Nº 846 Y el cielo de la noche de París vió esfumadas sus estrellas

Los reflectores antiaéreos  lo cruzaban en la búsqueda de los dirigibles alemanes que iban a descargar sus bombas.Localizados los aviones franceses intentaban derribarlos.

Eso sucedía en la guerra de l914 hace más de 100 años.La evolución de esas máquinas, portentosa al medir el poco tiempo transcurrido con el trabajoso y limitadísimo vuelo de los hermanos Wright.Ya transformados en los ojos de los ejércitos modernos.

Una tos en la mañana recién nacida, todo el día intacto por delante,me hizo abrir los ojos al tiempo que unos individualizados rayos del sol filtrados por las rendijas de la persiana actuaban como  soporte iluminador de las motas de polvo que flotaban por el ambiente.

Me pregunté cual la relación entre un cielo parisiense, mis ojos abiertos y ese polvo-sol  luciendo su insignificancia en todo su esplendor.Por supuesto había comprendido de un sueño nunca soñado, imprevisto, inesperado, remontándome a más de cien años atrás que no incidieron directamente en mi vida y mi memoria, salvo por los relatos de mi padre que de niños nos contaban historias de la 1º guerra mundial.En cambio sí asimilé, percibí que nosotros los viejos hacemos enormes gastos de energía de la escasa a nuestra disposición para entender los sucesos que tapizan y pavimentan lo que  resta de nuestra vida.Como diría el gran Macedonio Fernández eso nos pasa por cultivar la vocación de la longevidad.Y vaya si lo hacemos, con independencia de nuestra voluntad.Mentira lo de independencia, hacemos lo imposible por seguir viviendo.   Fin

Parafraseando a Douglas Mac Arthur  VOLVERÉ.