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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 30 de noviembre de 2013

Nº 683 El gato sin botas.

gato atigrado

“Gatos por Darío Jaramillo.Sabiduría de gato:Hacer pereza todo el tiempo sin llegar al tedio. Astucia de gato: fingir que es un animal doméstico."

Había una vez..., así empezaban los cuentos tradicionales llenos de imaginación y fantasía. En muchos de ellos los animales, las plantas eran protagonistas.En especial los animales tenían características humanas, ropajes, por momentos convertidos en verdaderos héroes.El caso del gato sin botas entraría en la categoría de anticuento. El, común, gris atigrado vivía como tantos otros de su especie merodeando por jardines, casas, azoteas. Cazaba como su instinto le ordenaba.Ratones, lauchas,pájaros, jugaba con cuanto se movía.Su personalidad, mejor dicho su gatunalidad lo hacía transformarse con las limitaciones del caso y de su conveniencia en cariñoso, zalamero, adulador interesado con el fin de obtener alimentos,protección.Le bastaban pocos gestos.Un ronroneo oportuno, arqueo de lomo, la cola parada, un restregarse contra las piernas o el cuerpo del benefactor.Eso sí, toda su actuación y conducta estaba regida por su libre albedrío.En ocasiones coincidentes con los frecuentes y regulares celos de las hembras desaparecía de escena. Se sumergía en un mundo salvaje propio de su felinidad, sin ser ese ámbito físico necesariamente una selva. Otra jungla, la ciudadana.Allí a competir, pelear ferozmente con otros machos por una hembra que se apareaba incansablemente.Asegurando así la continuidad de una especie milenaria,sagrada.Reaparecía al cabo de un tiempo maltrecho, lleno de cicatrices,flaco, macilento, hasta con orejas recortadas en batallas ganadas. Nuestro gato sin botas, aunque el no lo supiera en su relación con los hombres tenía un nombre.:digamos Fenol.

Fenol, ahora sí incorporado a la categoría de personaje para un cuento vivía como vivía, y observando con sus ojos amarillos, sus pupilas verticales durante el día, a plena luz, redondas, agrandadas durante su amiga la noche, a esos otros animales que le proporcionaban  comida, protección, cariño.

Reflexionaba sobre esa forma extraña que tenían en sus comportamientos y expresiones.No maullaban, no ladraban como sus enemigos los perros.Emitían sonidos, algunos de ellos ya identificados significándole llamadas, caricias o gritos de reprimendas.El lo sabía, los  interpretaba. Más en su condición de pensador, filósofo,cargado de sabiduría enigmática.El animal protector también escondía sus trampas.Amigo-enemigo.Seguro el más temible de la tierra.Las otras especies,la suya sin engaños ni trampas.Cuestión de defenderse, atacar,sobrevivir.

Las manos que lo acariciaban también eran instrumento de maldades.Cariñosas,alimentándolo,dándole esos sabrosos trozos de carne.Otras, no las habituales, también conquistadoras se la ofrecieron. Notó al comerla pequeñísimas durezas fáciles de tragar.Siguió devorando. El baldío donde se encontraba lo acogió con tibieza. Sus yuyos, sus latas le dirigieron un saludo póstumo. Retorciéndose en atroces dolores se acostó en ese su conocido suelo y allí  casi sin quejidos quedó paralizado, rígido, muerto.

Esta fué la trayectoria del gato sin botas. Sin hazañas, sin papeles protagónicos.Un cuento, su cuento.

Y colorín colorado.....

Chau y hasta la próxima.

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