equilibrio y estiba cargaban el carro con sillas de mimbre, de paja, jaulas para pájaros, canastos y cuanta cosa la artesanía mimbrera y canastera podía hacer. Pregonaban su mercadería a paso lento y se paraban un tiempo largo en esquinas fijas. También vendían plumeros, escobas y escobitas como la que mencioné.
En este caso, con ella en mis manos, significó la culminación de un proceso de ingenua credulidad. De amable recuerdo. De impronta con vistas al futuro. Abuelo, hoy en tu santo te recuedo con el cariño que supiste despertar en mí. Con tu hermoso rostro de curtido marino genovés. De tus ojos color mar .De tus manos temblorosas y vacilantes. De tu hablar dulce con palabras pronunciadas en un dialecto que sonaba a música en mis oídos y que aún sigue haciéndolo en los usos de un lunfardo porteño que italianos y genoveses, supieron cimentar tan bien en nuestra cultura popular.
Y quiero decirte que pasados ya 71 años de tu muerte, la historia de la escoba que creció de unas semillas me la creí, y aún hoy hago lo posible por seguir creyéndola.

Chau y hasta la próxima.

3 comentarios:

Laura dijo...

Es hermoso tu relato. Que maravilla guardar esos recuerdos y mantenerlos vivos.
Saludos cordiales.

nor (que es nob) dijo...

mi abuelo trabajo en Galicia en una escobería. Cuando vino para acá puso una fabrica de escobas en la que trabajaba toda la familia desde 1910 a 1945, tu relato revivió mi frecuente recuerdo de esa niñez...quizá no tan ingenua y si solitaria...
La semilla que sembraste seguramente era de paja de Guinea que es la que se usa para las escobas...
cariños...

nor (que es nob) dijo...

QUE ES ESTO ??:
Casualmente el seudonimo que uso yo para publicar curiosamente es "Abuelo" y tengo 71 años...
norberto, tu amigo