Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 13 de febrero de 2010

284 Penélope

Suéter Rojo, Nicola Constantino 2008

Tejió, destejió. Tejió. Destejió el tiempo, al tiempo. Las manos obedientes. Su corazón volaba, sangraba. La espera, la ansiedad, el misterio, la suerte, el destino. Urdiendo detuvo el acoso, logró postergarlo, aumentó y argumentó el rechazo. Sembró con pilotes su esperanza. Su tejido avanzaba hasta el límite impuesto por su amor, fidelidad, decisión, lealtad. Arropaba  su honor. La trama retrocedía hasta otro límite, el del pretexto. El motivo secreto. El conocido, el desconocido. El sudario inacabado  orillando lo imposible para usarlo en el camino a la eternidad. Caronte aguardando impaciente, pero su suegro Laertes, ese, no se lo pondrá jamás. El tejido avanza, retrocede acunado por el silencio de la memoria inflamada. Ella, imperturbable en su labor. En apariencia indiferente. En su interior carcomida por el desconocimiento y la ignorancia de su suerte, y la de él, aunque las noticias hablaran de la muerte. Murmullos interesados, murmullos desinteresados. Rumores inocentes. Posibles rumores veraces. Todos útiles refuerzos para su coraza invulnerable, indestructible amurallada para afrontar la evidencia, la verdad,¡Cuantas veces las miradas echadas al gnomon midiendo horas interminables!. Demasiado el tiempo sin verlo, demasiado el tiempo sin sentirlo. Demasiado el tiempo acallando deseos, manejando instintos. Demasiado el añoro. Demasiado el tiempo amando imaginariamente. Valor para el rechazo. Estratagemas para el pretexto. Recato y lealtad interpretadas por momentos como burla. Los ojos ajenos dirigidos a ella con deseo, ambición, codicia,porqué no amor. Ignorar miradas, palabras, intenciones manifiestas. Rechazar presentes. Volver a tejer, volver a destejer.Saber elegir el momento oportuno. El deseado, el anhelado a través de tantas tramas inacabadas. Someterlos a la prueba, segura del resultado, con arco definidor. Y él , único vencedor en retorno esperado. Labor finalizada. En su trama todo aquel tiempo atrapado que no podría escapar por ninguna parte, tan bien y tan apretados los puntos, los nudos. Todo ese tiempo lo fué extrayendo despacio, muy lentamente, develando las claves de la intimidad. Saboreando cada instante, cada caricia, cada beso, cada palabra, cada mirada, cada sueño, en complicidad con Atenea alargándoles la noche, acunando al animal de dos espaldas, retardando el amanecer, paralizando la tierra. Prolongando así el ardoroso movimiento de los dos.

Itaca-Ulises-Penélope.

Chau y hasta la próxima

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