212 El reloj

Carta de Navegación del abuelo J.Bautista.

"Le pregunto a Cronos:¿porqué las horas no pasan nunca y el tiempo tan rápido?"

Atractivo y estimulante invento que sirve y ha servido para medir el tiempo. Dicen los científicos que este comenzó a partir del Big-Bang y de allí en más transcurrió sin que nadie tuviera por lo menos conciencia de ello.Arrancó la flecha del tiempo. El hombre, con su asombrosa inteligencia no solo percibió que existía, que lo acompañaba en su diario vivir, sino que le marcaba pautas, lo condicionaba, le hablaba del pasado, había creado la noción de pasado, del presente y del futuro. Tres pilares del tiempo: transcurrido, transcurriendo, a transcurrir.. Esa percepción de su presencia hizo que se lo midiera retrospectivamente y así determinar cuando comenzó. Porque la mente humana  supo encontrar los métodos para retroceder, llegar a su origen, para confirmar el desde aquí. Para medirlo fue creando distintos artilugios. Sol, agua, arena, maquinarias, cuerdas, pesas, pilas, átomos, etc. Ellos los relojes nos acompañan, orientan, ayudan, rigen, nos permiten planificar con referencia, al goce, al sufrimiento en condicionamientos por momentos obsesivos. Transcurre a veces veloz, a veces interminable un tiempo que  mide concienzudamente. Depende de las circunstancias.

Pero hay un reloj en especial del que te quiero decir algo. Es el reloj de arena. Símbolo del tiempo se lo ve en ilustraciones acompañando a un anciano de larga barba blanca. Los sutiles granitos que van cayendo de la ampolla superior a la inferior parecerían decirnos que el breve tiempo que ellos miden semejan al paso de los años. De uno en uno en permanente deslizarse, en rapidez cuando la visión es retrospectiva. Agotado lo damos vuelta y de nuevo a empezar, a medir. Maravilla simple, sencilla, elemental. ¡Cuanto implica!. . Cuantos relojes de arena midiendo, invertidos en su momento compusieron, componen y compondrán nuestra vida. ¿Serán tantos como los granos que contienen?.

Y ahora te cuento qe esa, mi admiración poco explicable  y mal contada que te acabo de dar culmina con un hallazgo que hice una vez. Mi abuelo, Juan Bautista fue un marino genovés. En un escrito de su puño y letra leí instrucciones para mantener o determinar el rumbo de su nave a vela. Los que él tripulaba, comandaba en sus andanzas por el Mediterráneo en pleno siglo XIX. Tres condiciones. Viento, corrientes marinas y tiempo. Lo hacía con fórmulas matemáticas midiendo la velocidad de la brisa, la fuerza del mar, el tiempo. Y a este último lo registraba con una ampolla, así dice el texto. Una ampolla, un reloj de arena. Yo no sabía porqué tanto me gustaba, me atraía, porqué estimulaba mi sensibilidad y mi imaginación juvenil. Se reveló de golpe al leer ese escrito de mi abuelo al que tanto admiré y amé. Me susurró, estuve en tu subconsciente esperando que un día me descubrieras.

Ahora sé porqué de todos los relojes inventados, ese el de arena fué y es mi preferido.

Chau y hasta la próxima.

Nota: dedico este texto a mi nieto Horacio Gargiulo que el 4 de junio cumplirá 15 años.Quizá en su vida alguna vez le aparezca el recuerdo de su abuelo Juan Carlos asociado a algo que  ame.