nacimiento de tortugas
maruatafes2009 | Vídeo MySpace
Se me ha ocurrido hablar de la creatividad, la inspiración , de aquellas causas que apuntan a la aparición de artistas de distinto género y disciplina. El motivo es el siguiente: ví hace un tiempo un corto referido al escritor Juan Ramón Jimenez. Se lo describía como un chico lleno de vida interior, con una primera ambición,ser pintor para volcarse luego a la literatura, legándonos bellas páginas y su obra más emblemática, Platero y yo. Lo mostraban recorrieron campiñas, pueblos, paisajes en consonancia con una vida imbuída en cierto primitivismo de época. Atrapado y al mismo tiempo despegado de ese ámbito dió vuelo a su talento y nos legó sus creaciones. Comparé esa vida, esos estímulos con la actualidad. Repasé mi propia experiencia y la de las generaciones más alejadas o de discreta cercanía. En ellas la modernidad, el estilo de vida, el progreso fueron moldeando con otros estímulos mentalidades distintas, aparecieron con influencia nuevas corrientes artísticas, consecuencia de la acción de protagonistas,o de oscuros partícipes intrascendentes, ya que siempre se ha dado en la actividad humana la simultaneidad entre lo mediocre con lo genial. Así en viaje no pormenorizado arribé a un hoy y me detuve en la reflexión sobre cuales son y de qué se componen las causas motivadoras que permiten florecer nuevas expresiones. Sin generalizar por acción abarcativa pensé en el derroche negativo de estímulos y en las formas presentes. La disponibilidad de recursos amplísimos y casi instantáneos de comunicación e intercambio; el mercado oferente de un consumismo no imaginado; el bombardeo sistemático destinado a esos chicos consumidores, más cambios sustanciales en la relación humano-sociales, niño-niña, hombre-mujer ,las crisis educativas, produjo y produce un impacto con amplia posibilidad negativa para dar nacimiento a nuevos talentos creativos, de valor destacado, así con independencia de tendencias cuya valorización cultural son de manifiesta relatividad. Si nos dirigimos a nuestro alimento imaginativo basado en imágenes, lecturas, hasta con cierta ignorancia ilustrada la belleza de las aventuras de piratas, sus islas, los mosqueteros, los viajes fantásticos en una tierra llena de secretos no revelados, misterios insondables, nos ayudaba a forjar una fantasía deliciosa, y no lo digo con nostalgia solamente. Incomparable un velero de aventura o corsario surcando mares azules, verdes, tormentosos con una nave espacial en batallas intergalácticas tripuladas por monstruos. Incomparable belleza estética con esas criaturas provenientes de un cosmos , sí de gran hermosura y misterio, mas no superpoblado de habitantes repugnantes. Si a ello le sumamos el uso absoluto y despiadado de internet, la TV y otros medios me pregunto con esta mentalidad de anciano¿dónde abrevarán los futuros creadores cuando por su mente cruzan los estímulos actuales?.¿Cuál la habitabilidad de un barrio que de plácido y bucólico se pasó a uno transitado en exceso, cruzado por vehículos, gente urgida que se desconoce o de escaso intercambio social?. Ruidos, sonidos, violencia, drogas, inseguridad y un largo etc. ¿Sobre qué fuentes abrevarán? ¿Cómo despertar y utilizar el talento propio?. Por supuesto que también así nace un arte o un nuevo arte. Pero,¿cuanto tiempo perdido en el "entretenimiento", los deseos inducidos puestos al alcance de la mano para fomentar un consumo estúpido?. Voy más lejos y en el desconcierto generado por tantos meta mensajes me interrogo si pueden nacer así inquietudes y ejemplos con entidad suficiente para concretar en una importante masa vuelcos creativos por encima de las certezas y deseos de consumo,.Y entonces pensé no ya en el documental sobre Juan Ramón Jimenez, ni tampoco en lo que fuí desgranando en este discutible e incompleto texto sino en el nacimiento de las tortugas marinas. Aquellas que luego del tiempo correspondiente, rompen los cascarones de sus huevos enterrados en la arena de la playa. Huevos que han sorteado indemnes en el azar de la naturaleza, la acción de los predadores, engranajes de la maquinaria del equilibrio natural, y ellas emprenden veloz y alocada carrera hacia el mar. Son muchas pero pocas las que llegan. Gran cantidad son nuevamente presa de los encargados de cumplir con las leyes. Recorren un interminable y corto trayecto para llegar hasta las aguas salvadoras. Y de allí en màs su vida, su supervivencia, su retorno a esas playas en misión reproductiva. Y me volví a decir. El sistema, nosotros somos los predadores que en este caso, rompiendo el camino del equilibro natural matamos a las tortuguitas de la creación, les imponemos sistemas, información, patrones no creativos o modas de escaso o ínfimo valor. Nuestros jóvenes tortugas se ven y verán así imposibilitados en gran medida de correr hacia un mar que ignoran, está al alcance de su mano, pero no pugnarán por llegar a él,desconociendo así una de las facetas más importantes del alma, de la capacidad humana.
Somos culpables de su suerte, mejor dicho, de su no suerte
Chau y hasta la próxima
Somos culpables de su suerte, mejor dicho, de su no suerte
Chau y hasta la próxima
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