147 mis sueños pesadillas e insomnios.

                                     

Comienzo una nueva sección .Creí interesante poder contar algunos y meterme en el insondable misterio del sueño que tantos intérpretes intentan desentrañar desde ángulos variados, escuelas, teorías diversas...No te voy a revelar la enseñanza que pueden dejarme mis sueños, ni creo saberlo. Sí te cuento sus historias.

 

Vuelo: durante mucho tiempo y con frecuencia he tenido un sueño cuya recurrencia ha desaparecido misteriosamente. No se ha repetido, por lo menos en todo su esplendor y desarrollo. Como las aves, moviendo los brazos solamente,  emprendía vuelos a mucha altura si así lo decidía. En cielos estrellados como aquellos que veía en mi infanccia con solo dirigirle la mirada buscando a las Tres Marías, en tiempos que el reflejo de la luminosidad ciudadana era casi nulo y los habitantes disfrutábamos de la naturaleza como si viviéramos en las afueras o directamente en el campo. Tiempo muy pasado. Lo cierto es que con ese movimiento remontaba vuelo en forma vertical ante el asombro de la gente y luego planeaba , hacía pruebas de acrobacia. También usaba esa facultad para escapar ante cualquier peligro. La sensación de estar volando, indescriptible. De poder, de excepcionalidad individual pero en especial de libertad. Una libertad mayúscula, sin ningún tipo de trabas. Absoluta. Esos sueños hoy en mi vejez han desaparecido. A veces pequeños y breves atisbos.  Pantallazos. He perdido el placer de gozar tal plenitud. Quizá la causa, me atrevo a esbozarla sea porque al llegar al ocaso de la vida , me encuentre más cerca de la tierra húmeda, acechante, esperándome , que del cielo lleno de belleza y libertad.

 

Otro:Una maceta mediana color minio dentro de un armazón de hierro forjado pintado de negro. Llena de malvones en flor. Respiro hondamente y me despierto. No sé porqué la asocio con mi fosa nasal derecha. No puedo interpretar su significado.

 

A las piñas con un tipo:Yo le pegaba con las débiles fuerzas de un octogenario. Le pegaba, le pegaba. Hasta que ella se despertó asustada, blanco de mis tenues golpes.

 

Llegué a la casa de mis padres en La Falda, Córdoba una noche. Ellos dormían. Me acerqué y les dí un beso a cada uno.  Abrieron los ojos y me sonrieron. Me desperté. Son las 4 y media de la mañana. Mi corazón late fuertemente. Envuelto en una extraña felicidad, no puedo conciliar el sueño.

 

Chau y hasta la próxima