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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

martes, 7 de agosto de 2007

Catalina, la chica.

Te sorprenderá el título. Esperarías ver un texto sobre la infancia de la emperatriz de Rusia, Catalina la Grande. Pero no .Convengamos que en la historia del mundo pasaron, viven y vivirán muchas Catalinas, con menos o ninguna repercusión de la que tuvo la aludida. Esta Catalina es una chica de barrio, criada en un conventillo de la zona de Retiro, fines del sigloXIX, principios del sigloXX. El prototipo de las mujeres pintadas por Evaristo Carriego o Raúl González Tuñón. Miserables, de corta y terrible vida, o con una sobrevida hasta una vejez de infierno. Algunas volcadas al trabajo en las fábricas, llamadas fabriqueras. Otras de diversas ocupaciones de la época. La mayoría con muchos hijos, golpeadas, maltratadas por la vida, el ambiente, sus pares y por la violencia de género. Catalina, la chica, así la llamaban por su relativa estatura. Rubia, gringuita. O era descendiente de inmigrantes, o ella misma había bajado de un barco. Podría ser italiana o de alguna otra nacionalidad, dada la enorme corriente inmigratoria que llegó en esos años a nuestro país. Su infancia transcurrió entre la miseria, hambre incluída y las formas de supervivencia. Caminos u opciones para transitar, para elegir no tenía muchos. En la producción como fabriquera, la costura, la servidumbre, los talleres de lavado y planchado y otras ocupaciones "decentes". La otra y principal, la prostitucion, la llamada vida"fácil" con todas sus variantes Catalina a pesar de todas sus vicisitudes no se desarrolló mal, y ser dueña de un cuerpo, piel, ojos claros, pelo rubio, más su decisión o la inducción y el engaño a que las mujeres eran sometidas, le dieron material y argumentos suficientes para volcarse por esa vida. Alternando en los lugares de moda de la época como los famosos Hansen o Armenonville, y tantos otros, fué ascendiendo , sumada a su fama de gran bailarina de tangos, que ya se iba imponiendo como danza. Catalina, como la rubia Mireya y tantas otras, brilló en la noche con luz propia, como dice el tango "con ese cuerpo compadrón". Claro que como también afirma la misma letra,"se marchite", cuando comenzó la decadencia, el declive, después de haber pasado de mano en mano, de haber cometido toda clase de excesos, de haber vivido una vida "facil". Ella no fué la excepción. Y como tantas otras vió apagarse rápidamente su luz, su estrella, si es que alguna vez tuvo alguna. Obligada a deambular por las calles, intentando vender "un ramito de violetas", para mendigar después. Su rastro se pierde. Catalina, una hormiga más del gran hormiguero que es la vida humana, hace silencio sin que nadie lo note, salvo ella misma en su inmensa soledad. Hace mutis por el foro. Catalina la chica, con poco nombre o mucho, para una vida tan pequeña, tan anónima, tan desgraciada. Final de la historia ilustrada por un poema de Evaristo Carriego:

Detras del mostrador.
Ayer la vi pasar, en la taberna,
detrás del mostrador, como una estatua...
Vaso de carne juvenil que atrae
a los borrachos con su hermosa cara.
Azucena regada con ajenjo
surgida en el ambiente de la crápula
perfumando ese búcaro de miasmas
¡Cancion de esclavitud !Belleza triste
belleza de hospital ya disecada,
quien sabe por que mano que la empuja
Y pasa sin dolor, así inconciente
su vida material de carne esclava.
Copa de invitaciones y de olvido
sobre el hastiado bebedor volcada!

Chau y hasta la próxima

1 comentario:

nor (que es nob) dijo...

Ya que estamos en el suburbio y en el tango esta el famoso grito de la picardia criolla:
"Agarrate Catalina que vamos a galopar"
abrazo,
nor