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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 4 de junio de 2008

108 Lápidas de Gremios


"Y alrededor de las iglesias se ven tumbas
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que hablan al mundo en voz baja,
al modo de las piedras." Rainer M Rilke


Noia, rías bajas, Camino sinuoso, gris oscuro. Rodeado de verde gallego, que es muy especial, diferente. No creo que exista en otra parte del mundo. Ese es el verde más verde que se pueda imaginar. Y el más vegetal, acogedor, cariñoso. Es un verde hospitalario; cuadriculado; sembrado; humano. En algún viaje conocí otro verde completamente distinto, pero de llamativa o igual originalidad. Aquel verde mesopotámico que pinta las tierras y cuchillas de nuestro litoral argentino. Cargado de sol; espolvoreado con oro. Rutilante.Pero si ese verde húmedo no fuera suficiente para decirnos donde estamos, cada tanto un hórreo dibujado en el paisaje nos lo recordará. O algún crucero, o aquella vaca amarilla. Sí, estamos en Galicia. Y el camino nos conduce a un lugar. Mojón de un viaje que nos hemos trazado hasta el Cabo Finisterre. Nos deslumbrará con su belleza y leyenda. Iremos hojeando, dando vueltas sus páginas en cada etapa. Para volver mentalmente a la ilustración anterior.Para comparar con la imaginación cual es la mas hermosa. Bordeamos un mar casi río. Extraño. Con costas onduladas, semi escarpadas y boscosas, cubiertas de pinares, que se miran a corta distancia. Una frente a la otra.. Por momentos casi pegadas. Para unirse, ahora sí, justo en un río que desemboca, muere, donde la ría nace.Con aguas que se mezclan surcadas por barcas. La savia de la montaña se vierte y adquiere sabor a mar. Dulce-salado-salado-dulce. Placer sibarítico de la naturaleza. Avanzamos hacia la próxima ilustración de nuestro album de viaje.
Noia, su plaza, el ayuntamiento, su gente.
Pero buscamos lo que entendemos más importante : La iglesia de Santa María a Noia y el cementerio. Preguntamos. Por allí nos indican. Llegamos.
Están engarzados en una calle moderna. Con escaparates, automóviles. Sol, cielo azul y un nombre sugerente: Escultor Ferreiro. Recortada, su silueta de piedra es casi verde por acción del musgo y del tiempo. Con techo rojizo mimetizado entre los pinos. Tejas color vegetal. Estilo románico y gótico tardío.
Entramos por un caminito de grava sorteando arriates y parterres con algunos rosales, hierba y cierto aspecto a yuyal. En el dintel se lee más o menos así : "Esta iglesia edificou et Sacrau Don Fray Beringel Arcibispo de Santiago en XXVIII días de ianeiro era IICCC et XV e foi procurador dero Bochon desta obra"
Puerta de madera oscura más que antigua. ¿La original?. Cruje, se abre perezosamente. Tememos desencajarla de su lugar. Todo muy humilde y grandioso. Semipenumbra rota por rayos hechos de sol y polvo. Imágenes. Imágenes deterioradas. Reclinatorios modestos, y una mujer vestida de negro reza. Pero afuera está lo importante.
Adentro la obra del hombre, su hacedor, su creación. Continente y contenido son su fruto. Espacio y tiempo. Creencia e idolatría. Misiticismo y sueños. Fe.
Pero afuera, detrás de la iglesia está él. Durmiendo su sueño eterno. Están sus despojos. Horizontales. Sembrados en la tierra con cierto orden. Dentro de ella, sobre ella. En yacijas de piedra trabajada. Sus lápidas labradas casi no se identifican. Cuesta definir sus dibujos con claridad y exactitud. Son siluetas cinceladas con elementalidad . Hachas, picos, herramientas. Arte rústico. Siglo XIV. En algunas, apenas una línea tenue. En otras más recientes(siglos XIV al XIX), blasones. Son piedras para la nobleza. Todas resultado de la labor afanosa de los canteros. Figuras que el tiempo indefectiblemente borrará, mucho después de la desaparición de los huesos.
Una mano misterosa compuesta de aire, viento, lluvia, frío, calor y años, frotará permanentemente la piedra. De manera imperceptible. Pero con constancia. Con obsesiva constancia, hasta vencer. Hasta dejar esa piedra lisa. Hasta borrarlo todo. Quedará la idea. Aquí yace un hombre. ¿Quién? ¿qué?. Seguro poeta. ¿Qué otra cosa pudo ser si allí persiste su presencia? O acaso el lugar, la iglesia, las lápidas, el jardín, el misterio, el encanto, el amarillo de la luz del sol rebotando sobre piedras colocadas, ordenadas para formar muros. Los árboles enhiestos, protegiendo flores, proyectando sombras. La hierba sin cortar. El camino de grava y nosotros. Y el joven barbudo que pretende estudiar y copiar las formas grabadas en las lápidas. Y nuestra sensibilidad, emoción, plenitud, tristeza... La placa movida nos deja entrever un esqueleto flotando en un agua que cayó del cielo y ha llenado su lecho inmortal.¿Todo esto, no lo creó hombre poeta?. Sí seguro un poeta. Aunque fuera artesano, maestro, oficial, aprendiz. Hombre.

Una abeja indiferente a todo lo que una porción de humanidad creó allí sigue libando en una flor amarilla. Algunas mariposas blancas revolotean y se posan sobre las tumbas.

Galicia , agosto de 1983.

Chau y hasta la próxima.

Nota: Santa María a Nova (Santa María la Nueva) construida por mandato de Berengel de Lendoira, probablemente sobre otra más antigua. De estilo románico con influencias góticas.Está ubicada en el centro del cementerio sobre la calle Escultor Ferreiro. En ella se encuentran: Lápidas de gremios siglos . XIV al XIX.Grabados y blasones.
El origen de estas lápidas de gremios corresponde a las organizaciones artesanales nacidas en la época medieval. Eran maestros, oficiales y aprendices, que controlaban gran parte de la producción. Desaparecen junto con la edad media, al iniciarse la época del capitalismo industrial. La iglesia fué consagrada en 1315.

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