Esta maldita palabra de la jerga y uso jurídicos está muy de moda en Argentina, no sé si en el mundo, aunque seguro, con matices lo que enumere sucede en muchos países. Los grandes delincuentes de guantes blancos y manos sucias, tienen en ella su mejor aliado, su mejor defensa, que les asegura una absoluta inmunidad. Larguísimo sería nombrar los delitos cometidos por los componentes del sistema. En nuestro país ha sucedido de todo. Como balance uno tendría la impresión y convicción que es un país inhabitable. Pero no, la mayoría, insisto la mayoría es todo lo contrario. Con su esfuerzo, su espíritu solidario, vocación, patriotismo, por solo mencionar un mínimo de las muchas cualidades de nuestro pueblo, nuestra Argentina es hermosa. Pero quiero referirme a estos aspectos negativos, con el título que le puse, porque lo afirmado es cierto para las buenas y las malas. Y la prescripción juega siempre a favor de los grandes delincuentes. A tal extremo que en el verano del 2005, no estoy seguro, en sorpresiva ley del parlamento, los políticos de todos los espectros, acortaron el período de prescripción aduciendo cierto, que jueces y abogados dilataban premeditadamente la elevación a juicio aduciendo razones y triquiñuelas varias. De tal manera muchos de los grandes escándalos cayeron o están por hacerlo, y sus acusados beneficiados. Inmunes, impunes. Por eso me pareció oportuno reflexionar sobre este tema, entre tantas acciones del poder y sus complicidades estructurales. Sus ramificaciones. La tolerancia para quienes delinquen y pensemos que por imposibilidad, acción insuficiente poca movilización ciudadana, los términos prescripción e impunidad son una realidad y su eliminación o neutralización una utopía.
Chau y hasta la próxima
1 comentario:
La prescripción es a veces buena,sobre todo cuando somos los medicos los que prescribimos.
Si no nos equivocamos,claro.
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