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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 6 de diciembre de 2008

161 Distopía




Este término fué creado o utilizado por Margaret Atwood, escritora canadiense recientemente galardonada con el premio Príncipe de Asturias.¡Quien me lo hubiera dicho!. Pasé mi juventud y parte de mi vida detrás de utopías. ¿Alguno no lo ha hecho?. Toda persona soñadora, inquieta, bien intencionada alienta su o las utopías, en particular cuando se es joven. Lo hace pensando en el bien común. Su interés nace en querer mejorar el presente, en preparar un futuro superador. Intenta solucionar problemas del hombre, del mundo. Muestra su interés por el prójimo, por la sociedad, por lo que sea. Interés al fin. Sano, bien intencionado. Pero de pronto, en la valoración de lo actuado, de lo vivido, de la experiencia comprobada puede llegarse a una conclusión opuesta al propósito inicial. Verificar así que utopía y distopía pueden coexistir. Porque esta última sintetiza la capacidad humana para utilizar su posibilidad creativa en fabricar un infierno en lugar de un paraíso. En la actualidad una de sus causas tanto para el fracaso de la utopía como para el nacimiento de la distopía es una nueva expresión llamada descreimiento que es el escepticismo, la desconfianza hacia quienes pretenden ejecutarla. Y de esta actitud se desprende una nueva utopía que pretende reemplazar a una de las últimas tendencias llamada crecimiento sustentable, demostrada su inviabilidad práctica, o como pretexto para continuar una irracional explotación del planeta, por el llamado decrecimiento. Variante radical del crecimiento cero por motivos ecológicos,etc. Se pretende así dar una marcha atrás o seguir hacia una encrucijada fatal. O se retrocede, vuelta a cierto primitivismo para sobrevivir o se sigue adelante con políticas suicidas o contradictorias. Comprendemos entonces que ambas, utopía y distopía pueden tener simultaneidad. Con la mejor intención se puede perseguir una utopía y sin proponérselo ayudar o colaborar en resultado opuesto.Todo ejecutado de buena fe, crédula y hasta fanáticamente. Con sectarismo fundamentalista. Hay ejemplos históricos, ejemplos contemporáneos. Con entregas hasta de la vida , el sacrificio en aras de una utopía, impulso de generaciones. Idealismo. Fué y es saludable. Demuestra interés, compromiso por la vida, con la vida. Y a pesar de ello, de esa indudable sana intención se puede concluir en lo contrario . En enrolarse voluntaria o involuntariamente en una distopía. Si en ella se milita concientemente es sencillamente repudiable. Lo vivimos en historias recientes, trágicas. Es cierto, duro reconocer la capacidad del hombre para fabricar infiernos. Lamentable que se apuntale sin quererlo, sin soñarlo a semejante creación. Muchas y hermosas utopías no han sido más, y es doloroso, triste reconocerlo, terribles distopías.


Chau y hasta la próxima.

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