Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

jueves, 28 de febrero de 2008

Ha pasado un año


Ya ha pasado un año desde ese cercano-lejano 4 de marzo del 2007, cuando hice mi nº presentación. Para mí la experiencia ha sido más que buena. Con éste van, si no me equivoco 85 blogs. Fantaseé con textos, inventé secciones y palabras, abordé temas. Me metí en política. Hice críticas, poemas, cuentos. También casi me muero durante un obligado paréntesis. Conté experiencias. Pretendo, si la vida me lo permite seguir haciendo ¡Ufa!. Para celebrarlo hoy te regalo uno de los cuentos de Cuentario. En total son cuatro. Ya te mostré uno El hombre que rellenaba minutos. Espero te guste este. Chau y hasta la próxima.



La extraña melodía.

Decir que habitaba o vivía en esa vieja casa,podría ser una exageración.
Habitar presupone, además de utilizar un lugar físico,completarlo con vida.
Un mueble, un objeto ocupan un sitio. Un hombre, un animal, una planta viven. Pero Pablo parecía llenar solamente un pequeño y determinado espacio.
Su actitud solitaria, aunque jamás agresiva, demostraba la existencia de un conflicto permanente entre su yo y el mundo exterior.
Nunca ensayó un saludo o espozó un gesto;nada que alterase su figura de hombre pequeño, enjuto, siempre vestido con el mismo terno negro y gastado.
De no ser por determinados y mínimos detalles, simples señales de vida, que se reiteraban por igual, diariamente, podría asegurarse que la casa estaba deshabitada.
Se confundía con la maleza, el abandono y suciedad reinantes, siendo parte de ese raro y a la vez común paisaje, formado por una casa antigua, casi mansión, con verjas forjadas en óxido y tiempo; un enrejado de madera, donde alguna vez su color verde se mezcló con las hojas y flores de un jazmín trepador; un techo de tejas con muchas ausentes, terminando en vencidas canalet5as y gárgolas tapadas; una entrada que en otra época luciera un hermoso jardín, y él
Durante un largo período se lo vió a Pablo ir y venir, su instrumento bajo el brazo.
Algunos afirmaban que además de trabajar en el correo, cosa no comprobada, recibía, o quizá daba, clases de violín. Pero nadie le oyó jamás interpretar una sola nota.
De pronto sus salidas y regresos se hicieron más frecuentes. Llevaba a su casa telas y rollos de distinto tamaño.
Y un día sonó su violín.
Tocaba y tocaba horas enteras.
Al principio las notas parecían un suave murmullo. Semejaban tímidas palabras balbuceadas al oído del ser amado.
Luego, superada la vacilación inicial, una extraña melodía pobló el ambiente.
Partituras singulares fueron interpretadas con cada vez mayor destreza y seguridad para el asombro y deleite del vecindario, o de ocasionales transeúntes que detenían su marcha, atrapados, hechizados por la magia de lo desconocido.
Paulatinamente la música comenzó a tener cierta coherencia, aunque carecía de sistematización.
Continuaba con sus misteriosos viajes, con sus idas y venidas, transportando más y más rollos.
Nuevas y raras melopeas surgían de ese lugar.
Se advirtió un perfeccionamiento en su arte interpretativo, aunque más de una vez pareció llegar a los límites de la locura.
Terribles sonidos, desgarradoras notas, verdaderos alaridos musicales, se escucharon más de una vez.
En algunas oportunidades oíase una música trágica, un auténtico réquiem a la pobreza y a la miseria humana, tocado en una sola nota, con distintas variaciones de tono.
Otras, un himno a la alegría, a la vida, llenaban el aire.
Se transformó en un verdadero demiurgo, aunque su lenguaje interpretativo fuera, más de una vez, calificado de críptico, particularmente para aquellos oidos experimentados
Sus ejecucjiones tenían sí un denominador común: siempre respondían a una aparente concepción caprichosa ,´más bien caótica, sin obedecer a partitura tradicional alguna.
Todo contribuyó a crear sobre su personalidad, un halo de profundo misterio. Taumaturgo de la música, no tardó en revelarse su secreto, y con él, la evidencia de su locura.
Se había empeñado en interpretar la pintura sonoramente, utilizando el método de asignarle a cada uno de los siete colores básicos, el valor tonal correspondiente.
De allí partió la idea de usar obras maestras de la plástica como verdadero pentagrama.De allí sus rollos de reproducciones debajo del brazo.
Chocó con la falta de una sistematización en "su" partitura, donde los colores no son colocados en la tela,como las notas de una obra musical. Además se vió obligado a dejar de lado las formas. (Dificultad que no logró superar).
Por eso su traducción tan subjetiva y arbitraria, donde mensaje y codificación aparecían totalmente disociados.
Mas su talento lo llevó a convertirse en maestro de este, podríamos llamar arte nuevo.
Por su violín desfilaron las obras de los más importantes pintores.
Aquellos terribles sonidos escuchados más de una vez, eran su interpretación de El Jardín de las Delicias, de El Bosco.
El réquiem a la pobreza y a la miseria humana, en una sola nota, correspondía al período azul de Picasso. El himno a la alegría y a la vida, al rosa. Clásicos, renacentistas, impresionistas, representantes de todas y las más antagónicas escuelas, fueron involuntarios artífices e inspiradores de sus extrañas melodías.
Pablo, su demencial ejecutante.
Prisionero de su obsesión artística, alcanzó los límites de la perfección interpretativa.
Poco a poco su personalidad sufrió transformaciones agigantádose su figura otrora insignificante, esmirriada.
Maravillaba escucharlo frente a un Van Gogh, un Cézanne o un Matisse. Desconcertaba con su Picasso, Dalí, Mondrián o Juan Gris.
Pero ambicionaba más. Intentó colarse en los museos con su violín, en incesante búsqueda de nuevas fuentes de inspiración.
Luego comenzó a interpretar paisajes, el mundo,la vida...
Nadie supo más nada de él.
La casa quedó totalmente abandonada, y fué rápida presa de la destrucción.
Aquellas rejas forjadas en óxido y tiempo, se deshicieron devinitivamente. Alguna gárgola yacía en el yuyal con una mueca de tristeza.
Alguien contó cierta vez que Pablo recorría tierras, y que era maravilloso escuchar especialmente sus atardeceres.

Nota: Sergio Aschero inventor de otra escritura musical.

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