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"Dios me puso en tu pagina como un tábano sobre un noble caballo para picarlo y tenerlo despierto" (algo de Sócrates).

miércoles, 23 de febrero de 2011

392 El baúl

 el baúl 

"El destino, el sino, la suerte, la desgracia. El sí. El no"
El rumbo, Turquía. Nuevamente surcar las aguas de un Mediterráneo conocido como la palma de la mano. Una sola vez cruzó el estrecho y se aventuró hasta las costas brasileñas. Su misión y función comerciar dentro de ese histórico mar. Sus largas singladuras, por momentos no tan largas entre los archipiélagos griegos. Repitiendo rutas fenicias, griegas, romanas.  Mezcla de historia y mitología. Su barco, el Fieramosca gallardo, soberbio conducido por su mano maestra, con conocimiento científico, experiencia marinera. Velocidad y dirección del viento, de las corrientes, de la profundidad, apoyado en la medición del tiempo hecho con la ampolla, el reloj de arena, que además marca los turnos , las guardias ordenadas al sonar la campana de cubierta. El hermoso barco, proa a Estambul. Ciudad hechizante, esplendor del imperio otomano. Siluetas y siluetas de mezquitas recortando el horizonte, dándole una característica única. Palacios, un Bósforo azul, un cuerno de oro bien dorado. Voces al desembarcar con lenguaje incomprensible, pero con un denominador común, la comprensión de otro lenguaje propio entre habitantes y marineros, en código propio. El en su caminata portuaria, entre bazares y negocios de poca monta, lo ve, regatea, lo compra. Lo hace llevar a su barco, a su camarote. Le entregan la llave y el secreto para abrirlo. No lo hace ni lo intenta. Lo deja cerrado en un rincón de su habitáculo de capitán. Con el tiempo y la navegación, en la soledad cree oir voces, sonidos dentro de ese baúl. Lentamente  se le va antojando como algo mágico. Cual Ulises tapa voluntariamente sus oídos y se ata mentalmente a un mástil. Los sonidos y las voces crecen. Suena un idioma extraño mezcla de genovés y español. Resiste. De regreso a Savona, Génova se cruza con la bella muchacha, la misma niña que dejó en la partida. La hace suya y continúa con los viajes y su baúl cada vez más lleno de misteriosos mensajes. A cada regreso un hijo nuevo. El baúl lo obsesiona, lo ha desembarcado, y ahora ocupa un lugar en su vivienda. Por fin decide abrirlo y lo consulta con ella. Los dos se miran fijamente. Otras voces les han llegado con murmullos que les hablan de otro país donde muchos compatriotas se dirigen para superar hambre, miseria. Prestan atención al las voces provenientes del seno del baúl. Suenan ruidos de carruajes, sonidos parecidos a los oídos en otros mercados pero diferentes. Toma la llave mágica e inicia su tarea. La cerradura comienza a sonar cual campanita. Siete vueltas en el sentido de las agujas del reloj. Sonido parejo, igual, monótono.De pronto ese sonido, con sutileza cambia, no es igual. Detiene la marcha y retrocede en sentido contrario. La cerradura cede. Levanta la tapa, mira en su interior. Suficiente. Lo cierra. Agrupa a su familia, recoge a su prole, carga el baúl y parten todos a cumplir su destino.


Chau y hasta la próxima.

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