Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 11 de julio de 2009

223 Y las vacas volaron

"La imaginación, la fantasía, la realidad irreal"

DSC02404 - copia.JPG

Néstor era un viejo amigo un poco extraño, bastante extravagante. Lo sabíamos extremadamente fantasioso y no muy equilibrado. Aunque cultivábamos su amistad desde hacía muchos años, en los últimos tiempos la frecuencia y rutina de  nuestros encuentros se habían prolongado inadvertidamente. Esa mañana de verano gozando del pequeño placer de tomarnos un cortado en el café Volta, esquina Echeverría y Obligado, en lugar de sentarnos en su acogedor interior como lo hacíamos habitualmente, optamos por ocupar una mesa en la vereda, precisamente una de esa esquina. Desde ella nuestra visión abarcaba además de los edificios que circundan la plaza Belgrano, la iglesia Redonda (Inmaculada Concepción),el Museo Larreta,el Museo Sarmiento, la escuela Casto Munita, la plaza en sí con el monumento a Belgrano en su centro. A este lugar lo consideramos uno de los más hermosos y acogedores del barrio. Justamente en momentos que aguardábamos nuestro consabido pedido vimos a Néstor que caminaba por la diagonal de la plaza y se dirigía directamente hacia nosotros, ya que desde lejos nos había localizado. Con alegría desbordada se sentó sin darnos casi tiempo a saludarlo y allí nomás comenzó su extrañísima conversación. Nos contó, cosa que ya sabíamos que en su campito  cercano a Chascomús tenía una interesante cantidad de vacas, que le iba muy bien pero que últimamente le había sucedido con su ganado un hecho muy extraño y curioso. Julia y yo nos preparamos previo cruce de  miradas de inteligencia a ser destinatarios de un nuevo desvarío. Lo primero que nos llamó la atención fué su forma de relatar. Se interrumpía, hacía silencios para luego volver a arrancar. Le preguntamos,un poco por formalidad qué le pasaba y nos dijo que había estado sentado en el banco de la plaza y allí había dejado todos sus pensamientos de manera esperaría la luz verde del semáforo y los haría cruzar con un simple llamado, y poder así seguir contándonos  sus últimas aventuras..Lo convencimos que aprovechara lo escaso del tráfico y los hiciera cruzar de una vez. La conversación ganó en agilidad y nos informó que a sus vacas le pasaba algo extraño. Todas por momentos se elevaban unos diez centímetros del suelo, orientaban sus cabezas al sudeste y por lógica sus ancas quedaban apuntando  hacia el noroeste. El encargado le había avisado de ese fenómeno que se iba agravando como si una enfermedad contagiosa traducida en levitación se hubiera apoderado de todos los animales. Ya , cobrando más altura pasaban el alambrado posándose tranquilamente en campos vecinos a pastar  y de igual forma retornaban al suyo. El mismo encargado comenzó que se apoderaba de él la misma tendencia, como si se tratara de una enfermedad contagiosa. Julia y yo más que sorprendidos intercambiábamos miradas incrédulas y festivas, sabiendo de quien partía semejante fantasía, sin imaginar que esa mañana sería la última vez que veríamos a Néstor. Se despidió de nosotros encaminándose al banco para recoger pensamientos sin  usar , y se fué. Por curiosidad buscamos en los suplementos del campo de distintas publicaciones y medios alguna noticia relacionada con el delirio de Néstor. Nada, absolutamente nada hasta que, pasado un buen tiempo con episodio olvidado los medios anunciaron, se hicieron eco de un extraño fenómeno sucedido en Chascomús. Un anochecer una bandada de vacas con un hombre al frente pasaron sobre la ciudad rumbo al sudoeste. Además de las muchas pruebas fotográficas, testigos, quedaron los regueros de bosta en los techos, terrazas, edificios de la ciudad. Pasaron silenciosamente como sin prisa. En las fotos reconocimos a Néstor como el hombre que las dirigía. Supimos luego que el encargado se había amarrado a un árbol para no verse arrastrado por semejante hecho mágico, como Ulises y las sirenas. Una vez que el grupo se alejó sintió que el hechizo había desaparecido. De Néstor y sus vacas que volaban no se supo nunca más nada. Su destino quedó rodeado en el más profundo misterio. Algunos aventuraron que por ese rumbo en la noche llegaron al Atlántico y allí se perdieron. Otros memoriosos lo asociaron con el misterio del globo el Pampero. Néstor, amigo, te pedimos perdón por no haberte creído, por nuestra oculta  y disimulada burla. Esa incredulidad nos impidió  comprenderte, aceptarte tal cual eras . Porque sí, porque eras parte de un realismo mágico ya superado en literatura pero de plena vigencia en la vida real,con toda su maravillosa magia y fantasía. ¿Un ejemplo?. Néstor y sus vacas que volaban.    

Chau y hasta la próxima.     

 

Nota: el Pampero se perdió tripulado por Eduardo Newbery y el Sargento Romero  un 17 de octubre de 1908                          

2 comentarios:

RodolfoF dijo...

Maravillosa historia!
Qué buena la idea de que el tipo se mueve y sus pensamientos quedan a la espera en otro lado!

Soy Rodolfo, compañero de primaria-secundaria de Juanca, y él me sugirió entrar acá.

Ya lo iré recorriendo con tiempo.
Te mando un saludo cordial, recordando las épocas del consultorio...

RodolfoF

coto dijo...

Muy bueno!
...y además trae a mi mente una frase y un hecho favorito.
Si las vacas volaran y mi siempre misterioso vuelo del Pampero.