Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 6 de junio de 2009

213 Lobos

Lobos

"huía perseguido por sí mismo"

Aceptó en plan de descanso ocupar una cabaña en el bosque. Largo tiempo atrás invadido de lobos depredando. Los fueron extinguiendo con el pretexto de defender a un ganado relativo y a vidas humanas muy escasas .Más que nada por ese espíritu salvaje, a esa afición por la cacería inutil que el hombre practica despiadadamente. Lo cierto era que para esos tiempos de lobos, ni rastros. Ni en el verano ni cuando todo se cubría de nieve. Lugar ideal para su propósito. Descansar,intentar sacarse unos traumas íntimos. El pueblo relativamente cercano donde podría aprovisionarse a gusto en reconfortantes caminatas. Todo en orden para una experiencia necesaria. Las primeras soledades lo fueron envolviendo imperceptiblemente. No la imaginaba así. De paradisíaca fué mutándose en amenazadora sombra. Viejos fantasmas reaparecían. Una noche creyó oir un aullido mezclado entre los ya familiares sonidos del bosque..Lo desechó  con la rapidez propia de quien entra en negación por miedo casi cercano al pánico. En otro momento disfrutando de la noche lunar le pareció ver  en lo oscuro, entre los árboles un par de ojos de fuego que lo acechaban. Tomando seriamente en cuenta  a esos signos se fué hasta el pueblo, preguntó y las respuestas fueron unánimes. No había lobos en la comarca. Extinguidos tiempo atrás. Igual se proveyó de un par de armas de fuego decidido a enfrentarse con lo que fuera. Ningún  indicio nuevo por varios días. Luego los aullidos se repitieron. No había dudas y la presa podía ser él.

Una noche, ya convencido de lo que le estaba sucediendo se acostó vestido, preparado, armado, en angustiosa expectativa.La cabaña, el bosque en total oscuridad.El cielo  nublado cubrió la luna. Los aullidos se hicieron más intensos, cercanos, en proximidad aterradora. Pares y pares de ojos brillantes poblaron el ambiente. Sólo atinó a disparar, disparar locamente en distintas direcciones, ángulos, lugares. Ni los aullidos ni los ojos desaparecían.

No pudo vencer a sus propios fantasmas.

Chau y hasta la próxima

1 comentario:

coto dijo...

Tratamos de no hacerles caso,tratamos de no darles alas,tratamos de congelarlos de alguna manera;peros nuestros miedos,los propios,se las rebuscan para recordarnos nuestra fragilidad.
Intenso relato.