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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

martes, 15 de mayo de 2007

Cuentario : La escalera



La o las escaleras , constituyen un elemento que como todas las cosas de uso en un momento dado , diríamos cobra vida. Puede pasar siglos tallada en una montaña, en la selva, en lugares olvidados u ocultos. Hasta que una mirada humana, un pie que la pisa,l a hace revivir. Yo en este caso me voy a referir a una en especial. En mis afortunados viajes por diversas partes del mundo, vi muchísimas. Las pisé, las trepé, bajé. En el Vaticano, Florencia, La Sagrada Familia, Estambul, Machu Pichu, Moscú, San Petersburgo, Washington... por solo citar algunas.
Había llegado a una ciudad puerto, Odessa en el sur de Rusia, hoy Ucrania. Ciudad que me impresionó por su aspecto bastante antiguo, tipo belle epoque. Su puerto, su Mar Negro que navegué, sus playas, balnearios, su edificación y sobre todo su gente. Amable, alegre, ufana de su puerto y su ciudad. Al puerto lo consideraban el mejor del mundo. Sus calles en ese tiempo empedradas con las vias del tranvía sobresaliendo peligrosamente de los adoquines. Sus hermosos parques.Ciudad construida principalmente con la piedra caliza extraída de su suelo. Me dijeron que subterráneamente había unos 800 km de túneles. En lo alto, en relación al puerto y al mar, albergaba en su subsuelo un intrincado laberinto. Declarada ciudad heroica durante la ocupación nazi, la resistencia se refugió en esos túneles que tuve la oportunidad de visitar y padecer.También conocí la ópera, y ví entre otras representaciones el ballet Carmen que ya había visto en el estreno en el teatro Colón de Buenos Aires con Maya Plessiskaia. En una amable reunión fiesta me invitaron a pronunciar palabras que ignoro como fueron traducidas y entre birndis y brindis de vodka me agarré la peor borrachera de mi vida. La jaqueca me duró días despues de mi regreso a Moscú. En Odessa me alojé en un hotel antiguo, acorde con el clima y la arquitectura de la ciudad. Estábamos en pleno verano. Pensé ¿que hago yo con ropa sport y zapatillas? Aqui se imponen traje, rancho y bastón. Para mi sorpresa, mientras lo iba imaginando al bajar por la escalera alfombrada de rojo, me topo con una pareja rusa , el de traje y ella de vestido vaporoso y capelina.
No ignoraba, desde antes de mi llegada de la existencia de la famosa escalera y el primer día salí a explorar caminando rumbo a l puerto con el fin de encontrarla.Y la encontré. Allí estaba. Bajaba hacia el puerto. Subía a la ciudad. Como en la película. Cuando chico el socio de mi padre me la describió en una noche de verano. Luego la ví mucha veces en la película El Acorazado Potemkin. En ese momento la subí y la bajé varias veces. Volví a visitarla antes de partir. Era la misma, intacta. Allí las tropas zaristas masacraron a unas 4 mil personas. Allí la escena del cochecito. Allí con mi imaginacion reconstruí cada cuadro, cada instante. Cada drama. Sin un grito, sin un sonido. A puro gesto, como en la película muda. Después aún fascinado por esa experiencia tan personal, tan subjetiva. Volví al hotel caminando por ahi. Me crucé con gente desconocida, sin poder intercambiar palabra alguna. Sin poder contar mis impresiones, mis sensaciones, la experiencia, los recuerdos que ella despertó. Porque para mí de todas, esa fue la escalera.
Chau y hasta la próxima.

2 comentarios:

analau dijo...

de odesa a basavilbaso, ese fue el viaje en inumerables tristezas y complicaciones
y aqui estoy
sabiendo algo de odesa a traves tuyo
porque ellos no volvieron a nombrar nada de rusia
gracias

coto dijo...

Cuando volviste de ese viaje,nos encontramos en Madrid,Barajas.Estabas leyendo el periodico,me sente a tu lado.Esperabamos a mami.Cuanto tiempo habia pasado desde la ultima vez?.El tema es que me hablaste con tal intensidad de Odessa y de esa escalera que tengo la impresion de haber estado alli.