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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 11 de noviembre de 2009

258 Hablemos de rodillas

 

"Estar de pie, no doblegarse ante la adversidad, hincarse frente a causas que lo merecen"

No vayas a imaginar la vieja figura de la secretaria sentada sobre las rodillas de su jefe mientras le dicta una carta que ella transcribe en taquigrafía. Es una antigüedad del siglo pasado, imagen inconcebible asociada al acoso sexual actual. Yo, aquí en mi Ufa te voy a hablar sobre rodillas humanas aunque no estaría mal mencionar al pasar que hay ricos platos hechos con rodillas de animales. Recuerdo haber comido en España algunos platos de cerdo deliciosos.

Según sostienen los traumatólogos el hombre, luego de pararse en dos patas no ha tenido todavía el suficiente tiempo para desarrollar en toda su plenitud la masa muscular que le corresponde a tan fundamental articulación . De allí sus fallas, afecciones. Será entonces cuestión de esperar algunos milloncitos de años más para arribar a la perfección. El asunto es si la humanidad sobrevivirá para corregir este detalle. Lo cierto es que las  rodillas son un símbolo de muchas actitudes del ser humano. Conectadas con la vida, su dignidad, más allá de su función práctica en la mecánica de nuestros movimientos. Vivir o estar de rodillas, según casos y momentos  puede ser un acto de sometimiento, de arrepentimiento en súplica o manifiesto perdón. De actitud religiosa, mística, de vasallaje o ceremonial. De clásico acto de amor. Para pedir con énfasis algo muy importante o decisivo. Y convengamos que simbólicamente gran parte de la humanidad vive de rodillas, que aún no le ha llegado el bienestar y la justicia que le corresponde.

La mujer  tiene en sus piernas, y en especial  en sus rodillas que con sabiduría según la pose que adopte, una tremenda arma de seducción. Díganmelo a mí, que unas de las rodillas más hermosas que ví fueron las de mi esposa. Bellas piernas  y un encantador  hoyo que se le formaba en las rodillas al sentarse. Y yo perdía la cabeza..

Pero hay otras rodillas que no puedo ni quiero olvidar. Son las de mi madre. Con sus piernas vulneradas luego de sucesivos partos, y a pesar de ellos las evoco con total nostalgia cuando de chico me sentaba en sus rodillas y recibía sus besos y mimos.

Chau y hasta la próxima.

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