Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

lunes, 10 de septiembre de 2007

Para reflexionario: Antonio Gómez (nombre ficticio) semblanza de un militante y dirigente de izquierda.



Sé mi hermano o te mato. Robespierre.


Introducción: Debe de haber pocas historias más extenuantes que la padecida durante el siglo pasado por los comunistas de buena fe. La historia de aquellos aferrados a esa auténtica religión en que se convirtió el marxismo-leninismo, despertaron luego al desencanto. Desintegrados, casi sin gemir miles de hombres y mujeres ingresaron en la legión de muertos en vida. (Jorge Sigal) comentario sobre el libro de Alicia Dujovne Ortiz "El camarada Carlos".

Difícil, muy difícil de contar y describir las cosas aparentemente sencillas. Se necesita un lenguaje afinado, preciso, simple. Me planteé esto desde el primer momento al recordar a Antonio Gómez. Luego, a medida que fui reflexionando, comprendí que lo suyo era muy complejo. Su simplicidad nacía de un esquematismo, un dogma. Verdad que ese esquematismo había conquistado en la práctica a millones y millones de personas. A millones y millones que habían ofrendado su vida, muertos como héroes, esperanzados en ser parte del nacimiento de un hombre nuevo. Convencidos del inicio de una historia nueva, definitiva, con la abolición de la injusticia. La llegada del reino de la felicidad humana, la revalorización de la capacidad personal, el encontrar un lugar en la sociedad igualitaria, sin otro privilegio que el obtenido por mérito propio. Antonio Gómez, como tantos otros conocía o debía conocer, o sabía que hallaría indefectiblemente respuestas para todas las preguntas. Si él, o sus camaradas las ignoraban, igual creían poseer las claves para develarlas, o alguien más ilustrado o preparado las sabría. Lo que no imaginó que la clave no era saber todas las respuestas, sino saber todas las preguntas. Esa vida-esquema, profesando una religión secular, lo hacía sentir en cierta forma omnipotente, un dios menor, un místico de la militancia . Pobre Antonio. Cargado de un generalizado amor a la humanidad, hermano del hombre, era implacable e inhumano con el disidente, el objetor de la "línea", o a todo aquel que hubiera coincidido con él, pero luego se permitiera sostener una visión crítica,o diferente. Antonio Gómez anteponía la militancia o toda otra forma de vida. Disciplinadamente. Por principios despreciaba confort, bienestar material. Su máxima aspiración era ser nombrado funcionario, convertirse en profesional de la política, comenzando como un militante de nivel medio. El tiempo y los méritos determinarían su ascenso. Logró esa primera aspiración. A partir de ese momento, ganada la consideración de ser un "cuadro", transitó el camino de la aceptación El estar de acuerdo. La trasmisión mecánica y casi lineal de los "informes", la adopción de una terminología común, la aceptación de una semántica con sello oficial. También en lo moral, intachable. Férrea , libre de tentaciones. Casi monacal. Antonio consideró su vida plena, totalmente justificada. No era así un vegetal o un ser no pensante. Racional hasta la médula, lógico hasta lo inimaginable, duro, sectario, seguro de sí mismo. Su aparición en reuniones o actos, apabullante. Extendía sus papeles prolijamente. Se quitaba el reloj de la muñeca para colocarlo sobre la mesa y vigilar así de una ojeada el tiempo asignado a su intervención. Y hablaba en forma monocorde, analizando por orden la situación internacional, donde la correlación de fuerzas se inclinaba más y más al campo socialista. Relataba la desesperación del mundo capitalista y sus crisis cíclica ante la indetenible marcha de la historia, y luego hablaba de la paz, el estado de ánimo de los pueblos y de la situación nacional, donde la izquierda avanzaba en influencia, pero carecía aún de organización y de fuerza entre las masas populares. Sin darse cuenta los años transcurrieron y Antonio perdía, como los suyos, sin percibirlo, noción de la realidad, de otra realidad. Y pretendía adecuarla a la suya o a la de los suyos. No supo así realmente para qué vivía, aunque creía lo contrario, y qué estaba sucediendo o por suceder. Lo fundamental aún creía saberlo. Se basaba en la fundamentación aprendida. Sobrellevaba, ignorándolo el peso de una fe que estallaría cual pompa de jabón. Antonio Gómez. Los Antonio Gómez que sacrificaron su existencia por convicción en las causas justas. Es para conmoverse. Porque lo aceptaron todos. Hasta la injusticia más atroz en pos de la justicia. En el fragor de la lucha, de la militancia, o en parte sin razón, atribuyeron al enemigo, a la reacción, entronizándola a nivel de calumnia, de propaganda , los defectos del sistema que él defendía. El hombre nuevo carecería de religión opiácea, de nacionalidad, no vivirá alienado. ¡Cuanta utopía Antonio Gómez! Para todo tenías una explicación, o una autocrítica formal. No supiste entender el pasado, comprender el presente ni sospechar el futuro que se venía. ¿Porqué? Porque creíste tener las claves. ¿Y ahora?. ¿Qué será de los Antonio Gómez?. ¿En qué se han transformado?. Con verdades fallidas. En otro mundo, en otros mundos. Millones y millones de vidas se sacrificaron creyendo en la construcción de una nueva historia, una nueva sociedad. Una maravilla de heroicidad. Trágico, espantosamente trágico. A los Antonio Gómez, a pesar de lo que he dicho mi mas profundo respeto y mi mas sincero homenaje. Por entre otras cosas su gran honestidad intelectual, su espíritu de sacrificio, su entrega total.

Chau y hasta la próxima

Foto: Máscara mortuoria de Robespierre.

1 comentario:

nor (que es nob) dijo...

El que es sincero en su pensamiento humanitario ya sea politico, religioso o de otra índole, es para mi (hoy)un heroe incomprensible y puro...(lo merecemos ??, porque existe ??, un milagro para mí)
"en el fondo que es la vida , no lo sé...2(roberto carlos)