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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 13 de agosto de 2008

128 El cuerno de Oro

Con Julia, mi esposa habíamos decidido ir a Turquía. Nos atrapaba la idea de asomarnos a un mundo con tanta historia, cultura, importancia, sobre todo durante el Imperio Otomano. Nuestra civilización le debe enormes aportes que allí se originaron y cimentaron. Hablar de Estambul, de Turquía resulta fascinante. Visualizar los restos de un pasado esplendoroso, grandioso. Sus palacios, monumentos, museos, mercados, bazares, mezquitas. Comprobar la expansión del critianismo, la Santa Sofía. Nos resultó una de las ciudades más bellas y seductoras que conocimos. La llamada puerta de oriente. Pero me voy a referir a un solo lugar, el Cuerno de Oro, porque tiene connotaciones que trataré de contarte y desarrollar brevemente. En el año 1000 AC la población semita se instaló al final del Cuerno de Oro. El Bósforo separa el continente europeo del asiático y el cuerno separa en dos la parte europea. Desemboca en el Bósforo. Durante 600 años estuvo bajo el Imperio Romano y luego el otomano. Fuimos a conocer la belleza del cuerno y allí percibimos la influencia que me llevan a contarte esto. Su espléndida perspectiva, la visión del dorado impresa por la acción de los rayos solares. El agua que discurre hacia el Bósforo, y en esa costanera atalaya, una casa, bar, con algo de museo. Allí nos quedamos con Julia tomando unos vasos de té de manzana, pero sobre todo pensando dónde estábamos. Porque ese lugar, esa casa, era donde vivió Pierre Loti. Un aventurero y escritor francés, oficial de la marina, que nació en 1850 y murió en 1923. Escribió novelas evocativas, exóticas, románticas. Hizo soñar a generaciones de lectores y sobre todo lectoras. Una de sus novelas , "Las desencantadas" era la preferida de mi madre. Lo primero que pensé fué si pudiera contarle donde me hallaba. Con el transcurrir de los años hay sensaciones que van desapareciendo, se van borrando y a veces por causas lógicas o misteriosamente reaparecen. Ya con mis padres muertos y yo más que maduro, cuando algún suceso o algo importante me acontecía, pensaba siempre o se me ocurría contárselo a ellos, e inmediatamente lamentaba no tenerlos más para que se enteraran de la nueva y compartieran mis alegrías o tristezas. Mis fracasos o mis éxitos. Pero esa vez, mientras saboreábamos el té, esa necesidad resurgió con fuerza y pensé, si mamá viviera y yo pudiera contarle donde estoy, en el lugar donde vivió su escritor preferido. Al regreso leí la novela, calibré emocionalmente su significado y me quedé otra vez lamentando esa imposibilidad. Como ves no te cuento una crónica turística sino como de un viaje reaparecen , se activan los resortes de la nostalgia y la ausencia.

Chau y hasta la próxima

4 comentarios:

Inés González dijo...

Es precioso su relato, mientras lo leía venían a mi las imágenes del Cuerno de Oro, estuve allí hace unos años atrás, y también hice un alto en el camino tomado té de manzana mientras contemplaba en un atardecer mágico la belleza del lugar.
Sus palabras desgranaron los recuerdos, la ñoranza y los huecos de esas ausencias.
Gracias por hacerme recuperar la memoria.
inés

analau dijo...

gracias por compartirlo, vieji.
besote
analau

Veji dijo...

Elba García me escribió y dijo:Toda vez que leo atus recuerdos,por ejemplo el del Cuerno de Oro,hablando de atu madre me viene a la mente una frase de A.Camus que te viene de perlas"elsol que reinó en mi infancia me privó de todo resentimiento"

coto dijo...

El Bósforo;tantas conecciones con mis recuerdos.Nunca estuve ahí fisicamente pero sí con mis pensamientos.
El bisabuelo Juan Bautista navegando en su juventud por el estrecho;aquél mítico baúl de Turquía,vosotros y el ahora agregado conocimiento de uno de los autores favoritos de la abuela Vicenta.
Papi,no tengo ninguna duda que todos estaban ahí mientras vos y mami disfrutabais del sitio y el momento.