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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

sábado, 12 de septiembre de 2009

241 Marcando límites o territorios

 

Clorindo Testa, cuadrícula de casas 2008 

Introducción: Encuadramiento discutible porque el espacio no es un objeto pero su conformación física, si le sumamos para este caso como se componen las marcas de sus límites, su contenido.                                           

"Los animales tienen la obsesión de encontrar el secreto de los otros (encontrar el nido); de allí viene en los seres humanos ese secreto que equivale a la lucha por el instinto amimal". A.Chéjov

Habrás observado que hay especies de animales que marcan los límites de su territorio dejando su rastro. Felinos que van orinando. Otros frotando su cuerpo contra árboles o elementos del paisaje, del entorno. Nosotros también tenemos esa tendencia. Por supuesto no me voy a referir a límites geográficos que sería una manifestación macro, movida por distintas causas aunque si indagáramos bien a fondo también podríamos encuadrarla dentro de esa actitud instintiva. Imaginamos al hombre primitivo en su caverna, o en sus distintos habitáculos donde también intentaba por lo menos ocupar, defender lo que consideraba su espacio. Lo hacía en forma individual o asociado quizá en sentido tribal. El resultado de esa tendencia podría manifestarse  si nos detenemos a examinar las distintas expresiones de marcar límites. Hasta podríamos incursionar en límites morales, de conducta, de acción, de no acción en larga enumeración que no viene al caso. Mi pensamiento se dirige a nuestra actitud individual, a la marca de nuestro "territorio". Porque creo todos lo tenemos o pretendemos tenerlo, de una forma u otra. Si hablamos de un lugar físico seguramente estará en la casa, quizá en un rincón, quizá en una habitación si tenemos la fortuna de disponer de ella. Espacio donde se acumulan pertenencias que pueden ser especiales, de uso frecuente o preferidas. Donde pretendamos apoltronarnos en soledad, o en compartir ese lugar. Somos celosos por adjudicada pertenencia. La consideramos con razón como propia y aunque como dije dispuestos a compartirla pero en cesión voluntaria, educada, placentera.Vistas y formuladas estas consideraciones desembocamos en conclusiones variadas. A mí personalmente me gustó siempre marcar límites, no en concepción autoritaria, estoy libre de semejante sentimiento, sino en lograr la disponibilidad de un espacio propio, con visos de cierta exclusividad. Recordemos a Virginia Wolf y su célebre "Un cuarto propio". Si bien  a causas referidas a su condición como mujer, no dejaba de reivindicar para sí aquello que disponían los hombres . Libertad de acción sin sometimiento a reglas que regían para las mujeres. Su inteligente y literario reclamo fué pilar para el avance incontenible de los derechos femeninos, aún incompletos pero de indudable progreso si lo comparamos con los que regían solamente en el siglo pasado. No voy a caer en menciones al referime a los distintos sexos con la vulgaridad tan aceptada de esa palabra  "género".

Como ves marcar límites es parte indisoluble de nuestra personalidad. Queremos tener nuestro espacio propio, fabricándolo de ser necesario o adaptándolo si disponemos de él. De una forma u otra, con métodos menos primitivos que los felinos, no vamos por allí orinado territorios  pretendidamente propios, pero si lo pensamos a fondo y si las circunstancias lo exigieran, quizá en acto instintivo o irracional, algo de eso haríamos.

Chau y hasta la próxima

Nota para la palabra género. En 1995 la conferencia de Pekín con 180 países aceptaron el término gender para combatir la violence of gender.porque los nombres en inglés carecen de género gramatical. El castellano sí lo tiene.Las palabras tienen género masculino y femenino y las personas sexo, varón o hembra. Se adoptó el anglicismo y como bien sostuvo Lázaro Carreter académico ya fallecido han querido combatir la violencia de sexo ejerciéndo la violencia sobre el idioma.del Nuevo dardo en la palabra. L. Carreter pág 225. Me temo que a esta altura su uso como tantos otros será irreversible.

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