282 PROHIBIDO ESCUPIR EN EL SUELO

Alguno recordará esos carteles blancos, enlozados. Lo están viendo en la ilustración. Había otros que decían El que escupe en el suelo es un mal educado. Se los colocaba en los lugares públicos y eran de distinto tamaño. Los había con una calavera que decían Peligro de muerte., Prohibido fumar, etc. Se los hacía enlozados asegurando su durabilidad cuando se los colocaba a la intemperie, igual que los viejos carteles azules con letras blancas con los nombres de las calles, hoy casi desaparecidos. Me estoy refiriendo a la Ciudad de Buenos Aires. Persisten los números de las casas del mismo material, algunos más sofisticados con el nombre de la calle arriba . Hay talleres que los siguen haciendo y tuve la oportunidad de ir a uno de ellos  para reemplazar el de mi casa que al desprenderse se cachó. La anécdota es que el dueño tenía por tradición el mejor recuerdo de mi padre que había sido letrista y dueño de una empresa llamada Talleres Casanova que se dedicaba a la publicidad, con un socio al que he nombrado alguna vez llamado Angel Ferreiro. Pero vuelvo al tema. Esos avisos no sé si eran respetados suficientemente. Serían para indicar, educar, hacer entender con claridad sobre aquello que resultaba dañino, cuales los actos de mala educación. Y al evocarlos me pregunto sin ánimo de censura ¿cuantos carteles habría que poner hoy y cual sería su eficacia?. Pensemos en los dedicados a los dueños y paseadores de perros: inútiles. Los de no fumar, aunque algunos van teniendo éxito. Los de no estacionar en las entradas de los garages no siempre respetados. No los hay pero muchos automovilistas no respetan ni las rampas para discapacitados  ni los lugares específicos para ellos. Algunos carteles se metamorfosean en símbolos, como los cordones amarillos mal pintados, las marcas y señales en los pisos de las calles, los caminos de cebra. Cartelería confusa, nombres y alturas de calles inhallables . Paradas de transporte mal ubicadas y superpuestas, etc etc.
Pero si nos detenemos en los actos y conductas de nuestra vida cotidiana, ¿qué carteles deberían colocarse?. No digo prohibir, sino por lo menos llamar la atención. A los que caminan como alocados y distraídos hablando por teléfono, o conduciendo  aunque está prohibido . Lo hacen a los gritos cual posesos, y esas campanillas que no suenan como antes sino con músicas, marchas, ladridos, cantos de gallo, cualquier cosa.
¿Y para los que trasgreden las normas de tránsito?.¿y para los trasgresores? ¿y para muchos políticos?, ¿y para muchos gobernantes?, ¿y para los contaminadores?, ¿y para los que hacen guerras?, ¿y para los que esclavizan o explotan?. ¿Prohibido robar?.¿Prohibido asesinar?.
¿Y para y para y para...?
Y también uno bien grande  cuando las cosas se superen que diga PROHIBIDO PROHIBIR aunque así suene contradictorio.
Prohibido escupir en el suelo suena a insólito, a benevolente advertencia. El mal que una persona podría causar escupiendo en el suelo con todo lo que podemos comparar, con lo que el hombre es capaz de hacer  casi suena a infantil. La prohibición sonaba a salud pública. Cierto pero vista en perspectiva sería maravilloso poder manejarnos con dos o tres textos como ese. Nos diría qué pocos problemas tenemos, que pocos problemas nos aquejan, sería un sueño.
Chau y hasta la próxima