Aparece los miércoles y los sábados

"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 5 de septiembre de 2009

239 Un texto de Antón Chejov

chejov_moscu_1886 Chejov, Moscú 1886

  "Para actuar inteligentemente no basta con la inteligencia" F.Dostoievski.

Si me has leído más o menos, asomado a Ufa, coincidirás que salvo la sección pensamientos ajenos donde utilizo y comento otras opiniones, o cajón de sastre utilizado como intencionado informativo, solamente una vez usé como base un texto del poeta Cesar Vallejo en el nº 197 llamado Idilio muerto. Todo lo demás aunque con citas, siempre han sido el resultado de mis redacciones tratando de trascribir aquello dictado por mi imaginación, sensibilidad, sentimientos, etc. Es precisamente el producto de la sensibilidad y el sentimiento como nos sucede a menudo al ser despertado por un hecho, en este caso una lectura, porque luego de leerlo pensé  brindártelo aunque podés verlo en el libro imperdible Cuaderno de Notas de A.Chéjov. Con su enorme poder de  síntesis, de profunda y bella descripción, dueño de una maravillosa paleta literaria donde extrae colores nacidos de la vida, personajes, hechos. Simplemente leé esta perla.

Título :La grosella espinosa. .X tiene un puesto de empleado en la administración del distrito, es muy avaro, ahorra. Su sueño:casarse, comprarse una propiedad, dormir al sol, beber sentado sobre la hierba fresca, tomar sopa de col hecha en su casa. Veinticinco años pasan, cuarenta, cuarenta y cinco. Poco a poco va abandonando la idea de casarse y sueña sólo con tener una propiedad. A los sesenta años  empieza a leer anuncios muy tentadores, se venden casas con terrenos, bosquecitos, playas, estanques, molinos. Llega a la edad de jubilarse. Por intermedio de un agente inmobiliario, compra una pequeñísima propiedad al borde de un estanque. Al pasear por su jardín sin embargo, siente que le falta algo. De pronto se le ocurre que lo que le falta es un  árbol que le dé grosellas, y manda a comprar uno. Dos o tres años más tarde, con un cáncer en el estómago y la muerte próxima, le sirven un plato de sus propias grosellas. El mira indiferente...En el cuarto vecino ya se afana su sobrina, una mujer de grandes senos, gritona. (El plantó la grosella espinosa en otoño, al invierno siguiente se enfermó... y desde entonces está en la cama. Mirando el plato de grosellas:¡Esto es todo cuanto me dio la vida, al fin de cuentas!). Es  hijo de propietarios arruinados, y a menudo añora esa infancia pasada en la campiña.

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Chau y hasta la próxima.