Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 4 de noviembre de 2009

256 Cuatro historias breves

 

"Buda en su quietud es tan dinámico como Dionisios en su orgía".


El empleo. Deslumbrado por su belleza le ofreció empleo. Sería la destinada a recoger las joyas que la primera esposa del sultán tiraba a diario aburrida o desencantada, luego de ver satisfechos sus caprichos. Su función, la de una basurera de lujo.
Dijo no.
El insistió. pero ella persistió en su negativa. Tras breve negociación escogió."Quiero ser yo la que tira".
No ser o ser algo. Todos los jueves le compraba un ramito de flores, de las que encontraba, y pocas, modestas. A veces claveles mezclados con algún helecho, de esos duros casi artificiales. Un toque verde asomándose entre lo blanco, rojo, abrazándolo. Con aspecto de enredadera. Otras jazmines, fuertemente perfumados con cierto aire marchito como lo estaba ella desde siempre. Hay personas que  nacen así. Casi muertas por fuera y también por dentro. Nunca alcanzan a desarrollarse medianamente y en general viven dependientes de alguien. Pueden aparentar carecer de nombre y apellido. Pueden ser la esposa de tal, o la hermana, o la hija, pero nunca ellas mismas.
El día que mataron a mi gato ¿Cómo empezó el día?.¿Quién lo planificó?. ¿Quién lo inventó?. ¿Tuve conciencia de su inicio?.¿Me di cuenta cuando finalizó?. Las horas rutinarias marcaron el tiempo y mi conciencia fué capaz de fijar el paso de los minutos; su transcurrir incorporándolos al inconsciente. Luego el olvido como otras tantas desmemorias. Días que pasaron sin darme cuenta. Uno de ellos, no preciso cual,  mataron a mi gato.
Síntomas. Escribió el nº 829. No era el que se había propuesto. El 829 apareció en forma involuntaria. Su intención fué anotar el nº 892. Hizo la corrección y quedó la cifra que tenía en su cabeza. Atribuyó el tropiezo a un simple error y continuó su tarea. Pero la falla reapareció cuando una v sustituyó a una f, una q en lugar de una s. No se debía a errores al pulsar un teclado. Escribía con birome. ¿Dónde nacía esa rebelión?. La clara percepción sobre pequeños detalles no lo paralizaron. Continuó enmendando esos errores. Se conformó al concluir que tenía plena conciencia de cometer equivocaciones involuntarias. Se desafió a iniciarlo todo de nuevo en otra hoja. Nº 829 lo primero que le salió. Se acrecentó de pronto una angustia subyacente. ¿Qué le estaba pasando? Reaparecieron letras infiltradas. Su conciencia le dijo que sus órdenes mentales no se cumplían a cabalidad, a pesar de su voluntad, de una instantánea corrección. Rebelión de acentos, rebelión de letras, rebelión de números. Desconcertado y como ya era tarde detuvo su tarea y se retiró a descansar. Ignoraba que todo se manifestaría con mayor gravedad al día siguiente, cuando intentara jugar como todas las tardes en el bar su partida de ajedrez. Estaba convencido, seguro que lo suyo no era ningún síntoma.
Chau y hasta la próxima

1 comentario:

nor (que es nob) dijo...

Sobre la realidad

A cierto tiempo descubrimos la realidad. La conocimos siempre pero no la aceptamos porque es descarnada, inafectiva, cruel. Para no verla la tapamos con velos afectivos, artísticos, laborales. A veces estos velos eran tan espesos que la ocultaban y nos daban la ilusión de felicidad eterna. Cuando estos velos circunstancialmente desaparecen nos angustiamos ante la realidad que reaparece ante nosotros como siempre estuvo. Pero como una araña empezamos rápidamente a elaborar un nuevo velo para ocultarla. Finalmente la realidad nos absorbe.