Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 11 de febrero de 2009

180 La Tía Clotilde


"Los recuerdos enriquecen el presente.El pasado cimenta el futuro." proverbio hindú.

¿Qué conocí de ella?. Diría nada. Recuerdos anecdóticos sin presencia física. No la ví jamás. Murió antes que yo naciera. Madre de entrañables cuatro primas huérfanas, con vida de halo trágico. Se asoma a mi memoria una imagen fotográfica tipo 1915-20. Mujeres asociadas en el recuerdo a las figuras ilustradoras de la época de la guerra del 14-18. Mujeres humildes vestidas como de negro, polleras largas, mangas también largas, zapatos botitas, vestidos cerrados ocultadores de casi todo. Solamente manos, solamente rostros. El de ella se me figuraba algo duro, enmarcado por un peinado tirante y rodete. Cicatriz visible en una mejilla. Ojos oscuros, mirada penetrante. No sé en qué orden pero ella y mi tío se fueron con un pequeño intervalo. Cada uno en distinto hospital. Cada uno sin saber la desaparición del otro. Un verdadero drama dificil de imaginar. Pero la vida tiene esas demostraciones. Se muestra en toda su crudeza señalándonos que ella en su resistencia, persistencia nos anuncia a una muerte agazapada, de aparición sorpresiva, inesperada. Una foto de pie, de cuerpo entero, de fondo esfumado, de color oscuro, semivioláceo o quizá sepia. Así la recuerdo a pesar que ellos me traicionan.
Reaparece en una bóveda de Chacarita. Soy un chico. Bajo con mi papá después que el cuidador abre y levanta del piso una primorosa reja de bronce. Por una escalerita empinada, peligrosa y siniestra. Le ponemos unas flores a dos ataúdes cubiertos con un manto blanco amarillento bordado con encajes. O me parece así recordarlos. Sé que en uno de esos ataúdes está el tío, en el otro la tía Clotilde. No más, hasta aquí llego en el pasado, en la evocación de ella.
Continuó la convivencia, el trato con las cuatro huérfanas. Una relación desde fraternal con unas hasta más distante con otras. Todas, parte de mi vida, de mi infancia. De la evocación. Presentes en muchas fotografías familiares, en desafíos de las nuevas generaciones por un ejercicio identificatorio. Hasta ahora los he sorteado con éxito.
Curioso, el tío, la tía Clotilde a quienes no conocí me acompañan a diario. Son parte de mi existencia cotidiana. En mis noches de insomnio o cuando como en este momento mientras escribo y recuerdo, presto atención y los oigo superando el sonido de la música que me acompaña. Es el tic-tac del reloj de péndulo puesto en mi escritorio. Sus campanadas. El que marcó, midió hace casi 90 años la vida de esta pareja, registró el nacimiento de sus cuatro hijas. Anunció enfermedades, injustos finales. Con su tic-tac. Con sus armónicas campanadas. De cuantas historias, hechos , vida fué testigo. Hace ya muchos años me acompaña. Sus latidos reviven, sin duda, los latidos de esos corazones apagados. No sé porqué, en prevalencia se destaca el corazón de mi tía Clotilde.

Chau y hasta la próxima.

1 comentario:

coto dijo...

No solo lo dibujaste,también lo contaste como es.
A la tía Clotilde la oí nombrar;al reloj lo conozco.