Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 21 de febrero de 2009

183 La entrevista

  "La verdad se encuentra en uno mismo, no en el espejo de la realidad".

Le iba a resultar muy dificil realizarla. Más que un prudente tiempo debió aguardar  para que el futuro entrevistado decidiera aceptarla, y más aún coordinar agenda, ya que los obstáculos aparecían sin solución de continuidad. Superados unos, nuevos escollos se interponían. Uno de los mayores se debía a que el entrevistado no aceptaba un cuestionario previo, segura herramienta y método para darle sentido y orden a la entrevista. Pero el super ego de ambos protagonistas, intelectual y periodista erizaba la labor de dificultades. Llegó el día,el momento y grabador en mano, nada de fotografías ni filmaciones, en alocada improvisación cuyos inciertos frutos se verían luego, sin posibilidad de retoques o rectificaciones acordada la literalidad de ambas partes, el periodista se lanzó a realizar su tarea. Habían acordado una copia para cada uno para cotejar publicación  con el texto grabado..Sentados frente a frente el diálogo comenzó. Pregunta, respuesta, pregunta, acotación, respuesta, disquisiciòn, reflexión en voz alta. Pensamientos en voz alta. Se produjo un verdadero duelo entre dos personas  que parecían odiarse en contrapunto para demostrar cual el más inteligente, más sabio, más versado en el tema que se abordara. La cinta de grabador se deslizaba a ritmo parsimonioso, constante, como correspondía a su función.
Breves interrupciones para descansar, coordinar la continuación. Nueva cinta en un tiempo que se agotaba. Cierta languidez lo fué ganando todo. Se impregnó el ambiente de cierta monotonía. Preguntas y respuestas en tono monocorde. Urgía un final, aunque fuera abrupto, cortante pero indispensable. En gesto cómplice todo concluyó. Apagaron el grabador, relajados se dispusieron a escuchar la grabación a título de comprobación. Verificar fidelidad  entre lo dicho más o menos bien recordado y lo registrado. Cuestión de apretar el botón adecuado. Se creó cierto clima de lógica expectativa dada la personalidad de ambos y el desarrollo de la entrevista.
Estallaron,sí digo bien, estallaron los primeros sonidos. No podría adjetivárselos de otra manera. Estallido, estampido. Confusos ruidos indescifrables. Balbuceos incomprensibles, por momentos semejantes a lenguajes infantiles. Paralizados, ambos quedaron inmóviles todo el tiempo que duró la reproducción. No podían creer que tanto alarde de inteligencia, prosapia expresiva, esfuerzo intelectual se hubiera perdido y peor no podría ser publicado y entregado a la admiración del mundo. Se escuchaban solo parte de palabras sueltas, nada se podía entender. Probaron una nueva cinta en el grabador, dijeron algunas frases  sin la menor pretensión de profundidad y se reprodujeron perfectamente. ¿Qué había pasado? El equipo funcionaba a cabalidad. Ningún desperfecto técnico. Confundidos, derrotados coincidieron en dar al accidente por superado y no repetir el intento. Uno y otro guardaron celosamente original y copia. No se sabe si llegaron a comprender o develar ese misterio de solución simple que apuntaba de lleno a los respectivos y vapuleados egos. El grabador no había registrado sus palabras, sus preguntas, sus prespuestas. Su juego retórico. Las del afamado periodista, las del reputado intelectual. En realidad se había grabado  el pensamiento íntimo de ambos . Lo verbal,  máscara ocultadora de sus intimidades.. Recelos, reservas, los verdaderos conceptos y juicios anidados en su interior. Qué pensaba el uno del otro. El desprecio mutuo.
El grabador, más inteligente y honesto, si cabe definirlo así registró toda esa parte oculta, no declarada. Por respeto, por honradez, pudor, vergüenza, prefirió emitir sonidos incomprensibles  .
                 
Chau y hasta la próxima

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