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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

jueves, 19 de febrero de 2009

182 Addis-Abeba


 "Cuando veas la nieve bien blanca ante tus ojos, piensa en el color de tu alma"  proverbio lapón

Muchas veces nos encontramos motivados, aunque no a recurrir en forma voluntaria sino llamados por un resorte interior accionado por la memoria involuntaria que activa una luz íntima cuya fuente lumínica en este caso es la palabra Addis-Abeba.
Corría el año 1935 cuando yo con mis ligeros 7 años supe de la invasión de Abisinia por la Italia de Mussolini. Las noticias periodísticas y radiales daban cuenta del delirio imperial del fascismo, probándose en un endeble y debil país, en ensayo repetido en el 36  junto a las hordas hitlerianas y franquistas en la republicana y mártir España. Italia ejecutó una agresión salvaje con sus escuadrillas bombardeando y largando gases sobre poblaciones indefensas. El hijo de Mussolini, Vittorio ponderaba el "bello espectáculo brindado por los racimos de negros, cual rosa , se abrían despedazados por el efecto de las bombas aéreas". La Liga de las Naciones, tan inoperante en aquel tiempo como las Naciones Unidas hoy, hizo la vista gorda y a la pobre Etiopía las potencias de aquel entonces no le vendieron ni un mísero fusil. Su emperador el Negus llamado Hailie Selassie se refugió en Inglaterra hasta terminada la 2º guerra mundial. De supuesto origen divino regresó a Etiopía donde con el tiempo fué derrocado y reemplazado su sistema autocrático por un incipiente gobierno democrático y progresista.
En mi mente infantil los mensajes, anécdotas, comentarios hechos por la familia preponderantemente italiana, eran contradictorios, ya que una parte  veía con simpatía al fascismo como el poderoso gobierno del orden, de la resurrección imperial. La mayoría familiar, de origen argentino repudiaba la invasión y al fascismo. Esa división se extendió luego durante la guerra civil española y la 2º guerra mundial. Parecida situación se produjo con el advenimiento del peronismo. Pero esas disímiles  opiniones no eran obstáculo para mantener alegría, armonía y bien estar en reuniones comunes y frecuentes entre tíos, cuñados, hermanos, etc. Los chicos disfrutábamos esa forma de vivir tan italiana, ruidosa, alimentada con esos platos inolvidables. Claro que en ellas se mezclaban giros porteños, cultura y hábitos propios. Pero la guerra había introducido terminología novedosa . En los clásicos partidos de truco se agregaban señas y contraseñas que cada pareja o grupo le asignaba un significado particular. En general jugaban de a seis y alguno al orejear las cartas decía Hailie-Selasie. Otro por ahí cantaba Negus, pero la más usada no sé en qué combinación de cartas ligada era Addis-Abeba.
Casi 50 años después, en un encuentro cultural multinacional, me senté en una mesa con unos abisinios, representantes de Etiopía. Altos, distinguidos, elegantes, de buena figura y muy negros. Nuevamente ese resorte, esa luz de mi memoria involuntaria, se encendió para repetirme aquella lejana terminología del truco que mi infancia conciente y memoriosa registró para reaparecer,junto con las imágenes de aquellos queridos y alegres jugadores.
Chau y hasta la próxima




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